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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que contar y contarlo" (Oscar Wilde). "Me he dedicado a investigar la vida y no sé por qué ni para qué existe" (Severo Ochoa).

domingo, 23 de junio de 2019

La ballena de Groenlandia, dos siglos surcando los mares

La ballena de Groenlandia (Balaena mysticetus), también llamada ballena franca de Groenlandia o ballena ártica, fue descrita por primera vez por Carlos Linneo en la décima edición de su obra "Systema naturae" (1758). La taxonomía de la familia Balaenidae siempre ha sido controvertida, cambiando a lo largo del tiempo. En un principio, la ballena de Groenlandia fue clasificada junto con las ballenas francas como una sola especie bajo el nombre Balaena mysticetus. Sin embargo, a partir del trabajo de John Edward Gray en 1821, comenzó a considerarse a la ballena de Groenlandia una especie distinta de las ballenas francas. El estatus taxonómico de estas últimas aún se discute hoy en día, aunque organismos como la IWC (International Whaling Commission) reconocen tres especies distintas: la ballena franca del Atlántico norte, la ballena franca del Atlántico sur y la ballena franca del Pacífico norte. En todo caso, los estudios genéticos de los últimos años han confirmado la separación de las ballenas francas y la ballena de Groenlandia en dos géneros distintos (Eubalaena y Balaena respectivamente). 

Ilustración de una ballena de Groenlandia (fuente).

Esta especie es considerada la segunda ballena de mayor tamaño, solamente superada por el rorcual azul. Los machos miden aproximadamente entre 14 y 17 metros de longitud, mientras que las hembras son algo mayores, midiendo de media entre 16 y 18 metros. El peso de estos animales oscila entre 75 y 100 toneladas. Su nombre vulgar en inglés (bowhead whale) proviene de su boca en forma de arco, ya que la mandíbula inferior forma una especie de U alrededor de la mandíbula superior. Las barbas de este animal son las más grandes de todas las ballenas, llegando a medir cuatro metros y medio de longitud vertical. Su cráneo representa al menos un tercio de su longitud total y en la mandíbula inferior suelen tener una mancha blanca que contrasta con la coloración negra del resto del cuerpo. Poseen una capa aislante de grasa de más de medio metro de espesor que las protege de las gélidas temperaturas árticas. Las aletas pectorales de estas ballenas son relativamente pequeñas en relación a su tamaño corporal, no alcanzando los dos metros. Al igual que las ballenas francas, no posee aleta dorsal.

La ballena de Groenlandia es la única especie de las grandes ballenas que pasa toda su vida en las aguas del océano Ártico y sus mares adyacentes. Contrariamente a otras especies, no migra a lugares lejanos para alimentarse o reproducirse y es muy extraño encontrarla por debajo de 45 grados de latitud norte.


Actualmente las ballenas de Groenlandia se encuentran separadas en cinco subpoblaciones diferentes: 
1) La subpoblación del Ártico occidental, en los mares de Bering, Chukchi y Beaufort; 2) La subpoblación de la bahía de Hudson; 3) La subpoblación de la bahía de Baffin y el estrecho de Davis; 4) La subpoblación del mar de Ojotsk; 5) La subpoblación de Svalbard y el mar de Barents.
De las cinco subpoblaciones la más numerosa es la primera, con una estimación de cerca de 20.000 individuos, mientras que las más pequeñas son la del mar de Ojotsk y la de Svalbard / mar de Barents, con unos pocos cientos de ejemplares. En total, se estima que hoy en día sobreviven más de 25.000 efectivos de la especie.

La caza comercial de estas ballenas ha supuesto una importante reducción de su población. Han sido perseguidas en busca de sus barbas, utilizadas para fabricar objetos, su grasa, usada como combustible y su preciada carne para el consumo humano. Dicha caza empezó en el siglo XVI, cuando los balleneros vascos comenzaron a capturar estas ballenas en el Atlántico noroeste. Se calcula que entre 25.000 y 40.000 ejemplares fueron cazados por los vascos de 1530 a 1610, seguido de unos 28.000 animales más capturados de 1719 a 1915, según los datos que se tienen de los estudios llevados a cabo. Finalmente, su caza fue prohibida por leyes internacionales a partir de los años 30 del siglo XX. Actualmente solo se permite un pequeño cupo de captura anual a algunos pueblos indígenas de la zona. 

Ballena ártica con su cría (C) NOAA (fuente).

Cada una de las cinco subpoblaciones muestra patrones de migración diferentes, que dependen de la disponibilidad de nutrientes y de la cantidad de hielo presente. Durante los meses de verano pueden ser vistas en bahías, estrechos y estuarios. Son animales solitarios o que viven en grupos de dos o tres individuos, aunque se reúnen en grupos mayores para alimentarse y para migrar. A su vez, estos grupos migratorios se subdividen en grupos de edad, migrando juntos los individuos subadultos por un lado y los machos y hembras adultos con crías en un subgrupo diferente. El apareamiento suele tener lugar al final del invierno, inmediatamente después de lo cual tendrá lugar la migración de primavera. La gestación durará 13 meses, teniendo lugar la mayor parte de los nacimientos en el mes de mayo. La hembra dará a luz un ballenato que medirá al nacer entre cuatro y cinco metros y que posteriormente se independizará cuando hayan transcurrido entre nueve y quince meses. Estas ballenas alcanzan la madurez sexual cuando tienen alrededor de 20 años, edad a la que han alcanzado entre 12 y 14 metros de longitud. Las hembras maduran sexualmente algo antes que los machos. 

Son filtradores, se alimentan de animales minúsculos que quedan retenidos en sus barbas. A veces pueden alimentarse de manera oportunista durante la migración de primavera, pero mayormente lo hacen durante el invierno en sus zonas de alimentación. Ingieren principalmente pequeños crustáceos que forman parte del zooplancton, como copépodos, eufausiáceos, anfípodos...Pueden unirse en grupos de hasta 14 individuos organizando una formación en V para ello. Se sabe que son capaces de filtrar hasta 50.000 de estos pequeños animales por minuto.

La ballena ártica en un sello postal de Canadá (fuente).

Una de las características más sorprendentes de la ballena de Groenlandia es su elevada longevidad. En un estudio de 1999 publicado en la revista Canadian Journal of Zoology, varios investigadores de distintas universidades estadounidenses analizaron un total de 48 globos oculares de estas ballenas para determinar su edad. Utilizaron el método de racemización del ácido aspártico. El ácido aspártico es uno de los aminoácidos que componen las proteínas de los seres vivos. Los aminoácidos pueden presentarse en dos tipos de conformación (D y L) según desvíen el plano de la luz polarizada hacia la derecha o hacia la izquierda, respectivamente. Las formas D y L reciben el nombre de enantiómeros, siendo una pareja de compuestos en la que una forma es la imagen especular de la otra. La mayor parte de los aminoácidos presentes en las proteínas de los seres vivos tienen conformación L, pero con el envejecimiento del organismo la ratio entre aminoácidos D y L va cambiando, lo cual es especialmente apreciable en tejidos metabólicamente inactivos como el cristalino o el esmalte dental. Los aminoácidos de conformación inicial L se van transformando en aminoácidos de conformación D, de tal manera que midiendo la proporción entre aminoácidos D y L se puede hacer una estimación de la edad del organismo.
Los ojos fueron recogidos de las ballenas capturadas entre 1978 y 1981 y entre 1993 y 1997 por los pueblos esquimales de Alaska. Los ojos eran inmediatamente congelados, llevados al laboratorio y diseccionados con el fin de recuperar el cristalino (lente intraocular). El cristalino fue introducido varias horas en una disolución de ácido clorhídrico con el fin de romper las proteínas presentes en su núcleo y así liberar los aminoácidos que las componen. El grado de racemización del ácido aspártico, es decir, la proporción entre formas D y L de este aminoácido se determinó mediante dos técnicas químicas de cromatografía
En cuatro de los individuos objeto de estudio se determinaron edades de 135, 159, 172 y 211 años respectivamente. Esto sitúa a la ballena de Groenlandia como el mamífero más longevo de los existentes actualmente, superando algunos ejemplares los dos siglos de edad.



