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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que contar y contarlo" (Oscar Wilde). "Me he dedicado a investigar la vida y no sé por qué ni para qué existe" (Severo Ochoa).

martes, 4 de marzo de 2014

El descubrimiento del celacanto

Los celacantos constituyen un extraño Orden de peces (Coelacanthiformes) compuesto únicamente por dos especies. Son peces muy primitivos, de hecho los expertos creían que se habían extinguido más o menos a la vez que los dinosaurios, a finales del Cretácico (hace unos 65-70 millones de años).

Pertenecen a la Clase de los Sarcopterigios (peces de aletas lobuladas), que además de los celacantos incluye tres géneros de peces pulmonados o dipnoos (Protopterus en África, Lepidosiren en Sudamérica y Neoceratodus en Australia). Los Sarcopterigios son supervivientes de un grupo que fue abundante durante el periodo Devónico del Paleozoico. La característica más importante de esta Clase de peces son sus aletas pares y carnosas que son consideradas predecesoras de las extremidades de los tetrápodos, es decir, los animales que habitan el medio terrestre. Son peces de esqueleto óseo. Poseen mandíbulas y dientes con esmalte. La piel está recubierta de escamas. Los pulmones se utilizan para respirar en los dipnoos pero no en el celacanto, en el que han derivado en una vejiga natatoria utilizada como órgano de flotación mediante la regulación de la cantidad de aire en su interior.

Réplica de Latimeria chalumnae (celacanto de las Comores). Autor de la fotografía: Citron / Wikimedia Commons.

El celacanto de las Comores o simplemente celacanto (Latimeria chalumnae), Smith, 1939, es considerado un fósil viviente ya que apenas ha cambiado su aspecto en casi 400 millones de años. El cuerpo de este animal es de color azul oscuro o marrón con manchas blancas que confieren a cada individuo un patrón único y les proporciona un buen camuflaje en las cuevas. Poseen un receptor en la cabeza que usan para detectar a sus presas o supervisar el entorno, ya que es capaz de percibir campos eléctricos. Este pez alcanza más de 2 metros de longitud y puede pesar más de 90 kg.

El celacanto fue descubierto por casualidad después de que los científicos lo creyeran extinto hacía unos 70 millones de años. En 1938 Marjorie Courtenay-Latimer era la encargada de un pequeño museo en la ciudad portuaria de East London, en Sudáfrica. Marjorie había entablado amistad con Hendrick Goosen, patrón de una embarcación de pesca que solía faenar en las aguas del Índico próximas a la costa sudafricana. Tenía por costumbre revisar las capturas que realizaba dicha embarcación (de nombre Nerine) de vez en cuando por si entre ellas se encontraba algún espécimen válido para exponer en el museo. En diciembre de ese mismo año el pesquero Nerine entró en el puerto de East London después de una temporada de arrastre en la desembocadura del río Chalumna. Marjorie se disponía a felicitar las Navidades a los miembros de la tripulación, cuando observó una extraña aleta azul sobresaliendo entre el montón de peces capturados. De vuelta en el museo con el enigmático pez Marjorie consultó los pocos libros especializados que tenía a mano y en uno de ellos pudo observar la foto de un pez prehistórico similar al que tenía ante ella. Realizó un boceto del pez y se lo mandó junto a una descripción al profesor J.L.B. Smith, un apasionado de los peces de la Universidad de Rhodes, al sur de East London, con la mala suerte de que el profesor se encontraba ausente por vacaciones.

Marjorie Courtenay-Latimer (1907 - 2004). Wikipedia.org.

El profesor Smith llegó al museo de East London el 16 de febrero de 1939. Cuando vió el espécimen (que había sido montado para exposición por su descubridora) exclamó: "Siempre supe que en algún lugar o de alguna manera un pez primitivo de esta naturaleza aparecería". Smith identificó el pez inmediatamente como un celacanto. Pronto se calificaría el descubrimiento como "el hallazgo zoológico más importante del siglo". Se llegó a decir que un dinosaurio viviente no tendría tanta repercusión como este hallazgo.
Una foto del animal tomada por un reportero del periódico local enseguida dio la vuelta al mundo y se dice que acudieron más de 20.000 personas a una exposición del pez de tan sólo un día de duración.

