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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que contar y contarlo" (Oscar Wilde). "Me he dedicado a investigar la vida y no sé por qué ni para qué existe" (Severo Ochoa).

lunes, 30 de julio de 2018

El lobo etíope, un cánido en peligro de extinción

También conocido como lobo abisinio, chacal del Semién, zorro del Semién, o caberú, el lobo etíope (Canis simensis) es la especie de cánido más amenazada del mundo, estimándose en la actualidad una población total de entre 300 y 500 individuos, con unos 200 adultos reproductores.
Las primeras noticias sobre la existencia de la especie se deben al naturalista y explorador alemán Eduard Rüppell, quien encontró al animal en 1835 en uno de sus viajes a Etiopía, por aquel entonces conocida como Abisinia. Rüppell envió un ejemplar al Museo Británico y pasaría mucho tiempo hasta que volvieron a tenerse noticias del cánido en Europa.

Ejemplar de lobo etíope (fuente)

Se trata de una especie endémica de las altiplanicies etíopes, donde vive confinada en siete sistemas montañosos aislados, entre los 3.000 y los 4.500 metros de altitud aproximadamente. Al norte del Gran Valle del Rift se le encuentra en varios sistemas montañosos, especialmente en las Montañas Simien. Al sureste del Rift africano se encuentra principalmente en las Montañas Arsi y el Parque Nacional de las Montañas Bale, donde habita la mayor población de la especie (con alrededor de 200 individuos). Viven en diferentes hábitats Afroalpinos, pero prefieren las áreas abiertas de herbáceas de escasa longitud y pastizales donde los roedores (su principal presa) son más abundantes, ya sean llanuras o zonas de pendientes suaves.

Área de distribución del lobo abisinio.

Su aspecto es similar al de un coyote, tanto en forma como en tamaño. Tiene extremidades característicamente largas y un hocico también largo y puntiagudo. El pelaje es de color rojizo o marrón anaranjado, con manchas blanquecinas en las partes inferiores del cuerpo y extremidades, la garganta, la cara y el interior de las orejas. Dos collares de color rojo ladrillo rodean el cuello. La parte terminal de la cola es de color negro. Las hembras se vuelven más amarillentas durante la época de cría y los juveniles tienen un pelaje gris carbón.
La longitud del cuerpo oscila entre 84 y 100 centímetros, con una altura en los hombros de hasta 62 centímetros y entre 11 y 20 kg de peso. Los machos son un 20% más grandes que las hembras. Los dientes son pequeños y ampliamente espaciados, lo que permite a estos animales manejar las pequeñas presas de las que se alimentan. Poseen grandes orejas que les ayudan a disipar mejor el calor.

Viven en grupos formados por entre 3 y 13 adultos, siendo animales altamente territoriales, por lo que marcan sus territorios con el olor de su orina y heces y sonidos que pueden ser escuchados a 5 kilómetros de distancia. Sin embargo, tienden a alimentarse individualmente. Existen fuertes vínculos sociales entre los miembros de un mismo grupo, que se saludan efusivamente. Los machos rara vez abandonan su grupo, pero las hembras frecuentemente buscan oportunidades de reproducción en otras manadas tratando así de evitar la consanguinidad. Dentro de un grupo, tan sólo la pareja dominante tiene derecho a reproducirse, ayudando los demás miembros al cuidado de la prole. Algunas hembras subordinadas llegan incluso a amamantar a los cachorros. Fuera de su grupo de origen todos los lobos tienen derecho a reproducirse con miembros de otros grupos.

Sello postal de Etiopía mostrando un lobo etíope (fuente).

El lobo etíope es principalmente diurno, aunque puede tener más actividad crepuscular o nocturna en caso de verse amenazado por la presencia humana. De hecho, el animal está siendo desplazado en parte de su rango de distribución por la presión de los cultivos agrícolas. Como ya se ha apuntado, sus presas favoritas son los roedores, especialmente la rata topo gigante (Tachyoryctes macrocephalus), que compone hasta un 40% de su dieta. También se alimenta de liebres y carroña. Prefieren cazar en solitario presas de pequeño tamaño y en raras ocasiones se les ve juntarse en grupo para dar caza a cabras domésticas o pequeños antílopes.
Se ha observado un curioso comportamiento en relación con la alimentación de estos animales. Un estudio de campo ha descubierto que los lobos etíopes han acostumbrado a las manadas de gelada (Theropitecus gelada) a su presencia, dejando pasar la oportunidad de capturar a los juveniles de estos parientes cercanos de los babuinos con el fin de ser más eficientes en la caza de roedores. Los gelada viven en grandes manadas de 200 a 1.000 animales y se alimentan de plantas herbáceas. Los investigadores vieron que la probabilidad de éxito de los lobos que cazaban "infiltrados" entre las manadas de monos se incrementaba notablemente, desde un 25% de intentos con éxito en los lobos que cazan por su cuenta, hasta un 66.7% de casos exitosos en los lobos que cazan dentro de las manadas de geladas. Se piensa que de alguna manera la presencia de la manada de monos facilitaría el encuentro de los lobos con los roedores, ya sea por el efecto de los gelada sobre la vegetación, que provocaría la salida de los roedores de sus madrigueras, o bien porque los monos crean una interferencia visual y sonora que hace más difícil para los roedores detectar a sus depredadores.


Son varias las amenazas que se ciernen sobre una ya de por sí diezmada especie. La pérdida de su hábitat natural relacionada con una agricultura de subsistencia está provocando que el lobo etíope se vea obligado a migrar a zonas cada vez más elevadas. La presencia de explotaciones ganaderas y la construcción de carreteras también contribuyen a la destrucción de su hábitat.
Otra de las amenazas para la especie es la hibridación con los perros domésticos, que pone en peligro su integridad genética.
En el pasado eran perseguidos por los ganaderos, que consideraban a estos animales una especie peligrosa para el ganado. Hoy en día no hay muchos problemas en este sentido, ya que en muy pocas ocasiones atacan a los animales domésticos.
Por último, hay que recalcar el peligro que tienen para estos lobos enfermedades como la rabia. El profesor de la Universidad de Oxford Claudio Sillero y su equipo del "Ethiopian Wolf Project" han identificado cuatro brotes principales de rabia en los Montes Bale, donde vive la mayor población del animal: en 1991, en 2003, en 2008 y en 2014. Con cada uno de estos brotes la población sufrió un declive de hasta el 75%. Debido a las dificultades que presentaba el uso de una vacuna de la rabia inyectable en los lobos, los investigadores comenzaron a experimentar con una vacuna oral, impregnando carne e intestinos de cabra que serían ingeridos por los animales. Comprobaron que el 86% de los lobos que ingirieron la vacuna resultaron eficazmente inmunizados contra esta enfermedad vírica. Además se ha llevado a cabo una campaña de vacunación y esterilización de los perros domésticos y sus híbridos en la zona de los Montes Bale.

Por todas estas razones, el lobo etíope está catalogado como especie en peligro de extinción por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). La especie cuenta con una total protección por parte de las autoridades etíopes desde 1974. Matar a uno de estos animales puede suponer una condena superior a dos años de cárcel. Actualmente está en marcha en Etiopía el Programa de Conservación del Lobo Etíope, bajo la dirección del profesor Claudio Sillero, Jorgelina Marino y Eric Bedin.