En el mismo estudio, fueron recuperadas seis herramientas tradicionales para la caza de ballenas de los cuerpos de algunos ejemplares. Comparándolas con las colecciones del Instituto Smithsonian, los científicos llegaron a la conclusión de que dichas herramientas debieron ser utilizadas por cazadores esquimales entre 100 y 130 años atrás.

Los investigadores han identificado dos factores ambientales que pueden haber conducido evolutivamente a la gran longevidad que exhiben estas ballenas: el entorno marino sumamente frío en el que viven y la relativamente escasa, irregular y estacional disponibilidad de alimento. Adaptaciones como la gruesa capa de grasa o la elevada masa corporal son respuestas al estrés térmico que suponen las aguas tan frías en las que viven. Como la densidad de presas es relativamente baja, estas ballenas tienen bajas tasas de crecimiento y requieren muchos años para alcanzar un desarrollo óseo y una acumulación de grasa suficientes, además de necesitar mucho tiempo para alcanzar una masa que les haga posible la reproducción y la lactancia. Por tanto, las ballenas de Groenlandia pueden haberse visto forzadas a adaptar evolutivamente su longevidad en respuesta a los retos físicos, anatómicos y reproductivos a los que se enfrentan.
Además, el gran tamaño corporal podría suponer una ventaja a la hora de romper el hielo para respirar en superficie y a la hora de dar a luz ballenatos grandes más capaces de sobrevivir en las frías aguas.

La población global de estas ballenas se encuentra actualmente en aumento gracias a las leyes de protección tanto internacionales como las propias de algunos países de su rango de distribución. La especie se encuentra dentro de la categoría "preocupación menor" en la categorización de los niveles de peligro de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza).


Más información sobre la ballena ártica:











jueves, 16 de mayo de 2019

El exterminio del alca gigante

Nombrada científicamente Pinguinus impennis (Linnaeus, 1758), el alca gigante fue un ave no voladora de considerable tamaño y con apariencia de pingüino, que una vez habitó las costas a ambos lados del Atlántico norte.  La última pareja de estos animales de la que se tiene constancia fue golpeada hasta la muerte en la isla de Eldey (Islandia) en Junio de 1844. Sin embargo, el último avistamiento aceptado oficialmente por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) data de Diciembre de 1852, cuando el naturalista y ornitólogo Henry Maurice Drummond-Hay observó un ejemplar mediante prismáticos y a unos 30 metros de distancia mientras viajaba en un buque de vapor por las costas de Terranova (Canadá). Se cree que el ave ya estaba prácticamente extinta en la orilla oeste del Atlántico desde antes de 1800, por lo que el ejemplar observado por Drummond-Hay debió pertenecer a una pequeñísima colonia que pasó desapercibida durante varias décadas.


Ejemplar de alca gigante expuesto en Kelvingrove (Escocia). (C) Mike Pennington (fuente).

No obstante, son numerosos los testimonios de supuestos avistamientos de estos animales después de la fecha declarada de su extinción, aunque no cuentan con reconocimiento oficial. Por ejemplo, en 1853 un ejemplar de alca gigante fue supuestamente encontrado muerto en la costa este de Terranova (Canadá), mientras que tres años más tarde, otro animal habría sido capturado en la parte oeste del mismo territorio, pero no hay pruebas materiales de este hecho. 
De otra posible observación habla el doctor Isaac Israel Hayes en su obra de 1871 "The land of desolation", en la que describe sus aventuras en Groenlandia durante el verano de 1869. Un naturalista llamado Hansen informó a Hayes de que un alca gigante había sido capturado dos años atrás (1867) en una pequeña isla groenlandesa por un nativo hambriento, quien ignoraba por completo que dicho animal se consideraba extinto ya en aquella época.
Los testimonios de avistamientos se adentran incluso en el siglo XX, como por ejemplo un informe de 1927 en el que se habla de uno de estos animales merodeando durante algún tiempo alrededor de una isla del pequeño archipiélago de Lofoten (Noruega). O el informe publicado dos años más tarde (1929) en la revista "Bird Notes and News" en el que se describe el avistamiento de un alca gigante nadando en un muelle también en las islas Lofoten.
Sin duda, el más llamativo de los supuestos encuentros con este animal ocurrido en el siglo XX tuvo lugar en 1986, cuando el diario inglés "Daily Telegraph" informaba de que una expedición estaba a punto de ser enviada a un diminuto islote de las islas Orcadas (Escocia) debido a los insistentes testimonios de avistamientos de un alca gigante viviendo en la zona. Por desgracia para el mundo científico, resultó tratarse de una campaña publicitaria de una marca de whisky protagonizada por un robot.

Ilustración de dos alcas gigantes por John James Audubon (fuente).

El profesor Japetus Steenstrup fue el primero en escribir una monografía sobre la especie (1855). En su obra afirma que el alca gigante habitó las zonas templado-frías del Atlántico norte, contradiciendo la extendida idea de una especie que criaba y residía casi de manera constante en los mares árticos. El rango de distribución de este animal no se ha podido determinar con exactitud. En tiempos prehistóricos la especie se extendía por una zona mucho más amplia, quedando restringida con el paso del tiempo a zonas cada vez más inaccesibles cercanas al círculo polar ártico hasta su completa extinción. Se han encontrado depósitos subfósiles de huesos de alca gigante en diversas partes de Noruega (entre 2.000 y 13.000 años de antigüedad) y mucho más al sur, llegando hasta España e Italia en el Mediterráneo o hasta Florida en Norteamérica.  Se sabe que en primer lugar se extinguió en la orilla oeste del Atlántico, sobreviviendo más tiempo en el Atlántico este y en algunas zonas de la costa de Islandia. Las colonias de la orilla este del Atlántico se supone que eran más numerosas que las de la orilla oeste. No se sabe a ciencia cierta si criaba o no en Groenlandia, aunque hay evidencias de que visitaba regularmente diversas zonas occidentales de esta gran isla entre Septiembre y Enero. En Islandia es sabido que criaba en zonas del suroeste y probablemente algunos otros lugares. También parece bastante probable que criase en la isla de St. Kilda (islas Orcadas) y también en las Shetland (ambos archipiélagos pertenecientes a Escocia) además de las islas Feroe. 


Tan sólo un puñado de lugares de cría son bien conocidos. Uno de ellos es la isla Funk, una pequeña isla granítica de unos 800 metros de largo y 400 de ancho situada en Terranova (Canadá). Hoy en día densas colonias de otras especies de aves marinas suelen criar en ella. Otro lugar de cría bien conocido era la isla Eldey, una isla de roca basáltica de unos 16 km de longitud en el suroeste de Islandia. Se ha sugerido alguna vez que el alca gigante también criaba en algunos lugares tierra adentro, sin embargo, parece más probable que lo hiciesen en pequeñas islas o islotes bastante inaccesibles incluso para las embarcaciones. Sólo en aquellos lugares con unas condiciones topográficas ideales, protección contra predadores (incluido el hombre) y abundancia de recursos alimenticios, podría haberse establecido una colonia de cría numerosa.