El profesor Smith estaba obsesionado con hallar un segundo ejemplar de celacanto intacto, ya que el ejemplar encontrado por Marjorie Courtenay-Latimer carecía de órganos internos al haber sido montado para exposición. Smith ofreció una recompensa y distribuyó la foto del animal por toda la costa este africana hasta Kenia. Sin embargo no fue hasta el 21 de diciembre de 1952 (catorce años después del descubrimiento del primer celacanto) cuando se encontraría el segundo espécimen. La captura tuvo lugar en aguas de las Islas Comores, entre Tanzania y Madagascar. Dos pescadores de la zona llevaron el animal que había caído en sus redes al Capitán Hunt, quien se había encargado de anunciar la recompensa por territorio de Comores. Hunt había quedado fascinado por la historia de esta criatura después de asistir a una conferencia de J.L.B. Smith. Hunt avisó inmediatamente del hallazgo al profesor Smith, quien negoció con el primer ministro de Sudáfrica un avión para volar a las Comores obteniendo una respuesta positiva. Cuando Smith aterrizó en las Comores y vio que se trataba realmente de un celacanto lloró de la emoción. No sólo tenía un ejemplar intacto, sino que además la familiaridad de los nativos con el pez (al que llamaban "mame" o "gombessa") demostraba que una población de celacantos se encontraba de forma permanente en las islas. J.L.B. Smith contó su relato de la historia del celacanto en el libro "Old fourlegs", publicado por primera vez en 1956.

El nombre científico de la especie (Latimeria chalumnae) hace honor a su descubridora (Marjorie Courtenay-Latimer) y al río Chalumna, en cuya desembocadura fue capturado el primer ejemplar.

Sello postal de la República Sudafricana mostrando la imagen del profesor J.L.B. Smith y Marjorie Courtenay-Latimer junto al celacanto. Scientificillustration.tumblr.com.

El celacanto vive en aguas profundas, entre 150 y 700 metros, donde existen cavernas submarinas, arrecifes profundos y volcanes. También se ha rastreado al celacanto a profundidades de tan sólo 17 metros. La profundidad a la que vive hace difícil la obtención de datos acerca de su biología. Son peces ovovivíparos, los jóvenes se desarrollan en el interior de la madre y poseen un saco vitelino exterior que va disminuyendo de tamaño a medida que el embrión se desarrolla. La madre da a luz hasta 26 jóvenes celacantos. Se piensa que estos peces pueden tener una longevidad de hasta 80 años.
Los celacantos parecen ser más activos por la noche, la cual dedican a alimentarse, mientras que pasan el día en cuevas submarinas. Son predadores oportunistas, alimentándose principalmente de peces como las anguilas, peces linterna, peces cardenal, rayas, calamares...

Vídeo del canal Nat Geo Wild en el que puede verse al celacanto en su hábitat natural:


El área geográfica en el que viven poblaciones de Latimeria chalumnae se circunscribe al océano Índico, especialmente el brazo de mar (en el que se encuentran las Islas Comores) que se extiende entre la costa este africana y la isla de Madagascar. Su área de distribución se extiende por el sur hasta la costa de la República Sudafricana y por el norte hasta la costa de Kenia, como puede observarse en el siguiente mapa:

Área de distribución de L. chalumnae

La especie está catalogada por la Lista Roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) como especie en peligro crítico de extinción. A pesar de que es difícil estimar el número de efectivos de sus poblaciones debido principalmente a la gran profundidad de su hábitat, se piensa que la población de las Comores sufrió un importante declive durante los años 90. De vez en cuando son capturados en las redes de los pescadores locales mientras estos tratan de pescar otros peces de aguas profundas. Se estima que tienen una baja tasa de reproducción, lo que hace a este animal especialmente vulnerable a la eliminación de las hembras gestantes.

Se han tomado algunas medidas de protección con el celacanto, como incluir a la especie en el Apéndice I de CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas). Los pescadores locales de la Isla Grande de Comores se han impuesto la prohibición voluntaria de pescar en áreas donde vive el celacanto en un intento por preservar a la especie más emblemática del archipiélago. En este sentido la organización "Coelacanth Rescue Mission" distribuye "kits de liberación" entre los pescadores de Comores, los cuales proporcionan un método eficaz de liberación en profundidad de los celacantos que caen accidentalmente en sus redes. Probablemente estas medidas ya estén teniendo efecto, ya que se han observado signos que indican que la población de las Comores puede estar estabilizándose.

Foto del Museo de Maputo (Mozambique) mostrando una hembra antes de ser diseccionada en 1991. Es uno de los ejemplares más grandes capturados, con 178 cm y 98 kg de peso. Dinofish.com.