Más información sobre el lobo etíope:

Vídeo sobre el programa de conservación explicado por sus directores

http://www.iucnredlist.org/details/full/3748/0

http://www.arkive.org/ethiopian-wolf/canis-simensis/

http://www.animalesextincion.es/articulo.php?id_noticia=000216&titulo=Lobo_etiope_(Canis_simensis)

https://es.wikipedia.org/wiki/Canis_simensis

https://www.loboswiki.com/lobo-etiope

https://www.wolfworlds.com/es/lobo-etiope/

https://www.sciencedaily.com/releases/2015/06/150622085224.htm

https://www.ecured.cu/Lobo_et%C3%ADope

https://animaldiversity.org/accounts/Canis_simensis/



domingo, 8 de julio de 2018

El dingiso, reciente descubrimiento en Nueva Guinea

El dingiso (Dendrolagus mbaiso) es una especie de canguro arborícola que permaneció oculta para la ciencia nada menos que hasta 1994. Se trata de un animal endémico de la isla de Nueva Guinea, en la que habita las Montañas Sudirman, cadena montañosa perteneciente a la provincia indonesia de Papúa (antigua Irian Jaya). Quizás la principal razón del descubrimiento tan tardío de esta especie sea lo impenetrable de su hábitat: densos bosques en las montañas (entre 2.700 y 3.500 metros de altitud), frecuentemente envueltos en una espesa niebla, condiciones que disuadieron durante mucho tiempo a las expediciones occidentales a aventurarse en dichos territorios. Difíciles condiciones a las que hay que sumar la prohibición a equipos científicos extranjeros de explorar la provincia en detalle por parte de las autoridades indonesias hasta tiempos bastante recientes.

El dingiso es un animal con una longitud del cuerpo aproximadamente entre 50 y 80 cm., provisto de una larga cola de la que se sirve para escalar y agarrarse cuando salta de árbol en árbol. Sus extremidades traseras están bien desarrolladas y las plantas de los pies, poseen almohadillas cubiertas por una piel rugosa que, junto con las uñas curvadas, proporcionan un buen agarre en los troncos y ramas de los árboles. Su pelaje tiene un característico color negro con marcas blancas en abdomen, pecho y cara. Aunque primariamente habitan los árboles, también se sienten cómodos en el suelo del bosque, en el que se mueven mediante pequeños saltos. Se sabe que son activos tanto durante el día como durante la noche, alimentándose de hojas y frutos. Al igual que otros canguros, dan a luz a crías diminutas y muy poco desarrolladas, las cuales trepan por el pelaje de su madre hasta introducirse en la bolsa, donde permanecerán nutriéndose de leche varios meses en un entorno protector, ya que por ejemplo son incapaces de regular su temperatura corporal.

Imagen relacionada
Ejemplar de dingiso. (fuente).

 La historia del dingiso comienza en 1990, cuando, en su visita a las Montañas Sudirman, el fotógrafo de vida salvaje Gerald Cubitt, se encontró con un cazador de la tribu Dani, quien quiso venderle un joven ejemplar de canguro arborícola. Gerald no aceptó la oferta, pero tomó varias fotos del animal. Cuando regresó al Reino Unido y trató de identificar al animal, no logró relacionarlo con ninguna especie conocida.
Aquel mismo año, el hueso mandibular de un animal desconocido fue entregado por miembros de la tribu Lani al zoólogo Tim Flannery, quien más tarde sería director del Museo de Australia del Sur, en su visita a las Montañas Sudirman. Flannery no logró identificar la especie a la que pertenecía. En aquel mismo viaje, el zoólogo australiano adquirió un sombrero de la tribu Lani cubierto por un pelaje negro con manchas blancas.
Flannery quedó intrigado por aquellos restos de un animal desconocido, así como por las fotos tomadas por Cubitt, hasta que en la primavera de 1994 tuvo la oportunidad de viajar de nuevo a las Montañas Sudirman, gracias a una invitación para hablar sobre vida salvaje a los habitantes de una localidad llamada Tembagapura. Cuando llegó, lo primero que hizo fue mostrar las fotos del misterioso animal a miembros de las tribus locales Moni y Dani, preguntándoles si conocían aquella criatura, a lo cual ellos respondieron afirmativamente. Los Dani llamaban al animal nemenaki y lo cazaban por su carne. Los Moni se referían a él como dingiso, término que significa "gran animal de caza negro" y nunca lo cazaban, pues era importante dentro de sus creencias, ya que según ellos era el ancestro del que derivaba su pueblo. 
Provisto de esta información, lo que ahora deseaba Flannery era encontrar un ejemplar vivo de lo que parecía evidente que era una especie en aquel momento desconocida por la ciencia occidental. Por ello, salió en expedición junto a miembros de las tribus locales a tratar de localizar algún ejemplar. Tras varios intentos fallidos, finalmente, a finales de Mayo, un cazador Dani del equipo de Flannery, encontró varios trozos del pelaje y los huesos de dos ejemplares que habían sido devorados por algún depredador. Pocos días después, otro cazador Dani retornó al campamento con un dingiso muerto en sus hombros.
 A finales de Octubre de aquel mismo año (1994), Flannery tuvo la ocasión de contemplar su primer ejemplar vivo del animal en la localidad de Tembagapura, cuando un joven macho fue descubierto escondido en una caseta de maquinaria de una mina abandonada. Flannery filmó al animal y después lo liberó de nuevo en el bosque. 

Miembro de una tribu de Nueva Guinea con un dingiso a hombros (fuente).

En 1995, Flannery describió formalmente la especie bautizándola con el nombre científico de Dendrolagus mbaiso, que significa "el canguro arborícola prohibido", haciendo referencia al rechazo de los Moni a cazar esta especie debido a sus creencias. En esta descripción también participaron Boeadi Bapak, biólogo indonesio del Museo de Zoología de Bogor y Alexandra Szalay, antropóloga de la Universidad de Sidney, quienes fueron los acompañantes de Flannery el año precedente en su búsqueda del dingiso.

El dingiso está clasificado desde 2010 como especie en peligro de extinción por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). Se piensa que su población ha sufrido un declive mayor del 50% durante los últimos 30 años debido a las actividades humanas (agricultura y caza). El cambio climático también está relacionado con el retroceso de la especie, ya que está propiciando diferentes prácticas agrícolas en el territorio de estos animales. Hay grandes diferencias en la densidad de población de esta especie a lo largo de su territorio. Es un animal común en la parte occidental de las Montañas Sudirman, donde habita la tribu Moni. En esta zona también se aprecia un nivel de confianza mucho mayor del dingiso hacia los humanos, permitiendo incluso ser cogido en brazos. Es en la parte oriental del sistema montañoso donde las poblaciones de la especie están sufriendo un mayor declive, ya que en esta zona el animal no es respetado por las creencias tradicionales de las tribus locales, como los Dani. Además se observa que en estos lugares el dingiso es mucho más tímido y huidizo.


Actualmente, no se está llevando a cabo ninguna medida de conservación específica para el dingiso. Sin embargo, organizaciones conservacionistas como WWF, trabajan en la protección de la fauna de Nueva Guinea promoviendo un uso responsable de los recursos forestales y tratando de ayudar a los gobiernos locales en una mejora de la gestión de las áreas protegidas, ya que las autoridades indonesias no cuentan con recursos suficientes para hacer frente a los problemas que presenta la conservación de la naturaleza.