Varios países poseen sellos postales con la imagen del alca gigante, como es el caso de Níger (fuente).

Las alcas gigantes eran similares en aspecto a otras especies de alcas, pero de mucho mayor tamaño y con las alas mucho más reducidas, evidenciando su incapacidad para volar. Llegaban a medir 70 cm y a pesar más de 5 kg. Su plumaje era negro en la parte dorsal y blanco ventralmente. Una línea blanca recorría el borde de sus alas y un parche blanco delante de cada ojo adornaba la cara. Su pico era largo y robusto, adornado con finas líneas de color blanco.
Las alas eran usadas para propulsarse bajo el agua. Se tienen evidencias de que eran buenos nadadores, siendo capaces de evadir en muchos casos su captura desde botes. Por el contrario, en tierra firme tenían movimientos bastante torpes. Eran aves que pasaban la mayor parte del tiempo mar adentro en pequeños grupos, reuniéndose en colonias más grandes en los lugares de cría, aunque se cree que generalmente no formaba colonias de cría tan numerosas como otras especies de alcas actuales de menor tamaño.
Las alcas gigantes formaban pequeños grupos para alimentarse de peces, sus presas favoritas. Su capacidad de vuelo fue sacrificada evolutivamente para ser más eficaces persiguiendo a los peces bajo el agua ayudándose de sus especialmente cortas alas. Cazaban presas relativamente grandes, de hasta 30 cm de longitud, adentrándose para ello varios kilómetros en mar abierto. Parece ser que elegían por lo general presas con alto contenido en grasa corporal.
Se piensa que estas aves desplegaban algún tipo de ritual de cortejo similar al que pueden realizar algunos pingüinos. Eran una especie monógama, reteniendo a su pareja durante varios años. No está clara la época de cría, afirmando algunas fuentes que sería entre Mayo y Junio, mientras otras fuentes sitúan esta época en Agosto, lo cual puede ser debido a diferencias geográficas entre distintas poblaciones. Se estima que estos animales alcanzaban la madurez sexual entre los 4 y los 7 años de edad. La hembra ponía un solo huevo de entre 8 y 14 cm de tamaño. Ambos sexos participaban en la incubación, que duraba unos 44 días. Después de eclosionar los huevos, el periodo hasta que las crías comenzaban a nadar era muy corto, de unos 9 días, por lo que se supone que los padres cuidaban de sus crías en el agua durante un periodo de tiempo. La longevidad de estas aves se estima entre 20 y 25 años.




La gran mayoría de autores mantienen que la principal razón de la extinción del alca gigante fue su exterminio a manos del hombre, sobre todo a partir de 1497, cuando los europeos comenzaron a explotar los grandes bancos de pesca de Terranova (Canadá). En la isla Funk por ejemplo, estas aves fueron masacradas en número de miles, sirviendo como alimento y la grasa de algunas de ellas como combustible. En las zonas de cría del suroeste de Islandia (como la isla Eldey) sólo quedaban unos pocos cientos de estos animales a finales del siglo XVIII. Al ser unos animales torpes en tierra firme, era fácil para los marineros y cazadores locales darles alcance y golpearlos hasta la muerte. Además, durante los últimos años de su existencia, sus huevos y pieles fueron muy cotizados por los coleccionistas, de tal manera que la última pareja conocida de la especie (1844) fue cazada con estos fines.

A la persecución por parte del ser humano hay que añadir las posibles condiciones climáticas adversas, que también pudieron afectar a la especie. Se piensa que las alcas gigantes eran más vulnerables a cambios meteorológicos y menos tolerantes a temperaturas demasiado bajas que muchos de sus parientes. Sus presas también pudieron verse afectadas por cambios en la temperatura del océano. La llamada "pequeña Edad de Hielo" duró más o menos desde el siglo XIII hasta principios del siglo XX. Durante estos siglos, las condiciones severas del océano eran frecuentes, aumentando la cantidad de hielo en las costas donde solía habitar el alca gigante, rodeando y bloqueando el acceso a sus lugares de cría y provocando que no se pudiesen reproducir. Por lo tanto, a la caza indiscriminada por parte del ser humano, habría que sumar un periodo climatológicamente adverso que contribuyó a la extinción de estos interesantes animales.

Cientos de huevos y animales disecados se encuentran hoy en día expuestos en diferentes museos por el mundo.



Más información sobre el alca gigante:

Vídeo sobre la extinción del alca gigante

https://eol.org/pages/45509347/articles

https://www.iucnredlist.org/species/22694856/93472944

https://animaldiversity.org/accounts/Pinguinus_impennis/

http://www.animalesextincion.es/articulo.php?id_noticia=000274

https://recuerdosdepandora.com/naturaleza/animales/la-tragica-extincion-del-alca-gigante/

http://karlshuker.blogspot.com/search?q=great+auk

http://theconversation.com/how-were-using-ancient-dna-to-solve-the-mystery-of-the-missing-last-great-auk-skins-80650

https://www.vistaalmar.es/especies-marinas/aves/6014-puede-el-alca-gigante-regresar-de-la-extincion.html

https://misanimales.com/acabamos-alca-gigante/



martes, 12 de marzo de 2019

El dragón de Komodo, una criatura más propia del pasado

El varano o dragón de Komodo (Varanus komodoensis) es el lagarto de mayor tamaño existente, a pesar de lo cual, pasó inadvertido para la ciencia hasta principios del siglo XX. Habita una serie de pequeñas islas al este de Java y de Bali llamadas islas menores de la Sonda -entre las cuales se halla Komodo- administradas por Indonesia. Komodo es una pequeña isla de roca volcánica y cubierta por densos bosques tropicales, con una extensión de 390 kilómetros cuadrados. Pocos científicos hubieran imaginado una población de lagartos gigantes viviendo en tan pequeño territorio.
Inicialmente la isla de Komodo estaba deshabitada, pero a comienzos del siglo XIX empezó a ser utilizada por el sultán de la vecina isla de Sumbawa para desterrar a convictos y oponentes políticos. A parte de esto, la isla era visitada de vez en cuando por cazadores y buscadores de perlas de otras partes de Indonesia. Dichos visitantes, comenzaron a hablar de una enorme criatura, una especie de monstruo con aspecto de cocodrilo pero habitante de tierra firme, al cual dieron el nombre de boeaja darat (cocodrilo de tierra). Estos testimonios enseguida atrajeron la atención de los científicos occidentales.

El dragón de Komodo, conocido como boeaja darat antes de su descripción científica (fuente).

Los rumores sobre la existencia de estos animales llegaron a oídos de Peter Ouwens, director del Museo Zoológico y Jardines Botánicos de Java, cerca de Jakarta, la actual capital de Indonesia. En 1910, Ouwens contactó con el gobernador de la isla de Flores, J.K.H. van Steyn van Hensbroek, quien era un entusiasta naturalista y que viajaría a Komodo en 1912 para recoger el mayor número posible de pruebas. Escuchó testimonios de varios buscadores de perlas y encontró una piel de uno de estos grandes lagartos en una choza, concluyendo que no se trataba de un cocodrilo, sino probablemente de una especie de varánido de gran tamaño. Incluso llegó a cazar un ejemplar, enviando su piel y una foto a Ouwens. Poco después, Ouwens mandaría a la isla a un trabajador del Museo Zoológico, el cual volvería a Java con cuatro especímenes vivos, uno de ellos adulto. Finalmente, en 1912, Ouwens haría la descripción científica de la nueva especie, basándose en gran parte en la información que le había sido proporcionada por van Steyn van Hensbroek acerca del comportamiento y el estilo de vida del animal.
A pesar de que el interés por el dragón de Komodo decayó en años posteriores a causa de la Primera Guerra Mundial, dicho interés revivió con la expedición realizada por W. Douglas Burden en 1926. Fue Burden quien acuñó el término "dragón" a finales de los años veinte para referirse al animal. Su expedición llegó incluso a inspirar la película King Kong. Burden llevaría al Zoo del Bronx (Nueva York) los primeros ejemplares vivos de la especie que serían expuestos fuera de Asia. Asimismo, tres de los animales capturados aún pueden verse disecados en el Museo Americano de Historia Natural.