La historia del celacanto no termina aquí, ya que una nueva población fue descubierta a finales de los años 90 en el norte de Sulawesi (Indonesia). Esta población vive muy alejada de Latimeria chalumnae y es considerada una especie diferente. Es conocido como el celacanto de Sulawesi (Latimeria menadoensis) y en aspecto es casi idéntico a su pariente del Índico. Sólo se conoce en 3 localidades del Mar de Célebes (norte de Sulawesi). Los 2 primeros ejemplares fueron capturados en la localidad de Manado Tua en septiembre de 1997 y julio de 1998 respectivamente. El siguiente fue capturado en Manado Bay en mayo de 2007. El animal ha sido observado también cerca de la localidad de Dondo Bay. Se piensa que es un animal escaso, con un número de efectivos adultos inferior a 10.000, aunque lo cierto es que no hay mucha información acerca de las tendencias de esta población. Debido al escaso número de localidades en que se ha detectado su presencia L. menadoensis es considerada una especie vulnerable por la UICN.

Más información sobre el celacanto:

Latimeria chalumnae en IUCN Red List

http://www.dinofish.com/

http://en.wikipedia.org/wiki/Coelacanth

http://es.wikipedia.org/wiki/Coelacanthimorpha

Galería de fotos y vídeos sobre el celacanto

http://nationalgeographic.es/animales/peces/celacanto

Latimeria menadoensis en IUCN Red List

El celacanto en Encyclopedia of Life

http://en.wikipedia.org/wiki/Marjorie_Courtenay-Latimer

El profesor J.L.B. Smith en wikipedia


*Nota: Esta entrada participa en la XXIX Edición del Carnaval de Biología cuyo blog anfitrión es ::ZTFNews

martes, 21 de enero de 2014

Mokèlé-mbèmbé, ¿sobreviven los saurópodos en África?

De acuerdo con el explorador inglés William Gibbons, las primeras noticias que se tienen de esta criatura en el mundo occidental podemos datarlas de 1776, cuando un misionero francés en el Congo llamado Abbot Proyart descubrió en la zona pantanosa de Likouala (actual República Democrática del Congo) unas enormes huellas de casi un metro de circunferencia, separadas unos 2 metros entre sí y provistas de garras. Uno de los sacerdotes que se encontraban de misión en el Congo incluso afirmó haber visto varios de estos animales mascando vegetación mientras él y sus acompañantes vadeaban el río. Hay que tener en cuenta que el término "dinosaurio" fue propuesto por Sir Richard Owen en 1842. Por tanto, a finales del siglo XVIII aún no se sabía nada acerca de estos grandes reptiles extintos.

Quizás el momento en que el mokèlé-mbèmbé empezó a ser centro de atención fue a partir de 1909, cuando el cazador de caza mayor Carl Hagenbeck mencionó la leyenda sobre el animal en su autobiografía. Hagenbeck había sido informado por medio de dos europeos (independientes entre sí) de un extraño animal de gran tamaño que vivía en los pantanos de el Congo. Más tarde, el naturalista Joseph Menges le informó de "una especie de dinosaurio parecido al brontosaurio que habitaba los pantanos". Tras oír esto Hagenbeck envió una expedición a la zona, pero la búsqueda del nuevo animal tuvo que ser abortada enseguida debido a las enfermedades y a la hostilidad de los nativos. A partir de este momento el número de expediciones en busca de esta criatura comenzó a incrementarse significativamente.


Representación clásica de un mokèlé-mbèmbé comparado con un pigmeo. Fuente: genesismission.4t.com

El término mokèlé-mbèmbé significa "el que detiene los ríos" en lingala, lengua bantú hablada por los habitantes de los territorios donde supuestamente vive el animal, principalmente la zona donde confluyen las fronteras de la República Democrática del Congo (antiguo Congo Francés o Zaire) , Camerún, la República del Congo (antiguo Congo Belga) y la República Centroafricana. Es una extensa zona de selva tropical pantanosa, buena parte de ella aún inexplorada y habitada principalmente por los pigmeos.