Más información sobre el dingiso:









Más información sobre Tim Flannery:


        

viernes, 22 de septiembre de 2017

Un búfalo filipino en miniatura

El tamaraw, conocido en español como búfalo de Mindoro o tamarao (Bubalus mindorensis, Heude, 1888), es un búfalo endémico de la isla filipina del mismo nombre. Se trata del mamífero terrestre de mayor tamaño nativo de las Filipinas, además de ser uno de los animales más escasos y menos conocidos del mundo. Su aspecto recuerda al del búfalo asiático de agua (Bubalus arnee) en muchos aspectos, excepto en el tamaño, mucho más reducido. De hecho, los análisis de ADN muestran una relación muy estrecha entre ambas especies, tanto que el tamaraw llegó a ser considerado una subespecie del búfalo de agua por algunos autores. Asimismo, muestra gran parecido con el anoa de montaña (Bubalus quarlesi) y el anoa de tierras bajas (Bubalus depressicornis), dos bóvidos nativos de Indonesia y considerados miniaturas del búfalo de agua. Tampoco debe ser confundido con el carabao (Bubalus bubalis carabanesis), una forma doméstica del búfalo de agua criada en las Filipinas.

Macho adulto de tamaraw en el Parque Nacional Mount Iglit-Baco, en la provincia de Mindoro Occidental (Filipinas). Fotografía de Gregg Yan (2012). Wikimedia Commons.

Su pequeño tamaño y sus cuernos rectos son las dos principales características que llevaron a los expertos a dar al tamaraw la categoría de especie, diferenciándolo así de su pariente el búfalo asiático de agua. Llega a alcanzar poco más de 1 metro de altura. La longitud de la cabeza y el cuerpo es de aproximadamente 220 centímetros, a los que hay que sumar 60 centímetros de cola. El peso ha sido medido sólo para las hembras, oscilando entre 180 y 300 kilogramos. La forma de los cuernos puede ser usada para distinguir los sexos. Los cuernos de los machos son más gruesos, más largos, más planos y más cercanos entre sí que los de las hembras. Además, también pueden usarse para determinar la edad de los individuos, ya que crecen a mayor ritmo que las orejas y se van separando en la base a medida que el animal madura. Tanto en machos como en hembras los cuernos crecen en "V", en contraposición a la forma de "C" en arco de los cuernos del búfalo de agua.
El pelaje del adulto es de color marrón oscuro o negro grisáceo. Pueden diferenciarse por el color los juveniles, cuyo pelaje es pardo-rojizo, con las patas de color marrón oscuro y una línea dorsal negra. Esta coloración cambia a una especie de color pizarra entre los 3 y los 4 años de edad, alcanzándose la coloración adulta a los 5 años. En la mayoría de individuos el pelaje color pizarra se oscurece, tan sólo algunas hembras adultas son más bien de color marrón. Unas marcas blancas están presentes encima de las pezuñas y en el interior de la parte baja de las extremidades anteriores. Asimismo, la mayoría de individuos presentan unas líneas de color blanco-grisáceo que van desde la esquina interior de los ojos hacia los cuernos. Algunos ejemplares pueden tener marcas blanquecinas en ambos lados de la mandíbula inferior. También puede existir una mancha blanca en la garganta.
El dimorfismo sexual es poco evidente en esta especie. Los caracteres que permiten distinguir entre machos y hembras son muy escasos, reduciéndose a las pequeñas diferencias en los cuernos, el pelaje marrón oscuro de algunas hembras adultas o el cuello más grueso en los machos que en las hembras.

Búfalo de Mindoro pastando en el Parque Nacional Mount Iglit-Baco. Fotografía de Gregg Yan (fuente).

La isla de Mindoro ocupa un área de 9.735 kilómetros cuadrados. Antiguamente, el tamaraw estaba ampliamente extendido por su territorio, pero hoy en día se encuentra únicamente en el interior montañoso de la isla, ocupando un territorio de entre 100 y 300 kilómetros cuadrados en el Parque Nacional Mount Iglit-Baco -el área protegida más grande de Mindoro, en el centro de la isla-, el Monte Aruyan -en el Municipio de Sablayan- y en el Santuario de Vida Natural del Monte Calavite -en el extremo norte de la isla-. Por tanto la especie se distribuye en tres subpoblaciones que habitan la Provincia de Mindoro Occidental. Se sospecha además que existen unos pocos grupos aislados de animales fuera de estas tres subpoblaciones. En tiempos prehistóricos el tamaraw se distribuía por otras islas de Filipinas, existiendo registros en la isla de Luzón que datan del Pleistoceno.

Área de distribución del búfalo de Mindoro

La especie se encuentra "En Peligro Crítico de Extinción" según la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), debido al hecho de que en la actualidad existen menos de 250 individuos maduros y se estima que la población siga en retroceso durante sus tres próximas generaciones. Además, se cree que más del 90% del total de estos animales se encuentran en la subpoblación del Parque Nacional Mount Iglit-Baco. Las otras dos subpoblaciones albergan cada una alrededor de tan solo 20 animales.
En 1900, la población total de tamaraw se estimaba en unos 10.000 animales. En 1987 se estima que quedaban tan sólo unos 370, mientras la población total a día de hoy se sospecha que está en torno a 300 individuos -alrededor de 400 según las estimaciones más optimistas-.

Sello postal de Filipinas haciendo referencia al programa "Salvar al tamaraw" de la Far Eastern University de Manila, que pretende doblar el número de ejemplares de la especie para 2020 (fuente)

Antiguamente podía encontrarse al tamaraw desde el nivel del mar hasta altitudes superiores a 1.800 metros, habitando pastizales, claros del bosque, selvas de bambú, valles pantanosos y bosques de baja a media elevación. Actualmente la especie se encuentra confinada en áreas muy reducidas, por encima de los 200 metros de altitud. Es más frecuente encontrarlo en bosques secundarios y en mosaicos de bosque / pastizal. Los bosques de dipterocarpaceas originales de la región se encuentran sólo como restos a lo largo de las crestas calizas, donde están protegidos del fuego. La alimentación de estos animales se compone de varias especies de herbáceas y brotes tiernos de bambú.
El tamaraw ha pasado de ser un animal diurno a ser principalmente nocturno, debido a la invasión de su territorio por parte de los humanos y las consecuentes molestias generadas a la especie. Tiene por costumbre descansar entre hierbas altas o en la profundidad del bosque. Al igual que otros búfalos, le gusta revolcarse en el fango, más durante el día que durante la noche y principalmente durante la estación lluviosa.
Es un animal más solitario que otros bóvidos, especialmente los machos adultos, los cuales nunca se asocian entre ellos, tan solo con hembras durante un breve tiempo en el periodo reproductor. Se ha sugerido que esta naturaleza solitaria puede suponer una adaptación al medio boscoso, donde los grandes grupos pueden suponer un problema. Hipótesis que es reforzada por el hecho de que en determinadas zonas del Parque Nacional Mount Iglit-Baco, el tamaraw puede ser visto formando grandes grupos, debido a la relativa protección que les ofrece el entorno. Además, muestran más actividad diurna en estas zonas.

El periodo de gestación dura de 276 a 315 días, después de los cuales, nace un solo ternero. No está del todo aclarado la época en la que estos animales dan a luz. El periodo óptimo para ello sería durante la estación lluviosa de Mindoro -de Junio a Noviembre-, cuando más abunda su alimento. Sin embargo, en la zona del Monte Iglit, los informes sobre recién nacidos y animales jóvenes se restringían a los meses de Diciembre y Enero durante las observaciones realizadas en 1966. Los animales jóvenes permanecen con sus madres bastante tiempo, hasta los 2-4 años de edad. El intervalo entre parto y parto es de 2 años. La longevidad del tamaraw en la naturaleza se estima entre 20 y 25 años.