Esta especie no sólo habita la isla de Komodo, también se encuentra en otras islas cercanas, como Rinca, Padar, Gili Motang, Gili Dasami y algunas zonas costeras de la isla de Flores (mucho mayor que las anteriores), todas ellas pertenecientes a las Sondas menores, en el archipiélago indonesio. Incluso podría habitar también la isla de Sumbawa (al oeste de Komodo), hecho sin confirmar.

Área de distribución del dragón de Komodo

Como se ha dicho, el varano de Komodo es el lagarto más grande del mundo, alcanzando más de tres metros de longitud y un peso en torno a 70 kg por término medio, llegando a registrarse hasta 165 kg. Aunque los machos tienden a un mayor tamaño que las hembras, no hay grandes diferencias morfológicas entre ambos sexos. Los juveniles son de color predominantemente verde pero con algunas partes negras y amarillas, mientras que los adultos tienen color más uniforme, variando este de marrón a rojo grisáceo. Su cuerpo está completamente cubierto por duras escamas. Las extremidades son fuertes. Poseen un cuello largo y la cola es grande y muy musculosa. El hocico es redondeado y el cráneo flexible, con dientes afilados y aserrados de hasta 2.5 cm de longitud. Su lengua bifurcada, larga y amarillenta recuerda mucho a la de las serpientes. Tienen una expectativa de vida de unos 50 años en la naturaleza, mientras que en cautividad no suele llegar a 10 años.

Juvenil de dragón de Komodo (fuente).

El varano de Komodo es un animal carnívoro. Se alimenta principalmente de carroña, aunque no es nada extraño verlos cazar activamente presas de diferentes tamaños, como peces, roedores, serpientes, aves, cabras, cerdos, ciervos, jabalíes, búfalos de agua...Incluso dragones de Komodo de menor tamaño. Los juveniles se alimentan de diferentes insectos, geckos, huevos, aves y de vez en cuando pequeños mamíferos. Los dragones tienden emboscadas a las presas de mayor tamaño y les asestan un  mordisco normalmente en las extremidades traseras. Después siguen al animal hasta que este cae al suelo.
Un estudio de 2009 liderado por Bryan G. Fry, encontró que estos animales poseen glándulas venenosas en su mandíbula inferior, lo cual fue descubierto mediante resonancia magnética de la cabeza. Se sabe que estas glándulas segregan varias proteínas tóxicas capaces de provocar en la presa la pérdida de consciencia, descenso de la presión sanguínea, parálisis muscular, hipotermia, efecto anticoagulante de la sangre...Bryan Fry pone en entredicho la creencia de que son las bacterias contenidas en la boca del dragón las que llevan a la muerte de su presa (debido a la infección que le causan). El científico estadounidense cree más bien que la víctima del ataque muere desangrada varias horas después de producirse la mordedura, debido a los diferentes efectos causados por el veneno (efecto anticoagulante, descenso de la tensión, parálisis...). Según este investigador, las bacterias que causan la infección del animal herido se encontrarían en las aguas cálidas y con heces estancadas en las que, siguiendo un instinto, se refugian las presas de los dragones después de ser mordidas. Por tanto, la fuente de la infección sería medioambiental y no tendría nada que ver con la saliva del varano. Ve erróneo el hecho de no haber examinado en detalle el contenido bacteriano de estas aguas, lo que en su opinión condujo siempre a la idea equivocada de que las bacterias encontradas en los tejidos de las presas proceden de la boca del dragón. Según Fry, se ha pasado por alto el hecho de que el dragón de Komodo no es natural de Indonesia, sino que es un lagarto australiano (se han encontrado en Australia fósiles muy similares al animal que datan de 3.8 millones de años). Y por otra parte, los búfalos de agua tampoco son naturales de las islas indonesias, sino una especie introducida hace unos pocos cientos de años. Por lo tanto, el encuentro entre las dos especies es un encuentro artificial, provocado por el hombre, sin una base evolutiva. Además, un estudio de 2013 sugirió que las bacterias presentes en la boca de los dragones eran ordinarias y similares a las que pueden encontrarse en la boca de otros carnívoros.
Sin embargo, otros investigadores opinan que "el descubrimiento de las glándulas del veneno ha llevado a infravalorar el papel de las secreciones orales de los reptiles y a una interpretación errónea de la evolución de estos animales". Algunos dudan incluso de que el veneno sea necesario para explicar los efectos de la mordedura del dragón y probablemente las proteínas tóxicas que contiene se destinen a otras funciones.
 Hoy en día tiende a considerarse que tanto el veneno como las bacterias contribuyen a matar a la presa, pero deben llevarse a cabo investigaciones más profundas para llegar a una conclusión definitiva.


Los varanos de Komodo son capaces de tragar grandes trozos de comida expandiendo su garganta y su flexible cráneo. En cada comida pueden llegar a ingerir hasta el 80% de su peso corporal. Luego se sitúan en un lugar soleado para acelerar la digestión. Los dragones adultos pueden mantenerse realizando tan solo una comida al mes, ya que estos animales tienen un metabolismo lento. Una vez terminan la digestión, regurgitan la llamada "pelota gástrica", formada por los dientes, cabellos y cuernos de la presa ingerida, cubiertos por una mucosidad maloliente segregada en el estómago del lagarto. Después de regurgitar estos restos, se limpian la cara frotándose contra el suelo o contra arbustos para eliminar el mal olor de la secreción.

Estos animales tienen un sentido de la vista pobre, siendo capaces de ver a distancias de no más de 300 metros. Asimismo, su sentido del oído es poco desarrollado. Sin embargo, poseen muy buen sentido del olfato. Utilizan su lengua para percibir los olores ayudándose del órgano de Jacobson. Pueden percibir el olor de la carroña a una distancia de 9.5 km.

Los varanos de Komodo viven en territorios de unos dos kilómetros cuadrados, que no defienden de competidores, por lo que es usual que estos territorios se solapen. Cuando encuentran comida, los machos de mayor tamaño son los primeros en comer, seguidos por machos más pequeños, hembras y finalmente los juveniles.
Excavan nidos en los que se refugian por la noche y cuando el día es muy caluroso. Los dragones adultos no sufren predación al estar en la cúspide de la cadena alimentaria de su ecosistema. Sin embargo, los juveniles son ocasionalmente depredados por adultos de su propia especie, algunos mamíferos y aves. Son de costumbres arbóreas hasta que adquieren el tamaño suficiente para evitar a sus depredadores.

Dragón de Komodo devorando una presa (fuente).


El dragón de Komodo y la partenogénesis


La forma habitual de reproducción de estos animales implica el apareamiento entre macho y hembra y la existencia de una fertilización del óvulo que dará lugar al nuevo individuo. Las hembras son fértiles a partir de los nueve años de vida aproximadamente y los machos a partir de los diez. El apareamiento ocurre entre Julio y Agosto y la puesta de los huevos se realiza en Septiembre, evitando así los meses más calurosos. Eclosionarán entre siete y ocho meses después, cuando han cesado las lluvias y los insectos son abundantes, en una madriguera excavada por la hembra o en un nido abandonado por otros animales. Estos reptiles no realizan ningún cuidado parental después de nacer las crías.