Los testigos que han tenido un encuentro con el animal afirman que su tamaño es algo mayor que el de un elefante, variando su longitud de unos testimonios a otros pero encontrándose en todo caso alrededor de los 4-6 metros de altura y entre 5 y 10 metros de longitud. Su piel es bastante lisa y de un color grisáceo pardo. Tiene grandes pies con 3 garras. Cuello y cola largos y flexibles. Algunos relatos aseguran que posee un único diente aunque de tamaño muy grande. Otros relatos hablan de un cuerno.
Tanto la descripción que los nativos hacen del animal, como el hecho de que al serles presentados dibujos de distintos animales con mucha frecuencia identifican al mokèlé-mbèmbé con un saurópodo, han hecho pensar a algunos científicos en la posibilidad de que un grupo de estos dinosaurios haya sobrevivido en las recónditas e inexploradas profundidades de las selvas africanas hasta nuestros días. Se trataría de una especie de saurópodo de "pequeño" tamaño, comparable al de un elefante, ya que algunas especies de estos animales podían alcanzar los 30 metros de longitud. Los más escépticos se niegan a aceptar la supervivencia hasta la actualidad de una especie de dinosaurio.


Una de las huellas encontradas en las diferentes expediciones y que se atribuyen al mokèlé-mbèmbé. Extraída del blog tejiendoelmundo.wordpress.com.

Algunas de las expediciones que se han adentrado en las selvas del África Central en busca de evidencias de la existencia de estos animales han sido llevadas a cabo por científicos o instituciones de prestigio. Tal es el caso de la expedición realizada en 1920 por la Smithsonian Institution de Washington D.C. Estaba formada por 32 hombres. Los guías africanos de dicha expedición encontraron unos misteriosos rastros a lo largo de la ribera de un río y más tarde el equipo pudo oír rugidos "que no tenían ningún parecido con cualquier animal conocido" provenientes de un pantano sin explorar. Por desgracia la expedición terminó en tragedia. El tren que los conducía a entrevistarse con los miembros de un poblado que afirmaban haber visto al mokèlé-mbèmbé descarriló y volcó perdiendo la vida 4 miembros del equipo mientras que otros 6 resultaron gravemente heridos.

Uno de los científicos que más interés ha mostrado por la enigmática criatura africana ha sido el recientemente fallecido Roy P. Mackal, quien fuera profesor de Biología durante muchos años en la Universidad de Chicago. Mackal participó en 2 expediciones en busca del animal. La primera de ellas fue en 1980 junto a James Powell, quien a su vez había llevado a cabo otra expedición en 1976. En la expedición de 1980 Mackal y Powell recogieron numerosos testimonios de los nativos y observaron que muchos avistamientos provenían de la ribera del río Likouala-aux-Herbes, cerca del lago Tele.
La segunda expedición en la que participó Mackal tuvo lugar en 1981, esta vez junto a Richard Greenwell, Justin Wilkinson y el zoólogo congoleño Marcellin Agnagna. No tuvo gran éxito, ya que sólo pudieron encontrar algunos rastros supuestamente dejados por el misterioso animal.
No obstante, las dos expediciones le sirvieron a Mackal para escribir uno de los pocos libros que pueden encontrarse hoy en día dedicados en exclusiva al mokèlé-mbèmbé, titulado "A living dinosaur? In search of mokele-mbembe".


Carátula del libro de Roy Mackal. Brill Academic Pub (1987). Imagen de amazon.com.

Uno de los acompañantes de Mackal en la expedición de 1981, el zoólogo del zoo de Brazzaville Marcellin Agnagna es uno de los poquísimos estudiosos de este tema que afirman haber tenido un encuentro cara a cara con el animal. En 1983 lideró una expedición al lago Tele. Agnagna y su equipo afirman haber observado el largo cuello y la cabeza del animal asomando fuera del agua durante varios minutos. Incluso afirman haber filmado al animal, con la mala suerte de que no se percataron de que la lente de la cámara estaba cubierta. Según ellos la cabeza del animal era rojiza, parecida a la de un cocodrilo, con ojos ovalados y una nariz estrecha. El zoólogo afirmó que el animal era un reptil, pero no era ni un cocodrilo, ni una pitón, ni una tortuga de agua dulce. Su testimonio es uno de los más famosos, junto quizás al del naturalista y escritor Iván T. Sanderson, quien en 1932, según sus palabras, también tuvo un encuentro cara a cara con el animal mientras navegaba en canoa por el río Mainyu junto a un acompañante. Describieron un sonido terrorífico al que siguió una agitación de las aguas delante de ellos tras lo cual una cabeza casi tan grande como la de un hipopótamo y sostenida por un largo cuello emergió del agua y permaneció mirándolos. Según Sanderson "parecía algo que debería haberse extinguido millones de años atrás".