Durante el siglo XX la principal amenaza para el tamaraw fue la pérdida de territorio debido a las prácticas ganaderas y agrícolas de los seres humanos. Una amenaza derivada de la ganadería es la posible transmisión de enfermedades infecciosas a estos animales desde el ganado doméstico. Históricamente el tamaraw fue cazado tanto como trofeo de caza como para consumo de los habitantes locales, contribuyendo estas actividades a un declive importante de su población. Desde la Segunda Guerra Mundial, el incremento de la población humana, la tala de bosques, la ganadería y la extensión del uso de armas de fuego en la isla de Mindoro, han tenido un gran impacto en el número de estos animales. A partir de los años 80, la caza deportiva se ha reducido mucho debido al declive de su población y a una vigilancia y concienciación más intensas después de la creación de las zonas protegidas en su área de distribución. Actualmente, la principal amenaza para el búfalo de Mindoro es la falta de opciones que tienen estos animales a la hora de dispersarse y extender su rango de distribución, debido a la presión de las poblaciones humanas. La caza tradicional por parte de los indígenas locales supone un problema, incluso si el tamaraw no es un objetivo, ya que pueden caer presa de trampas dirigidas a otras especies. También la caza furtiva sigue amenazando hoy en día a esta especie.

El tamaraw está listado en el Apéndice I de CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres). La especie recibe protección total por parte del gobierno filipino. A pesar de ello, el programa para su cría en cautividad no ha tenido éxito. De los veintiún individuos capturados a principios de los años 80, tan sólo quedaban nueve en 1997. En 2015, un único ejemplar sobrevivía en cautividad. Una mala gestión del recinto que albergaba a estos animales ha sido la principal causa del fracaso de este programa. Es necesario realizar estudios adicionales para determinar si existen animales fuera de los tres núcleos de población conocidos.


Más información sobre el búfalo de Mindoro:

http://www.feu.edu.ph/manila/index.php/support-a-cause/tamaraw-times-two-by-2020/save-the-tamaraw/

https://www.youtube.com/watch?v=NHt3mS_ELGk

http://animaldiversity.org/accounts/Bubalus_mindorensis/

http://www.wildcattleconservation.org/SpeciesFactSheets/bubalus-mindorensis.htm

http://www.ultimateungulate.com/artiodactyla/bubalus_mindorensisfull.html

http://www.iucnredlist.org/details/full/3127/0

https://www.youtube.com/watch?v=AYWdnp1rKaU

https://www.youtube.com/watch?v=U9VIOMFt3rk

https://es.wikipedia.org/wiki/Bubalus_mindorensis

http://www.arkive.org/tamaraw/bubalus-mindorensis/


domingo, 30 de julio de 2017

El tiburón de Groenlandia

Conocido con el nombre científico de Somniosus microcephalus (Bloch & Schneider, 1801), el tiburón o tollo de Groenlandia (también llamado tiburón boreal) es una especie poco conocida por la ciencia y de la cual aún no se tienen muchos datos. Se trata de un tiburón elusivo y de gran tamaño que, opuestamente a la inmensa mayoría de tiburones, prefiere habitar las aguas frías del Ártico y del Atlántico Norte. Sus movimientos son lentos y su cuerpo es de apariencia tosca y pesada, por lo que a veces recibe el nombre de tiburón dormido o dormilón. Las aletas dorsales carecen de espinas y están muy reducidas en tamaño. Posee un hocico corto y redondeado. Para un tiburón de su tamaño, las hendiduras branquiales también son notablemente pequeñas y están situadas en la parte baja del lateral de la cabeza. La coloración del animal varía desde marrón hasta negro o gris, aunque frecuentemente aparecen en la piel líneas oscuras o manchas blancas. Sus ojos son pequeños, así como las aletas pectorales. Los dientes superiores son muy finos y puntiagudos, teniendo como función sujetar a la presa e introducirla en la boca. Por el contrario, los dientes inferiores son más anchos y cuadrados y su función es partir en pedazos el alimento.
Se trata de uno de los tiburones más grandes que existen, siendo solo un poco más pequeño que el tiburón blanco. Su tamaño máximo se estima en 640 cm (se piensa que pueden llegar a los 730 cm) aunque la mayoría de adultos miden entre 244 y 427 cm, siendo los machos en general algo más pequeños que las hembras. Su peso puede rondar los 400 kg, superando los individuos de mayor tamaño la tonelada.

Imagen de un tiburón de Groenlandia (fuente)

El área de distribución del tiburón de Groenlandia se extiende exclusivamente por regiones del Atlántico Norte y el Ártico, ya que en 2004 los científicos confirmaron que los avistamientos de los que se tiene constancia en el Atlántico Sur y el océano Antártico no son en realidad tiburones de Groenlandia, sino que se trata de su pariente el dormilón sureño, de aspecto muy similar al tollo groenlandés, pero perteneciente a una especie diferente.

Rango de distribución del tollo de Groenlandia

Durante los meses de invierno, estos tiburones se acercan a la costa en busca de aguas un poco más cálidas, pudiendo ser vistos en aguas someras de bahías y desembocaduras de ríos. En los meses de verano normalmente regresan a aguas más profundas, pudiendo ser encontrados a profundidades de entre 180 y 550 metros, aunque se sabe que frecuentan profundidades mayores. La máxima profundidad a la que han sido registrados fueron 2.200 metros en aguas costeras de Carolina del Norte (EEUU). Poseen mecanismos de adaptación que les permiten vivir a tan bajas temperaturas y tan elevadas profundidades. Sus tejidos contienen altas concentraciones de urea y de un compuesto llamado TMAO (N-óxido de trimetilamina). Ambos compuestos en conjunto actúan como un anticongelante y ayudan a regular la presión osmótica del tiburón. Además son capaces de hacer sus procesos vitales más lentos para adaptarse al frío extremo, aunque sin llegar a hibernar.
Las altas concentraciones de las citadas sustancias hacen que sus tejidos sean tóxicos para el ser humano. El consumo de la carne de uno de estos tiburones podría matar a una persona.




Se sabe que la dieta de estos tiburones abarca un amplio espectro de presas, incluyendo animales de gran tamaño. Aunque se cree que son principalmente carroñeros, también cazan activamente. Se alimentan de diversas especies de peces, como tiburones de menor tamaño, arenques o lenguados. Otras presas pueden ser aves marinas, calamares, crustáceos, varios tipos de moluscos...Frecuentemente son atraídos por el olor alrededor de los barcos de pesca y las estaciones balleneras. Incluso pueden cazar mamíferos marinos como focas o cetáceos. Se ha observado a algunos de estos tiburones tender emboscadas a renos y otros animales que caminaban cerca del borde de una plataforma de hielo. En el estómago de algunos individuos se han encontrado restos de alces, aves marinas, perros...¡Incluso osos polares!

En los ojos de muchos de estos tiburones se encuentra adherido un tipo de copépodo. La relación de estos crustáceos con los tiburones de Groenlandia no está del todo clara. Más que tratarse de parásitos, se piensa que los copépodos y los tiburones establecen una especie de relación simbiótica entre sí. Los copépodos se alimentarían de parte de los tejidos del ojo del tiburón, disminuyendo su capacidad visual hasta el punto de volverlos ciegos. Sin embargo, algunas observaciones indican que estos crustáceos son capaces de generar luz, es decir, son bioluminiscentes. La emisión de luz en las oscuras profundidades en las que se mueven estos animales atraería a las presas hacia el tiburón, que de esta manera conseguiría alimento más fácilmente.