Sin embargo, en 2006, un descubrimiento sorprendió a la comunidad científica: las hembras de esta especie son capaces de reproducirse sin entrar en contacto con ningún macho. Este sorprendente hecho fue descubierto en animales cautivos en dos zoos ingleses. Una hembra del zoo de Chester que nunca había convivido con un macho, puso 11 huevos, de los que ocho contenían embriones en desarrollo. El otro caso se produjo en el zoo de Londres, donde una hembra que no había entrado en contacto con ningún macho durante dos años y medio hizo una puesta de 22 huevos, de los que cuatro contenían dragones en desarrollo. 
Inicialmente, los investigadores pensaron que los huevos fertilizados tenían padre, ya que algunos reptiles tienen la capacidad de retener el esperma en su interior durante años. Sin embargo, al realizar análisis genéticos se descartó esta posibilidad. 
Los dragones de Komodo tienen un sistema de determinación cromosómica del sexo distinto al de los humanos. En esta especie, el sexo heterogamético es la hembra (WZ), mientras que el macho es homogamético (ZZ). Este sistema también se da en aves, muchos insectos y otros lagartos. Cada óvulo de una hembra de varano de Komodo contiene un cromosoma Z o un cromosoma W. En la partenogénesis un óvulo se desarrolla sin previa fecundación por parte de un macho. No obstante, para generar un embrión viable, el material genético del óvulo debe duplicarse (pensemos que en la reproducción "normal" con fecundación la mitad del ADN del embrión lo aporta el óvulo y la otra mitad el espermatozoide). Por lo tanto, ¿quién aporta la otra mitad del material genético de estos embriones procedentes de óvulos sin fecundar? La otra mitad del ADN es aportada por un cuerpo polar, una especie de pequeño óvulo que se forma durante el proceso de ovogénesis y que contiene  en su interior una copia del ADN igual que la del óvulo. Normalmente los cuerpos polares degeneran y desaparecen, pero en el caso de la partenogénesis del dragón de Komodo hacen la función del esperma.
Todas las crías que nacen por partenogénesis en esta especie son machos, ya que los huevos con dotación genética WW no son viables. Mientras que la otra posibilidad son los huevos ZZ, que desarrollarán individuos de sexo masculino.
Se piensa que esta capacidad evolutiva de reproducirse de dos maneras diferentes, permitiría a estos animales colonizar nuevos territorios si, por ejemplo, una hembra es arrastrada a una isla vecina durante una tormenta.

Diferentes sellos postales con la imagen del dragón de Komodo (fuente).

El varano de Komodo se encuentra catalogado como especie vulnerable en la Lista Roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). En 1980 fue creado el Parque Nacional de Komodo para proteger a la especie. Abarca las islas de Komodo, Rinca y Padar, así como otras más pequeñas de la zona. Actualmente está considerado una de las siete maravillas naturales del mundo

Por último, resaltar que esta especie tiene para el hombre impactos tanto positivos (ecoturismo en su región de origen, atracción de visitas en zoológicos) como negativos (ataques a humanos y al ganado doméstico).


Más información sobre el dragón de Komodo:












jueves, 3 de enero de 2019

Saiga: el camino hacia la extinción

Bautizado con el nombre científico de Saiga tatarica (Linnaeus, 1776), el saiga es un ungulado de extraña apariencia debido a su poco usual nariz, larga y colgante. Dicha nariz es flexible, ayudando al animal a respirar aire limpio durante los polvorientos veranos y a calentar el aire durante los fríos inviernos de los lugares que habita.
A pesar de ser conocido habitualmente como antílope saiga, se piensa que estos animales son intermedios entre los antílopes y las ovejas. Su pelaje es corto y de color canela en el verano, mientras que se vuelve más blanco y alrededor de un 70% más grueso en invierno.
El vientre es de color claro a lo largo de todo el año. Sólo los machos poseen cuernos, con anillos más visibles en sus partes basales. A pesar de que poseen patas largas y delgadas, su tamaño es similar al de una oveja, con una longitud del cuerpo entre 108 y 150 centímetros, una altura en la espalda de aproximadamente entre 60 y 80 cm. y un peso que oscila en las hembras entre 20 y 40 kg. y en los machos entre 30 y 50 kg.


Macho de saiga con pelaje de verano (fuente)

Actualmente se reconoce una sola especie de saiga dividida en dos subespecies distintas: Saiga tatarica tatarica, a la que pertenecen la mayor parte de los individuos, y una subespecie más escasa, S. t. mongolica, endémica del oeste de Mongolia y que en 1946 había sido catalogada por Bannikov como una especie separada (Saiga mongolica) basándose en diferencias en medidas del cráneo, tamaño y forma de los cuernos y el color del pelaje. El propio Bannikov rectificó en 1954 considerando al saiga de Mongolia tan sólo una subespecie. Los estudios genéticos que se han llevado a cabo muestran pequeñas diferencias entre ambas variedades, lo que lleva a los expertos a considerar una única especie, aunque el debate al respecto no está del todo cerrado, ya que serían necesarios análisis genéticos que incluyan también ADN nuclear (no sólo ADN mitocondrial) y basados en un mayor número de muestras.

Los saigas habitan estepas secas y abiertas y semidesiertos. En el pasado su área de distribución se extendía desde Ucrania hasta el oeste de China, pero hoy en día ha quedado reducido. Desaparecieron de Ucrania en el siglo XVIII y de China a mediados del siglo XX. Hoy en día su rango se extiende desde la región rusa del Cáucaso hasta Mongolia. Existen cinco poblaciones del animal: una en Rusia, tres en Kazajistán y una en Mongolia. La población rusa vive en las estepas cercanas al Mar Caspio. La mayor población de la especie es la de Betpak-dala, que ocupa un extenso área en el centro de Kazajistán. La población del sur de Kazajistán acostumbra a entrar en territorio de Uzbekistán e incluso se adentra en Turkmenistán, aunque estos movimientos se han visto reducidos en los últimos años, en parte debido a la construcción de vallas fronterizas. En el oeste de Mongolia se encuentra la subespecie mongolica. Habitan desde altitudes inferiores al nivel del mar (en la cuenca del Caspio) hasta 1.600 metros en el oeste de Mongolia.

Área de distribución del saiga

Los saigas son animales nómadas que se mueven en grandes manadas entre los pastos de verano en las estepas y los pastos invernales de zonas desérticas más meridionales. La ruta migratoria comienza a finales de Noviembre, cuando los machos juntan un harén de unas pocas decenas de hembras, el cual defienden agresivamente. Durante la migración, los machos dedican poco tiempo a alimentarse y tienen lugar violentas batallas entre ellos que frecuentemente acaban con la muerte del animal. A finales de Abril se producirá la migración hacia los territorios del norte de nuevo. Las hembras dan a luz en esta época, normalmente a dos terneros, después de unos cinco meses de gestación. Cuando los terneros tienen unos pocos días de edad, el gran rebaño se rompe en grupos más pequeños para emprender la migración. Una vez alcanzados los territorios del norte, dichos grupos se desharán para volver a formarse de nuevo a finales del otoño. Son animales con una alta tasa de reproducción. Las hembras comienzan a criar antes del año de edad y los machos en su segundo año. Esto propicia que en años con un clima benigno, una población pueda incrementarse hasta en un 60%. Se alimentan de una amplia variedad de especies vegetales herbáceas y arbustos. Sus principales depredadores son los lobos.