Representación artística de pigmeos cazando a un mokèlé-mbèmbé. Cryptidz.wikia.com.

Otras muchas expediciones han explorado la zona hasta nuestros días, aunque sin aclarar el misterio.

Una de las historias más sorprendentes acerca de la relación entre los pigmeos y el mokèlé-mbèmbé es la  narrada por William (Bill) Gibbons y publicada en la revista digital "The Anomalist", revista dedicada según sus propias palabras a "explorar los misterios de la ciencia, la naturaleza y la historia". Hacia 1960 los pigmeos de la región del lago Tele pescaban a diario en los canales de agua que conducen a dicho lago. Estos mismos canales eran usados por varios ejemplares de mokèlé-mbèmbé para acceder al lago y alimentarse de su vegetación (es comúnmente aceptado que son animales herbívoros). Este hecho interrumpía la actividad de los pigmeos en el lago, por lo que decidieron levantar una barrera para evitar la entrada de estos animales al mismo. Cuando sorprendieron a dos de estas criaturas intentando romper la barrera para entrar en el lago, los pigmeos lancearon a uno de ellos hasta darle muerte y luego cortaron en pedazos al animal, tarea que les llevó varios días debido a su tamaño. Los pigmeos que participaron en dicha cacería incluso eran capaces de imitar los gritos proferidos por el animal mientras estaba siendo cazado, según palabras del misionero Eugene P. Thomas, que fue quien dió los detalles de esta historia al explorador Gibbons. Más tarde fue llevada a cabo una celebración en la que se comió la carne del animal. Sin embargo aquellos que participaron en el banquete murieron, ya fuese por envenenamiento o por causas naturales.


Fotografía tomada por una expedición japonesa en el Lago Tele en 1992 (fuente).

Gibbons cuenta en el mismo artículo que durante su primera expedición a la zona (1985) conoció a varios pigmeos que aseguraban haber visto animales de este tipo en los ríos Sangha y Likouala-aux-Herbes. Esos pigmeos afirmaban que aún había al menos 2 mokèlé-mbèmbés viviendo en las proximidades del lago Tele. Sin embargo, Gibbons duda de que Agnagna y otros exploradores como Rory Nugent o Herman Regusters hayan visto al misterioso animal debido a que según sus palabras "durante nuestras dos visitas a el Congo mis colegas y yo fuimos incapaces de encontrar a uno sólo de las docenas de testigos que se dijo habían visto al mokèlé-mbèmbé junto a los mencionados exploradores". Agnagna cambió varias veces su versión, y según Roy Mackal lo que el zoólogo africano observó pudo ser la tortuga gigante africana de agua dulce (Trionyx triunguis). Regusters y su esposa ofrecen dudas ya que sólo ellos vieron al mokèlé-mbèmbé atravesando el lago Tele a pesar de que otras 28 personas les acompañaban en la expedición. De las fotos de Rory Nugent afirma que podrían ser cualquier cosa. La historia al completo puede leerse (en inglés) aquí.

                                       


HIPÓTESIS SOBRE EL MOKÈLÉ-MBÈMBÉ

1) Un saurópodo actual. La idea de que una especie de dinosaurio haya podido sobrevivir durante los últimos 65 millones de años y pasar desapercibida para la ciencia es desechada por la mayoría de científicos actuales. Los que se apoyan en esta teoría dan como principales argumentos la vasta extensión y frondosidad de las selvas que cubren la cuenca del río Congo y el hecho de que gran parte de ese territorio aún no ha sido pisado por el ser humano. Otro argumento para la esperanza de quienes quieren creer que un saurópodo ha sobrevivido hasta nuestros días es que prácticamente todos los años es descubierta alguna nueva especie de animal de gran tamaño, aunque bien es verdad que se hace difícil creer que una población compuesta por varios cientos de animales de un tamaño mayor incluso que el de un elefante haya podido pasar desapercibida hasta nuestros días por muchos kilómetros cuadrados de selva que queden por explorar. Sin embargo, no sería la primera vez que es descubierta una especie que se creía extinta mucho tiempo atrás, como es el caso del celacanto, pez que se creía extinto desde hacía casi 70 millones de años y que fue pescado por casualidad en aguas del océano Índico en 1938. Es considerado un fósil viviente.