Los tiburones de Groenlandia son posiblemente los vertebrados más longevos, desbancando de este récord a la ballena de Groenlandia, que puede vivir hasta 211 años. En un estudio liderado por Julius Nielsen, de la Universidad de Copenhague, y publicado en la revista Science en 2016, los científicos utilizaron un novedoso método para determinar la edad de 28 hembras de tiburón de Groenlandia capturadas entre 2010 y 2013.
En las lentes de los ojos de estos tiburones se encuentran proteínas que se van acumulando con el tiempo, mientras el tiburón se desarrolla en el vientre materno (son animales ovovivíparos). Los investigadores aplicaron la datación por radiocarbono para determinar la antigüedad de estas proteínas. Se vieron obligados a tener en cuenta un efecto colateral de las pruebas nucleares realizadas en los años 50: un aumento en los niveles de carbono-14 atmosféricos que incidieron en la cadena trófica del Atlántico Norte a principios de los años 60. Los dos tiburones más pequeños capturados tenían los niveles de carbono-14 más altos, sugiriendo que habían nacido después de principios de los 60. Otro tiburón había nacido a principios de los años 60 y los 25 restantes, antes de la citada década. Para determinar las edades de estos 25 tiburones, los científicos desarrollaron un modelo que combina los contenidos en carbono-14 con el ritmo de crecimiento de estos animales, el cual es muy lento (menos de 1 cm al año). De esta manera se estimó que el tiburón más grande capturado, una hembra de más de 5 metros, tenía una edad aproximada de 392 años, con un rango de posibles edades entre 272 y 512 años. Además, determinaron que las hembras de estos tiburones alcanzan la madurez sexual cuando llegan a los 4 metros de longitud, lo cual no sucede antes de los 150 años de edad.
Sin embargo, otros expertos cuestionan el método empleado por estos investigadores, ya que afirman que parte de las proteínas presentes en las lentes de los ojos de estos tiburones y por tanto el carbono-14 que contienen, podrían provenir de nutrientes tomados por la madre, lo cual añadiría incertidumbre a los cálculos.
No obstante, nadie pone en duda la gran longevidad de unos animales que según la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) se encuentran bajo amenaza, debido sobre todo a que fueron capturados en el pasado por el aceite de su hígado.


Más información sobre el tiburón de Groenlandia:

http://www.iucnredlist.org/details/full/60213/0

https://en.wikipedia.org/wiki/Greenland_shark

http://dinoanimals.com/animals/greenland-shark-long-lived-shark/

http://sharkopedia.discovery.com/types-of-sharks/greenland-shark/#the-greenland-shark-an-icy-mystery

https://www.theguardian.com/environment/2016/aug/11/400-year-old-greenland-shark-is-the-oldest-vertebrate-animal?CMP=share_btn_tw

http://www.arkive.org/greenland-shark/somniosus-microcephalus/

https://oceanwide-expeditions.com/es/blog/8-facts-about-the-greenland-shark

http://www.bbc.com/news/science-environment-37047168

Documental sobre el tiburón de Groenlandia (en inglés)

El tiburón de Groenlandia en "Monstruos de río" (en inglés)



miércoles, 5 de julio de 2017

El rorcual de Omura

También conocido como rorcual común enano, el rorcual de Omura (Balaenoptera omurai) fue descrito como especie en el año 2003, lo que lo convierte en el noveno miembro de la familia de los rorcuales, junto al rorcual azul, el rorcual común, el rorcual norteño, el rorcual tropical, el rorcual de Bryde, el rorcual minke en sus dos variantes (común y antártico) y la yubarta o ballena jorobada. Antes del año 2003 era considerado una forma pigmea del rorcual de Bryde.

La descripción de la especie está basada en el análisis tanto de la morfología y anatomía como del ADN mitocondrial de nueve individuos. En 1976, fueron capturados en el Mar de Salomón, al suroeste del Pacífico, seis ejemplares, en los cuales se observaba un tamaño más pequeño de lo habitual para tratarse de rorcuales de Bryde maduros sexualmente. Dos años más tarde, otros dos individuos fueron capturados en las Islas Cocos-Keeling, a mitad de camino entre Australia y Sri Lanka. Al igual que los seis capturados en el Mar de Salomón, estos dos ejemplares pasaron prácticamente desapercibidos junto a las más de cien ballenas de Bryde capturadas al sur de la Isla de Java. Dos científicos japoneses, Shiro Wada y Kenichi Numachi, fueron los primeros en sugerir (en 1991) que los ocho especímenes capturados a finales de los años setenta no eran en realidad rorcuales de Bryde, sino que debían pertenecer a una especie aún no descrita por la ciencia. Llegaron a esta conclusión basándose tanto en análisis enzimáticos como en la comparación de características anatómicas. Sin embargo, las cosas no comenzarían a aclararse hasta 1998, fecha en la que fue examinado por el Dr. Yamada, del Museo Nacional de Ciencias de Tokio, el cadáver de una ballena que había colisionado con un barco pesquero japonés. Dicha ballena recordaba en su apariencia externa a los ejemplares capturados a finales de los años setenta. Como resultado del análisis y comparación de datos morfológicos, osteológicos y del ADN mitocondrial entre esta ballena y dos de los ejemplares capturados años atrás, Wada, Oishi y Yamada publicarían el 20 de Noviembre de 2003 un artículo en la revista Nature en el que harían la descripción del nuevo taxón, bautizándolo en honor al cetólogo japonés Hideo Omura. El holotipo utilizado para describir la nueva especie fue la hembra adulta de 11 metros de longitud que colisionó con un barco japonés y que quedó varada en la Isla de Tsunoshima, en el Mar del Japón, el 11 de Septiembre de 1998.
Algunos análisis genéticos, como los llevados a cabo por Yoshida y Kato en 1999, o LeDuc y Dizon en 2002, ayudaron a afianzar la clasificación del rorcual de Omura como una especie distinta del rorcual de Bryde y del rorcual común. Sin embargo, algunos organismos son cautelosos y prefieren seguir clasificando al rorcual de Omura como una variante de pequeño tamaño de la ballena de Bryde, aunque abiertos a revisar esta clasificación, como ocurre con la IWC (International Whaling Commission) o la tercera edición de la publicación de referencia Mammal Species of the World, alojada en la web del Departamento de Biología de la Universidad de Bucknell (Estados Unidos).

Imagen de un rorcual de Omura en Madagascar. Salvatore Cerchio / Woods Hole Oceanographic Institution.

El aspecto del rorcual de Omura recuerda en líneas generales al del rorcual común. De hecho, a veces es llamado rorcual común enano o pigmeo. Ambas especies coinciden en varias características, como la coloración asimétrica de la mandíbula inferior, que es blanca en el lado derecho y más oscura en el lado izquierdo, una cresta prominente en la parte superior de la cabeza, los márgenes blancos en las aletas pectorales o las marcas en forma de chevrón detrás de la cabeza, por citar solo las más destacadas. También tiene caracteres en común con el rorcual de Bryde, especialmente la forma de la aleta dorsal.

El color de los rorcuales de Omura es gris oscuro en la parte superior, mientras el tono de la parte inferior es gris claro o blanco. La cresta principal de la cabeza puede estar acompañada por crestas auxiliares. Poseen entre 80 y 90 surcos ventrales que se extienden más allá del ombligo.

Se trata de un rorcual de pequeño tamaño, tan solo las ballenas minke (común y antártica) son menores. La longitud de las hembras varía entre 10 y 11,5 metros y la de los machos aproximadamente entre 8 y 10 metros.

Ballena de Omura alimentándose junto a su cría cerca de las costas de Madagascar. Foto de S. Cerchio publicada por National Geographic Society.