Sello postal de Mongolia mostrando una imagen del saiga (fuente)

El número total de saigas fue estimado en unos 165.000 animales en Enero de 2018, de los cuales, alrededor de 124.000 serían individuos maduros. A pesar de ello, la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) considera a la especie en peligro crítico de extinción. Las poblaciones de este animal han sufrido abruptas variaciones a lo largo del tiempo (históricamente los rebaños han estado formados por millones de individuos), especialmente desde la desintegración de la Unión Soviética en 1991, cuando los cambios políticos y económicos que se produjeron llevaron a un debilitamiento de los sistemas de protección de la naturaleza y a una desaparición de fronteras que facilitó el comercio ilegal con los cuernos de los machos, apreciados en la medicina tradicional china como fuente de cura para diversos problemas, como los accidentes cerebrovasculares. Esta actividad dió lugar a manadas formadas por muchas más hembras que machos. También se les da caza por su carne. Otros problemas que afectan a la especie son la degradación de sus hábitats y la construcción de carreteras y canales.
Sin embargo, la mayor amenaza para los saigas la constituyen los diferentes episodios de muertes masivas que estos animales sufren cada cierto tiempo y que matan a miles de ejemplares. El más importante de estos episodios tuvo lugar muy recientemente, en Mayo de 2015, cuando más de 200.000 animales de la población kazaja de Betpak-dala perecieron súbitamente en apenas tres semanas, lo cual supuso la desaparición del 60% de la población mundial del animal.

Ejemplares de saiga muertos durante Mayo de 2015 en Kazajistán. (fuente)

Un estudio exhaustivo liderado por investigadores del Royal Veterinary College de Londres fue llevado a cabo para averiguar la causa de las muertes. En un artículo publicado en la revista Science Advanceslos científicos explicaron detalladamente todo el trabajo, tanto de campo como de laboratorio, llevado a cabo en aquellas fechas. Por ejemplo, observaron que los animales yacían muertos con una distancia entre ellos de unos 30-50 metros, lo cual indica que fallecían mientras estaban pastando. Justo antes de caer muertos, el comportamiento de los saigas sufría cambios, pasando de un estado normal a mostrar síntomas como depresión general, aletargamiento, debilidad en sus patas traseras, gruñidos, exceso de saliva alrededor de la boca, diarrea... La mayoría moría pocas horas después del comienzo de los signos clínicos. La epidemia sólo afectaba a los saigas, no se encontró alta mortalidad en otras especies salvajes ni en el ganado doméstico de la zona.
Los investigadores tomaron muestras de 32 animales muertos para realizar un análisis microbiológico y también practicaron necropsias a 10 saigas inmediatamente después de su fallecimiento, encontrando hemorragias en múltiples órganos internos. Basándose en la presentación clínica de la enfermedad y en los análisis microbiológicos de las muestras de tejidos, los científicos concluyeron que se trataba de septicemia hemorrágica causada por la bacteria Pasteurella multocida, una bacteria oportunista que vive en las vías respiratorias y el tracto gastrointestinal de muchas especies de mamíferos y aves. Esta bacteria casi siempre resulta inocua para los saigas, sin embargo, las elevadas temperaturas y humedad del ambiente combinadas pueden hacer que el microbio prolifere descontroladamente, causando una septicemia (infección generalizada) en los animales. Esto fue lo que sucedió en Mayo de 2015, así como en otros episodios de muerte masiva de la especie, los más importantes ocurridos en 1981 y 1988.

                                  

Actualmente los saigas cuentan con importantes medidas de conservación. La caza de estos animales está prohibida en todos los territorios que habita. La especie se halla incluida en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies en Peligro de Extinción (CITES), por lo que está prohibida cualquier acción comercial con el animal. Se planea proteger las áreas de cría y rutas de migración, así como endurecer las leyes contra la caza ilegal.

Más información sobre el antílope saiga:

http://wwf.panda.org/knowledge_hub/endangered_species/saiga_antelope/

https://www.iucnredlist.org/species/19832/50194357#taxonomy

http://www.arkive.org/saiga-antelope/saiga-tatarica/image-G6652.html

http://www.ultimateungulate.com/artiodactyla/saiga_tatarica.html

https://www.ecologiaverde.com/por-que-el-antilope-saiga-esta-en-peligro-de-extincion-1063.html

https://www.lavanguardia.com/natural/20180118/4498953200/bacteria-muerte-antilope-saiga-kazajistan.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Saiga_tatarica

http://www.rtve.es/alacarta/videos/el-planeta-azul/planeta-azul-milagro-saiga/3808174/

https://www.cms.int/es/news/signos-de-esperanza-para-el-ant%C3%ADlope-saiga-despu%C3%A9s-de-la-mortandad-masiva-de-2015



sábado, 10 de noviembre de 2018

El hiloquero, un gigante de los bosques africanos

El hiloquero, hilóquero o jabalí gigante de bosque (Hylochoerus meinertzhageni) es una de las especies de jabalí menos estudiadas, además de ser el último cerdo salvaje y uno de los últimos grandes mamíferos descritos por la ciencia en el continente africano.
Las primeras referencias que se tienen del animal datan de 1668, cuando el médico, historiador y geógrafo holandés Olfert Dapper hace referencia en una de sus obras a un cerdo negro exageradamente grande de Liberia, al que los nativos conocen con el nombre de couja quinta. Algo más de dos siglos después, el explorador y periodista británico Sir Henry Stanley, recopiló informes de un cerdo gigante, de más de 1.80 metros de longitud, que supuestamente habitaba las selvas del Ituri. Mientras, casi al mismo tiempo, llegaban rumores desde Kenia de una criatura similar. Dichos rumores llegaron a oídos de Richard Meinertzhagen, soldado y ornitólogo británico que en aquellos momentos (hacia 1903) se encontraba en el país africano. Como aficionado a la caza que era, Meinertzhagen decidió ir en busca del misterioso animal. En febrero de 1904 supo que una de estas criaturas había sido cazada por nativos de un pequeño pueblo del Monte Kenia. Sin embargo, al llegar al lugar, el cadáver ya había sido dañado. Aún así, Meinertzhagen pudo reconocer que se trataba de una forma de cerdo, aunque ninguno de los tipos conocidos por él. Poco después descubrió en otra localidad dos pieles, una de ellas en buen estado, decidiendo enviárselas a Olfield Thomas, un zoólogo experto en mamíferos del Museo Británico de Historia Natural.
En mayo de 1904 Meinertzhagen se hizo con otra piel del animal en una localidad cerca del Lago Victoria, además de dos esqueletos, uno de ellos en perfecto estado. No dudó en mandarle de nuevo estas pruebas a Thomas, esperando ansioso su respuesta. Las noticias que llegarían desde Londres serían aún mejores de lo esperado, ya que no sólo se trataba de una nueva especie, sino que además hubo de ser creado un nuevo género (Hylochoerus) para catalogar al animal. Thomas publicó la descripción oficial de la especie el 15 de noviembre de 1904, nombrándola Hylochoerus meinertzhageni en honor a su descubridor.

Imagen de un hiloquero macho (fuente).