2) Confusión con otros animales. El hecho de que ninguna de las muchas pruebas que se tienen hasta ahora sean concluyentes hace pensar que los supuestos avistamientos del mokèlé-mbèmbé no sean más que la confusión con otros animales. Se ha hablado de elefantes cruzando cursos de agua con su trompa asomando por encima de la superficie, cocodrilos, hipopótamos o incluso rinocerontes (a pesar de que estos últimos no son habitantes de la selva).

3) Una nueva especie animal. Hay quien cree que se trata de una especie de animal de gran tamaño que habita las selvas centroafricanas aún desconocida por la ciencia. Una posibilidad sería que se tratase de una especie de varano, lagartos de gran tamaño que pueden presentar el cuello alargado. Si bien es cierto que los varanos son grandes, no se conoce ninguna especie de un tamaño tan descomunal. Sin embargo, proporcionalmente la diferencia en masa corporal entre la especie más grande y la más pequeña de varano es la misma que entre un ratón y un elefante. Ningún otro grupo de vertebrados muestra tanta variación en masa corporal (Pianka, 1995), por lo tanto algunos piensan que podría existir en la cuenca del río Congo una especie de varano de dimensiones realmente descomunales. El más grande conocido hasta ahora es el varano de Komodo, que alcanza 3 metros de longitud. Respecto a su alimentación, la mayoría de varanos son carnívoros, pero 2 especies de Filipinas también incluyen vegetales en su dieta.
Dentro de la hipótesis de una especie aún desconocida para la ciencia, han surgido otras propuestas, como la de que se trate de una especie de mamífero de gran tamaño pariente de otros conocidos actualmente.

La leyenda del mokèlé-mbèmbé podría hacer referencia en realidad a una especie de mamífero de gran tamaño, como este pangolín gigante. Hyrotrioskjan / deviantart.com.

4) Simplemente un mito. Según el escritor experto en temas de divulgación científica Bob Strauss, la explicación más probable es que el mokèlé-mbèmbé tan sólo representa un mito, una leyenda. Este autor achaca la creencia en este ser al hecho de que la región pudo estar habitada en el pasado por animales como los rinocerontes y las historias acerca de encuentros con dichos animales han pasado de generación en generación a lo largo de miles de años, permaneciendo en la memoria colectiva de los pueblos de la zona. Por ejemplo, algunos arqueólogos piensan que el origen del ser mítico llamado unicornio se encuentra en el Elasmotherium, un rinoceronte gigante de un sólo cuerno que se extinguió en Europa hace tan sólo 10.000 años. Un caso similar podría estar relacionado con el mokèlé-mbèmbé.

La historia del mokèlé-mbèmbé no ha pasado desapercibida para el cine. En 1985 fue filmada la película "Baby, el secreto de una leyenda perdida", en la que una paleontóloga y su marido descubren una madre de brontosaurio junto a su cría en África y tratan de protegerlos de los cazadores furtivos. En 2012 fue lanzado el film "Proyecto dinosaurio", en el que una expedición británica formada por un grupo de científicos y un equipo de televisión viajan a el Congo en busca de evidencias de la existencia de dinosaurios. Terminan encontrándose con criaturas que se creían extintas millones de años atrás.

Más información sobre el mokèlé-mbèmbé:

El mokèlé-mbèmbé en wikipedia

Recopilación de las expediciones en busca del animal

http://www.mokelembembe.com/

http://creation.com/mokele-mbembe-a-living-dinosaur

http://dinosaurs.about.com/od/dinosaurcontroversies/a/Mokele-Mbembe-Dinosaur.htm

http://www.escalofrio.com/n/Criptozoologia/El_Mokele_Mbembe/El_Mokele_Mbembe.php

http://pijamasurf.com/2013/08/mokele-mbembe-la-busqueda-del-mitico-dinosaurio-africano/

http://www.mundoparanormal.com/docs/criptozoologia/mokele.html

http://www.livescience.com/38871-mokele-mbembe.html

http://www.kisskissbankbank.com/mokele

http://www.unknownexplorers.com/mokelembembe.php

http://karlshuker.blogspot.com.es/2013/01/shukernatures-top-ten-living-dinosaurs.html

http://www.amazon.es/Drums-Along-Congo-Mokele-Mbembe-Dinosaur/dp/1450240453

http://books.google.es/books?id=Rp4nUKjYq_sC&hl=es&source=gbs_similarbooks

Más información sobre Roy P. Mackal:

http://www.cryptozoonews.com/mackal-obit/