El área de distribución del rorcual de Omura no es conocida con exactitud debido al escaso número de ejemplares de esta ballena de los que se tiene constancia. La localización en la que fue encontrado el ejemplar usado como holotipo para describir la especie (Mar del Japón) se sospecha que no es representativa de la distribución de estos animales. Se sabe de la presencia de individuos en el Mar de Bohol (Filipinas) mediante identificación genética. Seguramente se han capturado más ejemplares de los que se tiene constancia, como por ejemplo ocho individuos capturados en aguas al oeste de Australia entre 1958 y 1963 que fueron catalogados como rorcuales de Bryde a pesar de su pequeño tamaño (unos 11 metros), lo cual hace pensar que podría tratarse de rorcuales de Omura. Se piensa que su rango de distribución abarca las aguas subtropicales del Pacífico occidental y el Índico, extendiéndose por el norte hasta el sur de Japón. Es parcialmente simpátrica con el rorcual tropical y el rorcual de Bryde. Habita tanto aguas profundas como zonas costeras. No se conocen sus patrones de migración.

Mapa de distribución del rorcual de Omura

Tampoco se tienen apenas datos acerca de la dieta de estas ballenas, pero se cree que se pueden alimentar principalmente de eufausiáceos y peces. Debido a la escasez de datos acerca del número de efectivos que componen su población, la especie es catalogada por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) como "Data deficient", es decir, sin datos suficientes para hacer una estimación. Se sabe que estas ballenas han sido cazadas en algunas zonas de su área de distribución, por ejemplo en Filipinas mediante caza artesanal, o perseguidas por balleneros japoneses.

En Noviembre de 2016 un dron captó imágenes de una ballena de Omura alimentándose en Raja Ampat (Indonesia):



Más información sobre Balaenoptera omurai:

http://www.omuraswhale.org/home#welcome

http://news.nationalgeographic.com/2016/02/160210-whales-rare-oceans-oceans-animals-diet/

http://us.whales.org/species-guide/omuras-whale

http://www.whalefacts.org/omuras-whale-facts/

https://en.wikipedia.org/wiki/Omura%27s_whale

http://www.iucnredlist.org/details/full/136623/0

http://us.whales.org/species-guide/omuras-whale

http://www.dailymail.co.uk/travel/travel_news/article-3297958/The-world-s-rarest-whale-Omura-captured-film-time.html


martes, 3 de enero de 2017

Loricifera, un nuevo phylum de invertebrados

Los loricíferos constituyen un filo de animales descrito en una fecha tan reciente como 1983. Se trata de animales diminutos (alrededor de la cuarta parte de un milímetro) que viven en los espacios existentes entre los granos de arena del fondo marino, a los que se adhieren fuertemente. La descripción original del filo está basada en ejemplares recolectados en la costa francesa, aunque parecen estar ampliamente distribuidos por el mundo.

La historia de los loricíferos comienza en 1961, cuando Robert P. Higgins, becario en el Museo Nacional de Historia Natural de Washington, predijo la existencia de unos diminutos animales aún desconocidos por la ciencia. En mayo de 1974, Higgins encontró un ejemplar de dichas criaturas, pero no fue capaz de reconocerlo, dando por hecho que se trataba de un estadio larvario de una especie de priapúlido. Un año después (1975), el zoólogo danés Reinhardt Mobjerg Kristensen, de la Universidad de Copenhague, encontraría un nuevo ejemplar, con la mala suerte de que el diminuto animal resultó destruido durante su preparación para ser observado mediante microscopio electrónico. Por fortuna, entre 1976 y 1979, el Dr. Kristensen descubrió algunas larvas de estos animales en la arena del fondo marino de la Bahía de Godhavn (oeste de Groenlandia), a una profundidad de poco más de 100 metros.

 Finalmente, en abril de 1982, descubriría un ejemplar adulto en un gran golpe de suerte, ya que sería un descubrimiento totalmente casual. Kristensen había obtenido una enorme muestra de grava del fondo marino a una profundidad de entre 25 y 30 metros mientras se encontraba realizando trabajo de campo en la Estación de Biología Marina de Roscoff (Francia). Al tratarse de su último día de estancia en el país galo antes de partir de nuevo hacia Dinamarca, Kristensen tenía prisa por examinar las diminutas criaturas que podían encontrarse entre las partículas de arena. Por este motivo, prefirió prescindir de las técnicas más sofisticadas para separar los animales de las partículas de grava, optando por un método mucho más sencillo y rápido: lavar las muestras de grava en agua dulce. Sin ser en aquel momento consciente de ello, el zoólogo danés había descubierto la manera ideal de separar a los loricíferos de las partículas de grava, ya que se cree que estos animales se adhieren con tanta fuerza al sustrato que no se pueden extraer con los métodos convencionales, lo cual posiblemente explica su descubrimiento tardío. Casi todos los loricíferos descubiertos hasta el momento se han recogido sumergiendo durante unos instantes la muestra bentónica en agua dulce. Esto provoca un choque osmótico en los animales, es decir, el cambio brusco en la concentración de sales hace que estos animales se desprendan de las partículas a las que están adheridos y puedan ser recolectados en las aguas circundantes. Entre los pequeños animales obtenidos con esta técnica por Kristensen, se encontraba un adulto de las criaturas predichas por Higgins en 1961, además de diferentes estadios larvarios. Poco después, serían encontrados loricíferos de diferentes especies en muestras arenosas de Groenlandia, usando este mismo método.

Imagen a microscopio de un loricífero (fuente)

Para estas fechas, Kristensen y Higgins ya habían oído hablar el uno del otro y de su interés en estos diminutos animales. Comenzaron a trabajar juntos, clasificando los ejemplares encontrados en las muestras que recogieron en años previos. Se dieron cuenta de que, a pesar de que todos estos animales mostraban caracteres generales similares, había diferencias suficientes entre ellos como para dividirlos en distintos subgrupos. En 1983, Kristensen nombró al nuevo phylum "Loricifera" y describió formalmente su primera especie, Nanaloricus mysticus, basándose en el ejemplar adulto recogido en Roscoff (Francia). Se trataba del tercer filo animal descrito en el siglo XX, después de los pogonóforos (1914) y de los gnatostomúlidos (1956). Mientras tanto, al tipo larvario básico de estos animales le fue concedido el nombre de "larva Higgins", en honor a Robert P. Higgins, quien fue el primero en predecir la existencia de estos invertebrados diminutos mucho antes de su descubrimiento oficial.
En 1986, ambos científicos (Higgins y Kristensen), describieron ocho nuevas especies de loricíferos en un único artículo científico, pertenecientes a los géneros Pliciloricus y Rugiloricus. En 1988, Kristensen describió la especie Pliciloricus hadalis, el primer loricífero recogido en arcilla roja a una profundidad de más de 8.000 metros, en el Pacífico oeste.
A finales de 2011 ya habían sido descritas 22 especies de loricíferos, clasificadas en 8 géneros diferentes, y se piensa que alrededor de un centenar más aún aguardan descripción científica.

Dos larvas Higgins pertenecientes a Nanaloricus mysticus vistas con microscopio electrónico de barrido. (C) Dr. Reinhardt M. Kristensen.