Se trata de la especie de cerdo salvaje de mayor tamaño. La longitud de la cabeza y el cuerpo varía entre 130 y 210 centímetros. La altura es de aproximadamente un metro, oscilando su peso entre 100 y 275 kilos. Los machos son siempre más grandes que las hembras y los animales de las poblaciones del este de África son de mayor tamaño que los de las poblaciones occidentales. El color del adulto es negro o marrón muy oscuro. Es característica la melena que se prolonga a lo largo de la línea media de la espalda, formada por cerdas mayores de 17 centímetros que se erizan cuando el animal se siente amenazado. El disco nasal es excepcionalmente grande (hasta 16 cm en diámetro) y los machos desarrollan prominentes abultamientos debajo de sus ojos que contienen glándulas odoríferas. Ambos sexos poseen caninos largos y afilados, aunque los de los machos son de mayor longitud. Tienen una cabeza enorme y ancha, con orejas grandes y puntiagudas. Las pezuñas son grandes y redondeadas y la cola es delgada y aplanada en su extremo.


Ejemplares de hilóquero en un parque zoológico (fuente).

El jabalí gigante es una especie africana. Se encuentra distribuido en varias poblaciones dispersas a lo largo del centro del continente, desde Guinea en el oeste, hasta Kenia y Etiopía (probablemente también Tanzania) en el este. Se han reconocido tres subespecies: la más occidental (Hylochoerus m. ivoriensis) abarca desde Guinea hasta el sur de Ghana. La subespecie central (H. m. rimator) se extiende desde el sur de Nigeria hasta el este de la República Democrática del Congo. La subespecie más oriental (H. m. meinertzhageni) se distribuye en varios parches desde el este de la República Democrática del Congo hasta la zona del Valle del Rift en el este del continente. Algunos expertos han sugerido que las tres subespecies deben ser elevadas al rango de especie, considerando a la subespecie oriental como el verdadero jabalí gigante de bosque. Sin embargo, son necesarios más estudios genéticos y morfométricos para poder zanjar definitivamente la clasificación taxonómica de este animal, especialmente en lo que se refiere a las fragmentadas poblaciones del este.

Rango de distribución del jabalí gigante de bosque (fuente).

Dentro de su área de distribución estos animales habitan una gran variedad de tipos de bosques, como  bosques montanos, bosques subalpinos, bosques de bambú, bosques de tierras bajas y pantanos, sabanas boscosas o matorrales post-cultivo. Es frecuente que se alimenten en claros abiertos en la espesura o incluso en praderas. Muestran preferencia por una fuente de agua permanente y un denso sotobosque con amplia diversidad de especies vegetales. Se les puede encontrar desde el nivel del mar hasta altitudes de 3.800 metros.
Forman grupos familiares de entre 6 y 14 animales, normalmente con al menos un macho adulto, varias hembras y varias crías. Se trata de una especie muy tímida, razón por la que se tienen pocos datos de su biología en gran parte de su área de distribución. Son animales activos durante el día (frecuentemente con un descanso a mediodía), excepto cuando las temperaturas son altas y en áreas donde son cazados, casos en que la mayor parte de su actividad se concentra entre el atardecer y la media noche. Crean una red de caminos y túneles que conectan sus áreas de descanso, letrinas, fuentes de agua y de sal, baños de barro y áreas de alimentación. Sus territorios abarcan entre 10 y 20 kilómetros cuadrados y recorren entre 8 y 10 kilómetros al día, alternando la alimentación con el descanso durante este periodo. Emiten gruñidos para comunicarse y mantener la coherencia del grupo. En época de reproducción los machos pelean por las hembras cargando uno contra el otro al estilo de los muflones, chocando con sus cabezas. Se alimentan principalmente de hierba, pero también de hojas, frutos, huevos e incluso carroña. Sus principales depredadores son las hienas manchadas, los leones y los leopardos. Los adultos frecuentemente rodean a los jabatos para defenderlos.

Sello postal de Ghana con la imagen del hilóquero (fuente).

Tras alcanzar la madurez sexual a los 18 meses de edad, la reproducción de estos cerdos salvajes puede producirse en cualquier época del año, pero tiende a haber un pico en el número de nacimientos al comienzo de las estaciones lluviosas. Las hembras gestantes se aíslan del grupo y construyen grandes nidos con hierba y ramas de árboles en los que parirán entre dos y cuatro crías después de 151 días de gestación (se han registrado hasta once nacimientos por camada). Los jabatos son de color marrón-amarillento pálido al nacer, con rayas en los flancos en el caso de las poblaciones occidentales, tornando a color marrón oscuro a las diez semanas. Escasamente una semana después del nacimiento, la madre retorna al grupo acompañada de los jóvenes.

A pesar de que se sabe que las poblaciones de estos animales están decreciendo y localmente se han extinguido en algunas zonas de Guinea, Uganda y Etiopía, por el momento no se encuentran en peligro y han sido catalogados por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) en la categoría de "least concern" (preocupación menor). Estos jabalíes son muy vulnerables a la deforestación y en menor medida a la caza para el consumo de su carne o el tráfico con el marfil de sus colmillos. Distintas enfermedades y parásitos también pueden suponer una amenaza, aunque su efecto sobre las poblaciones de la especie no se conoce bien.




Como aspectos negativos para los humanos, puede destacarse que esta especie puede ser portadora de la peste porcina africana, transmitida por una garrapata y letal para los cerdos domésticos. También pueden portar el protozoo causante de la enfermedad del sueño en el ganado y en humanos, que es transmitido por la mosca tse tse. Asimismo son transmisores de la peste bovina y frecuentemente son acusados de dañar los cultivos en las plantaciones.


Más información sobre el jabalí gigante de bosque:

https://www.iucnredlist.org/species/41769/100471546

https://blog.nationalgeographic.org/2013/11/06/exclusive-video-worlds-biggest-pig-revealed/

Vídeo de dos jabalíes gigantes luchando en los Montes Aberdares

https://www.researchgate.net/publication/273777048_Hylochoerus_meinertzhageni_-_Forest_Hog

Galería de fotos de la especie

https://news.nationalgeographic.com/2018/06/giant-forest-hogs-animals-uganda-pigs/

https://animaldiversity.org/accounts/Hylochoerus_meinertzhageni/#economic_importance_positive

http://www.ultimateungulate.com/artiodactyla/hylochoerus_meinertzhageni.html

http://elelur.com/mammals/giant-forest-hog.html

https://en.wikipedia.org/wiki/Giant_forest_hog


lunes, 13 de agosto de 2018

La vaquita, un cetáceo al borde de la extinción

La vaquita o marsopa del Golfo de California (Phocoena sinus) no solo es el cetáceo de menor tamaño existente, sino también el más amenazado del mundo, siempre con el permiso del baiji, que probablemente se encuentre ya extinto.

La historia de esta especie comienza el 18 de marzo de 1950, cuando un cráneo blanqueado por el sol es arrastrado hasta una playa en Punta San Felipe (Golfo de California) y recogido por el experto en cetáceos Kenneth Norris, de la Univesidad de California. En principio Norris pensó que se trataba del cráneo de un ejemplar de pequeño tamaño de la marsopa común (Phocoena phocoena). En los años posteriores fueron encontrados unos pocos cráneos más de este tipo en diversos puntos del Golfo de California. El examen detallado de estos cráneos permitió hallar diferencias morfológicas suficientes entre éstos y los especímenes de marsopa común como para considerar que nos hallábamos ante una especie diferente. En 1958, Kenneth Norris y su colega en la Universidad de Cornell William McFarland bautizaron al nuevo animal con el nombre de Phocoena sinus.

Las marsopas son un grupo de cetáceos parecidos a los delfines, pero difieren de éstos en su cuerpo más robusto, en que carecen de un pico alargado y poseen unos dientes con una forma distintiva. Como ya se ha indicado, la vaquita es el cetáceo de menor tamaño, alcanzando el macho una longitud de unos 135 cm., y la hembra alrededor de 140 cm., con un peso que ronda los 55 kilogramos. El animal muestra un color gris oscuro en el dorso, con flancos más pálidos mezclándose con el color blanco de su parte ventral. Son característicos los anillos negros alrededor de su boca y ojos. Su aleta dorsal es proporcionalmente más alta que la de otras marsopas y tiene una forma aproximadamente triangular, ligeramente curvada hacia atrás. Además, los ejemplares jóvenes pueden diferenciarse por una mancha blanca en esta aleta. Las aletas pectorales también son bastante largas en proporción a la longitud del animal. Se piensa que tanto el pequeño tamaño corporal de la vaquita como la longitud de sus aletas pueden ser adaptaciones de estos animales a las altas temperaturas que alcanzan durante el verano las aguas en las que viven, sirviéndoles para disipar el calor.

Ejemplar de vaquita marina (fuente).

Poco se sabe acerca de la biología de estos cetáceos, debido principalmente a su escaso número y a que son una especie muy tímida y elusiva. Cuando suben a la superficie para respirar no acostumbran a  hacer saltos fuera del agua y tratan de evitar las embarcaciones. Suelen vivir en pequeños grupos de animales, formados por 1 a 3 individuos, muchas veces una madre con su cría, aunque se han visto grupos de 8-10 individuos que incluso podrían juntarse con otros grupos durante breves periodos de tiempo.
Se estima que alcanzan la madurez sexual entre los 3 y los 6 años de edad. Dan a luz cada dos años, al contrario que la mayoría de las demás especies de marsopas, que se reproducen anualmente. La mayoría de partos (compuestos por una sola cría) tienen lugar en el mes de marzo, después de una gestación de 11 meses. La longevidad de estos animales es de unos 20 años, habiendo alcanzado el individuo más longevo registrado los 21 años de edad.
Las vaquitas son depredadores generalistas, alimentándose de una amplia variedad de peces teleósteos y calamares. También se han encontrado restos de cangrejos en los contenidos estomacales de algunos individuos. Al igual que otros cetáceos, estos animales producen pulsos de alta frecuencia que les ayudan tanto a cazar por ecolocalización como a comunicarse con otros miembros de su especie. Sin embargo, se piensa que también son capaces de oír sonidos emitidos por sus presas y ayudarse de ellos para darles caza. Sus principales depredadores son los grandes tiburones y las orcas.

El área de distribución de esta especie es muy reducida. Se piensa que representa una población relicta de una especie ancestral emparentada con la marsopa de Burmeister, que cruzó el ecuador desde el hemisferio sur durante el Pleistoceno (hace a lo sumo 2.5 millones de años). Los análisis genéticos también revelan su relación con la marsopa de anteojos.
Es un animal endémico de la parte más septentrional del Golfo de California (México). La zona de mayor concentración de individuos de la especie hoy en día son los alrededores del afloramiento granítico de Rocas Consag, unos 40 km. al noreste de la localidad de San Felipe, en Baja California. El área total de distribución abarca unos 3.000 kilómetros cuadrados.

Mapa de distribución de la marsopa del Golfo de California

Ningún mamífero marino ocupa un área de distribución tan poco extensa como la vaquita, un espacio equivalente a menos de una cuarta parte del área metropolitana de Los Ángeles. Por otra parte, la mayor extensión de su territorio coincide con la Reserva de la Biosfera del Golfo Superior de California y Delta del Río Colorado, uno de los ecosistemas marinos más extraordinarios del planeta, con una alta diversidad de especies de macroinvertebrados, peces, aves, reptiles marinos y mamíferos marinos.

Vaquita capturada con redes de pesca (fuente). 

La especie está declarada en peligro crítico de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), con un declive poblacional que parece imparable. La abundancia histórica de esta marsopa no es conocida, pero las pruebas genéticas indican que nunca tuvo una población muy elevada. La primera estimación exhaustiva del animal se llevó a cabo en 1997, mediante un proyecto de colaboración entre México y Estados Unidos. Se muestreó todo su rango geográfico y se determinó que había un total de 567 individuos. En 2008, una nueva estimación cifró la población en 245 ejemplares, asumiendo lógicamente que no todos ellos eran adultos que pudieran contribuir a la recuperación de la especie mediante la reproducción. El número de estos animales continuó en caída libre durante los siguientes años, de tal manera que en el censo realizado en 2015, fueron contados 59 individuos, situando a la especie al borde de la extinción. Basándose en el monitoreo acústico llevado a cabo en 2015 y 2016 y en los datos de abundancia obtenidos en 2015, se estimó que en noviembre de 2016 quedaban 30 ejemplares vivos. Taylor y colaboradores (2016) han calculado una probabilidad de extinción mayor del 50% en tan sólo 10 años, lo cual representa una única generación para estos cetáceos.




La mayor amenaza para la supervivencia de la vaquita la constituyen las redes de pesca de distintos tamaños utilizadas en la zona para capturar camarones y diversas especies de peces. En un estudio realizado en 1993, basándose en los testimonios de observadores y en entrevistas con los pescadores locales, se determinó que dicho año, 78 vaquitas habían fallecido como consecuencia de su captura accidental con redes de pesca, lo cual representa un número superior a lo que sería sostenible para esta especie. Se han estudiado otros factores que potencialmente pudieran repercutir en la población de vaquitas, como la alteración de su hábitat provocada por la construcción de presas en el Río Colorado, la exposición a pesticidas u otros contaminantes y la pérdida de variabilidad genética por endogamia, pero parece que ninguna de estas variables tiene la capacidad de afectar significativamente a esta marsopa.
Las exploraciones mediante monitoreo acústico de los últimos años demuestran que la población está en rápido declive, agravado por el aumento de las embarcaciones de pesca (llamadas pangas) en la zona.

Sello postal de México con la imagen de la vaquita (fuente).

En 1997 fue creado el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA), el cual ha emitido diferentes informes en los que establece recomendaciones para la protección de la especie, como la prohibición de las grandes redes de enmalle en todo el área de distribución del animal y mejorar la reglamentación pesquera en todo el norte del Golfo de California.
En diciembre de 2005 fue declarado por las autoridades mexicanas el Refugio Vaquita en la zona donde se habían producido el 80% de los avistamientos del animal hasta esa fecha. Recientemente se ha anunciado una ampliación de dicha área protegida, desde 1200 hasta más de 1800 kilómetros cuadrados.

Tanto el gobierno de México como el de Estados Unidos han incluido a la vaquita en sus listados oficiales de especies amenazadas. Además, está catalogada en el Apéndice I de la Convención Internacional sobre el Comercio de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).


Más información sobre la vaquita marina:

Reportaje de Al Jazeera sobre la vaquita (en inglés)

http://www.iucnredlist.org/details/full/17028/0

http://www.arkive.org/vaquita/phocoena-sinus/

https://animaldiversity.org/accounts/Phocoena_sinus/

https://swfsc.noaa.gov/uploadedFiles/VaquitaFactSheet.Version3a.pdf

https://www.mmc.gov/priority-topics/species-of-concern/vaquita/

http://www.animalesextincion.es/articulo.php?id_noticia=195

http://www.pbs.org/wnet/nature/blog/featured-creature-vaquita/


Más información sobre Kenneth Norris:

https://en.wikipedia.org/wiki/Kenneth_S._Norris

https://www.nytimes.com/1998/08/23/us/kenneth-norris-95-pioneer-in-study-of-marine-mammals.html