El nombre loricíferos significa "que lleva loriga". La loriga es una especie de coraza formada por placas, en el interior de la cual puede retraerse la parte anterior del cuerpo. El extremo anterior cónico del animal (introverto) lleva numerosas espinas curvas en su superficie lateral llamadas escálidas. La loriga, que encierra el abdomen, también posee espinas, aunque más pequeñas que las escálidas. Un tubo bucal conduce hacia la faringe bulbosa, y ésta se continúa con el intestino, que forma la mayor parte del tubo digestivo. El recto desemboca al exterior por un cono anal. Se alimentan probablemente de bacterias. El cerebro ocupa casi por completo el introverto. Las escálidas están inervadas por nervios procedentes tanto del cerebro como de ganglios nerviosos. Los sexos son separados y cada uno tiene un par de gónadas con un protonefridio (órgano excretor) asociado, que desembocará en el conducto urogenital. No se conocen muchos detalles de la reproducción.
La larva de Higgins se parece al adulto, pero carece de estiletes y de espinas. El introverto no se puede retraer en la loriga y posee un par de apéndices caudales o pies que se cree tienen función locomotora.

Anatomía de un loricífero adulto tipo (izquierda) y de la larva Higgins (fuente)

En el año 2010, fueron encontradas tres especies de loricíferos con una característica muy especial: son capaces de pasar toda su vida en un ambiente anóxico (carente de oxígeno). Hasta ese momento, se pensaba que esta era una forma de vida reservada exclusivamente a virus y algunos organismos unicelulares, como ciertos tipos de bacterias.
El científico italiano Roberto Danovaro, de la Universidad Politécnica de Marche (Ancona) y sus compañeros de investigación, recolectaron estos animales en un cañón submarino de la costa sur de Grecia, en el Mar Mediterráneo. Los diminutos animales miden menos de 1 mm de longitud y viven en sedimentos carentes de oxígeno a más de 3.000 metros de profundidad. A pesar de que algunos animales pluricelulares habían sido encontrados previamente en ambientes anóxicos, los científicos no tienen claro que dichos animales fuesen residentes permanentes en semejantes entornos. Sin embargo, estas tres especies de loricíferos parecen reproducirse y pasar toda su vida en los sedimentos anóxicos.
Los científicos han encontrado una adaptación que permite a estos seres diminutos vivir en esas condiciones. En lugar de mitocondrias, que dependen del oxígeno para producir energía, estos loricíferos poseen orgánulos llamados hidrogenosomas, capacitados para producir energía en ausencia de oxígeno, mediante la vía de la fermentación.
Este descubrimiento demuestra que los metazoos (animales pluricelulares) son capaces de ocupar nichos ecológicos que hasta ahora se creían reservados para otros tipos de seres vivos.

El zoólogo danés Kristensen no solo pasará a la historia de la zoología por haber descubierto los loricíferos, ya que posteriormente descubriría otros dos filos de invertebrados: los ciclióforos (1995) y los micrognatozoos (2000).



Algunos enlaces de interés:

http://vadebichos.blogspot.com.es/2017/05/loriciferos-anaerobios-tan-importantes.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Loricifera

https://www.revolvy.com/main/index.php?s=Loricifera

http://elmundodelabiologa.blogspot.com.es/2009/09/caracteristicas-principales-del-phylum.html

https://www.ecured.cu/Loric%C3%ADferos

http://www.naturalista.mx/taxa/151833-Loricifera

Los loricíferos en Encyclopedia of Life

http://www.earthlife.net/inverts/loricifera.html

http://www.nature.com/news/2010/100406/full/464825b.html

http://bmcbiol.biomedcentral.com/articles/10.1186/1741-7007-8-30

Filo Cicliophora

Filo Micrognathozoa



domingo, 18 de septiembre de 2016

El enigma taxonómico del panda gigante

El panda gigante (Ailuropoda melanoleuca) se ha convertido en uno de los animales salvajes preferidos por el gran público, además de un símbolo de la lucha por la conservación de la naturaleza a nivel mundial. Su descubrimiento para la ciencia occidental tuvo lugar en 1869 de la mano del misionero y naturalista francés Jean Pierre Armand David, quien dio a conocer al mundo numerosas especies de plantas y animales originarias de China, algunas de ellas de gran tamaño, como el ciervo del padre David, bautizado así en su honor. Por aquella época (segunda mitad del siglo XIX), eran conocidas por algunos eruditos occidentales ciertas representaciones artísticas chinas antiguas, en las cuales se apreciaba una criatura con aspecto de oso, predominantemente de color blanco, aunque con extremidades oscuras, que eran normalmente atribuidas a imágenes de osos polares llevados a China por cazadores -aún cuando las extremidades del oso polar son del mismo color (blanco) que el resto de su cuerpo-.
El 11 de marzo de 1868, el padre David descubrió la piel de un misterioso animal en la casa de un terrateniente de Szechwan. Parecía coincidir con la criatura mostrada en las antiguas representaciones artísticas, es decir, una especie de oso polar de extremidades negras. Esta piel despertó inmediatamente el interés del misionero, quien tuvo claro desde el principio que no podía tratarse de un oso polar. David contrató a algunos cazadores con la misión de conseguir ejemplares del misterioso animal. El 23 de marzo de 1869 ya habían conseguido cazar un animal joven, y pocos días después se hicieron con un adulto.
El padre David bautizó la especie con el nombre de Ursus melanoleucus (oso blanco y negro), sin embargo, al llegar los especímenes cazados a Europa y ser examinados por el especialista en mamíferos Alphonse Milne-Edwards, este creyó conveniente clasificar el nuevo animal como un pariente cercano de los mapaches y del panda menor o panda rojo (Ailurus fulgens), descrito en 1825 por Georges Cuvier. De esta manera, Milne-Edwards decidió cambiar el nombre de la especie por el de Ailuropoda melanoleuca, haciendo referencia tanto al parecido en la estructura de los pies del nuevo animal con los del panda menor, como a su coloración blanca y negra. El nombre común de la especie (panda gigante) deriva de su parecido físico con el panda menor y de su mayor tamaño.


Panda gigante fotografiado en su hábitat natural, utilizando cámaras trampa que se activan con el movimiento.
Flickr / Encyclopedia of Life.

Después de su descubrimiento oficial, unos pocos ejemplares fueron cazados y enviados a museos en occidente, sin embargo, el panda gigante siempre se mostró como un animal muy elusivo. Desde la década de 1880 hasta la de 1920, tan solo un ejemplar joven (regalado a un zoólogo alemán en su visita a China), fue visto con vida por los científicos occidentales, aunque murió pocos días después. En aquellos años se empezaba a pensar que la especie podría haberse extinguido.  En abril de 1929 tendría lugar un suceso que, a la postre, sería decisivo en la conservación de la especie. Dos hijos del presidente estadounidense Theodore Roosvelt, consiguieron matar un panda gigante después de seguir su rastro durante 2 horas y media en las montañas Hsifan. Su trofeo de caza sería expuesto en el Museo de Historia Natural de Chicago. La noticia saltó a los medios de comunicación, centrando la atención del gran público en un animal hasta esa fecha poco conocido fuera de los círculos científicos. De esta manera, no solo era evidente que el panda gigante no se había extinguido, sino que además empezó a cobrar fama mundial, incitando a numerosos cazadores a buscar al animal para incluirlo entre sus trofeos. Sin embargo, hacia mitad de la década de 1930 la fiebre por dar caza a un panda ya había pasado, siendo sustituida por un objetivo bien distinto: llevar un panda vivo a occidente. En diciembre de 1936 llegaba a los Estados Unidos Su-Lin, una cría de panda que había sido capturada por Ruth Harkness, quien desembarcó en el puerto de San Francisco con el animal en brazos. Su-Lin se convirtió en el primer panda gigante vivo en ser expuesto en un país occidental, concretamente en el zoo Brookfield de Chicago. La alegría no duraría mucho, ya que moriría menos de 2 años después de su llegada al atragantarse con una rama. Sin embargo, en los siguientes años llegarían a occidente más pandas gigantes, convirtiéndose en las atracciones principales de los parques zoológicos.

Ruth Harkness con Su-Lin en brazos. (fuente)

La reclasificación taxonómica de la especie por parte de Milne-Edwards hijo, fue seguida por muchos años de debate acerca de la verdadera identidad del panda gigante. En este sentido, puede decirse que existían dos grandes corrientes, una de las cuales afirmaba que se trataba de un verdadero oso, con el Dr. Dwight Davis, del Museo de Historia Natural de Chicago, como uno de sus miembros destacados. Mientras que la otra gran corriente, con el experto en carnívoros de la Universidad de Ghana Dr. R.F. Ewer a la cabeza, era partidaria de clasificar al panda gigante como un pariente de los mapaches. Incluso había una tercera corriente, encabezada entre otros por el Dr. George Schaller (vicepresidente de la Sociedad Zoológica de Nueva York), que abogaba por crear una familia zoológica nueva con el panda gigante como único miembro, o bien incluyendo también al panda rojo o menor. Todas estas tendencias únicamente se basaban en el estudio y comparación de caracteres anatómicos, hasta que en 1956 comenzaron a sentarse las bases de la clasificación taxonómica moderna del panda, con la publicación de un artículo por parte de los investigadores de la Universidad de Kansas Charles Leone y Alvin Wiens. Fueron los primeros en realizar un estudio serológico del panda, desvelando un parentesco con los osos. A este estudio le siguieron análisis bioquímicos más detallados, hasta que en 1983, Stephen O´Brien y otros científicos del National Cancer Institute de los Estados Unidos, utilizaron la técnica de hibridación del DNA para comparar directamente el material genético del panda gigante con el de osos y mapaches. Se ayudaron además de otros tests bioquímicos utilizados para disminuir las posibilidades de error. Los estudios de        O´Brien y colaboradores indicaron que el panda gigante representaba una rama altamente especializada de los osos, mientras que el panda menor estaba estrechamente emparentado con los mapaches. A partir de entonces parece que se ha cerrado el debate sobre la identidad de esta especie, aceptándose su inclusión dentro de la familia de los Úrsidos junto al resto de osos del mundo, dando la razón a su descubridor, el padre David, quien había descrito inicialmente al panda gigante como una nueva especie de oso.

Panda gigante alimentándose de bambú en el centro de cría de la especie de Chengdu, provincia de Sichuan (China).
(C) David Blank / Animal Diversity Web.

En el pasado el área de distribución del panda gigante comprendía buena parte del este y sur de China, llegando incluso hasta Birmania y Vietnam. Hoy en día, está restringido a seis cadenas montañosas separadas entre sí, en las provincias chinas de Gansu, Shaanxi y Sichuan, en el borde oriental de la llanura del Tíbet. Habita bosques templados de montaña con abundancia de bambú, entre 1.200 y 4.100 metros de altitud. El aumento de las actividades industriales humanas, especialmente a partir de 1949 en China, ha provocado la fragmentación del hábitat de los pandas, con la pérdida de numerosas áreas forestales, lo que ha provocado que estos osos hayan tenido que buscar lugares habitables por encima de los 1.000 metros de altitud.
Para intentar estimar el número total de efectivos de la especie, el gobierno chino ha llevado a cabo cuatro grandes censos desde 1974, a intervalos de aproximadamente 10 años. El último de ellos tuvo lugar entre 2011 y 2014, movilizando a 2.000 personas y cubriendo un total de casi cuatro millones y medio de hectáreas de terreno. Dicho censo arrojó una estimación de unos 2.060 individuos, siendo aproximadamente la mitad de ellos adultos maduros reproductivamente. Estos datos confirman la tendencia al crecimiento de la población de pandas que se ha detectado a partir del segundo censo nacional, llevado a cabo entre 1985 y 1988, seguramente gracias a las medidas de protección de los bosques y de reforestación llevadas a cabo en el país asiático. La especie está catalogada como vulnerable por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza).

Hembra de panda gigante con su cachorro recién nacido en el centro de cría de Chengdu. (fuente)

Los pandas gigantes han evolucionado especializándose en una dieta basada casi exclusivamente en el bambú, siendo esta planta una fuente muy pobre en proteínas y conteniendo altas cantidades de lignina y celulosa. Esto hace que los pandas tengan que consumir diariamente enormes cantidades de esta planta (entre 10 y 18 kg.), para conseguir cubrir sus requerimientos energéticos diarios. En comparación con los herbívoros, el panda tiene una baja eficiencia digestiva, ya que su aparato digestivo es similar al de sus antepasados carnívoros, por lo que dedica gran parte de su tiempo a alimentarse (unas 14 horas diarias). Un reciente estudio ha demostrado que la flora microbiana intestinal del panda juega un papel importante en la digestión de las fibras de bambú, lo que ayudaría a compensar su baja eficiencia digestiva. Otra adaptación que ayuda a compensar el bajo aporte energético del bambú es el escaso gasto diario de energía de estos animales, similar al de un perezoso o al de un reptil. Además, muestran adaptaciones comportamentales destinadas a compensar el escaso aporte energético de su fuente de alimento principal, como por ejemplo seleccionar las partes más nutritivas de las plantas de bambú o alimentarse de diferentes especies dependiendo de la estación del año.
A pesar de que está ampliamente extendido que la dieta de los pandas gigantes se compone exclusivamente de bambú, no es así. Estos osos también se alimentan de otros tipos de materia vegetal y ocasionalmente pueden comer carne. Algunos ejemplares han sido vistos comiendo carroña y se piensa que pueden llegar a cazar activamente roedores como los pikas, o ciervos almizcleros jóvenes. Incluso imágenes de una cámara trampa mostraron a un individuo que acostumbraba a cazar cabras domésticas.

Panda gigante de Qinling (fuente)

Por último, destacar que en las montañas Qinling vive una población de pandas gigantes genéticamente distintos a sus congéneres, con características físicas diferenciales, como un pelaje de color marrón y blanco (en lugar del común negro y blanco del resto de pandas) y una cabeza más redonda, similar a la de los felinos, en contraposición a la cabeza más alargada y más parecida al resto de especies de osos de los pandas "comunes". Algunos expertos han propuesto considerar a estos pandas una subespecie en sí misma, la subespecie de Qinling, diferenciándola del resto de pandas, que constituirían la subespecie de Sichuan. La clasificación de los pandas de Qinling como subespecie distinta no es aceptada por todos los expertos, que sí coinciden sin embargo en que esta población debe ser gestionada como una unidad de conservación, en base a mantener su estructura genética y sus posibles adaptaciones al medio.


Más información sobre el panda gigante:

Documental de Nat Geo Wild (en inglés) titulado "La vida de los pandas gigantes"

http://www.iucnredlist.org/details/full/712/0

http://www.arkive.org/giant-panda/ailuropoda-melanoleuca/

https://nationalzoo.si.edu/animals/giant-panda

http://wwf.panda.org/what_we_do/endangered_species/giant_panda/

http://animals.nationalgeographic.com/animals/mammals/giant-panda/

http://www.worldwildlife.org/species/giant-panda

http://www.panda.org.cn/english/

http://animals.sandiegozoo.org/animals/giant-panda

http://animaldiversity.org/accounts/Ailuropoda_melanoleuca/

http://www.bearsoftheworld.net/qinling_panda_bear.asp

http://cntvna.com/News/2013-10/17/cms90919article.shtml

http://lazy-lizard-tales.blogspot.com.es/2012/01/on-meat-eating-giant-pandas.html