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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que contar y contarlo" (Oscar Wilde). "Me he dedicado a investigar la vida y no sé por qué ni para qué existe" (Severo Ochoa).

sábado, 27 de agosto de 2016

El marozi, ¿león moteado de montaña?

El primer encuentro documentado con el marozi data de 1931, cuando un granjero de nombre Michael Trent abatió dos leones moteados de pequeño tamaño en la cordillera de Los Aberdares (Kenia) a una altitud de unos 3.000 metros. Dichos leones fueron exhibidos como trofeos, llamando la atención del Departamento de Caza de Nairobi debido a sus inusuales pieles moteadas. Los cachorros de león tienen la piel moteada como método de camuflaje, sin embargo, pierden esas manchas al llegar a la edad adulta. Lo que llamaba la atención de estos leones, una vez que fueron examinados más a fondo, es que tenían una edad demasiado avanzada para retener un pelaje moteado.
Las primeras noticias de la existencia de leones moteados llegaron a oídos de los occidentales a través del Coronel Richard Meinertzhagan, quien había escuchado varios testimonios de los marozi entre 1903 y 1908 en las montañas de Kenia. Esos testimonios fueron entendidos más bien como un mito propio de los nativos de aquellas tierras. En 1924 el Capitán A. Blayney Percival informó haber cazado una leona y sus cachorros, los cuales eran todos moteados. Afirmó que la leona tenía una piel con rosetas bien visibles, al igual que sus cachorros. Cabía la posibilidad de que algunos individuos retuvieran sus manchas juveniles durante mucho más tiempo de lo habitual. En 1931, el Capitán R.E. Dent, guardabosques keniata a cargo de la Sección de Pesca, observó cuatro leones moteados que cruzaron el camino por delante suyo, a unos 3.000 metros de altitud. Según afirmó más tarde, parecían más oscuros y más pequeños de lo habitual, se trataba de un tipo muy diferente de león. Dent no le dio mucha importancia a este avistamiento, hasta que, unos meses después, varios de sus empleados le comunicaron que habían atrapado un animal que no era ni un león ni un leopardo, sino que parecía un cruce entre ambos. Por razones desconocidas no fueron capaces de traer de vuelta al animal, y no pudieron conservar su piel.

Idealización del marozi por Bill Rebsamen (Shukernature.com).
Volviendo al primer caso documentado, es decir, a los dos leones abatidos por Trent en 1931, eran un macho y una hembra, aunque la melena en el macho era muy escasa, casi inexistente. A partir del tamaño de las pieles se determinó que su edad era de al menos 3 años, es decir, la edad púber. Dichas pieles eran moteadas, a pesar de que los leones pierden sus manchas mucho antes de los tres años de edad. Además las manchas no mostraban signos de decoloración. La falta de un esqueleto, o al menos de un cráneo, hizo que los funcionarios del Departamento de Caza keniata no pudieran llegar a un veredicto acerca de la edad exacta o la especie a la que pertenecían los dos ejemplares. Kenneth Gandar Dower, un cazador de caza mayor, examinó las pieles de Trent y escribió sobre ellas: "Parecen pertenecer a leones de 2 ó 3 años. Las rosetas con las que nacen la mayoría de los leones no muestran signos de decoloración en ellos. Algunos especímenes inusualmente conservan sus manchas hasta una edad avanzada, pero no en un grado comparable a estos dos ejemplares, con rosetas no sólo distribuidas por las piernas y los flancos, sino por todo el cuerpo." 

Precisamente Kenneth Dower fue el primero en liderar una expedición para encontrar al marozi, convencido de que debía existir en la región una especie de felino aún desconocida para la ciencia. Sin embargo, en sus expediciones, Dower sólo fue capaz de encontrar rastros y otras pruebas circunstanciales de la existencia de estos animales. Las huellas de mayor tamaño que encontró eran demasiado grandes para tratarse de un leopardo, pero demasiado pequeñas para pertenecer a un león, y no encajaban con la hipótesis de un león joven, ya que aquellos animales parecían haber estado acechando a un búfalo, por tanto debía tratarse de ejemplares adultos. No mucho tiempo después, fueron encontradas nuevas huellas a una altitud de unos 3.800 metros. Tras examinarlas, se determinó que pertenecían a un macho y una hembra de marozi, entre otras cosas debido a la gran altura a la que fueron encontradas. Un guía keniata de la expedición había descrito a Dower su encuentro con dos marozi un par de semanas atrás. Según él, eran un macho y una hembra que se encontraban jugando al sol y eran más pequeños y más esbeltos que sus parientes de las llanuras.

Piel de uno de los leones moteados cazados por Trent. Publicada en el libro "The spotted lion" de Kenneth Gandar Dower (1937).
La publicación del libro "El león moteado" por Dower atrajo gran atención y sacó a la luz nuevas pruebas. La más interesante vino de la mano de G. Hamilton Snowball, quien recordó en una carta a la revista "The Field" una aventura vivida en la cordillera de Los Aberdares. Había abatido un animal que en principio parecía ser un leopardo, sin embargo, se dio cuenta de que era demasiado grande y oscuro. Sus guías nativos le indicaron que se trataba de un damasia, no de un chui (leopardo). Según ellos, era tan diferente de un leopardo, como un león lo era de un marozi. Hamilton les preguntó qué era un marozi y ellos inmediatamente le respondieron que se trataba de un animal más pequeño que un león, que generalmente era visto en parejas, aunque esto ocurría en pocas ocasiones y normalmente a gran altitud. Más tarde, en la primavera de 1923, Hamilton asegura haber visto junto a sus guías nativos a dos marozi a una altitud de unos 3.500 metros. Los guías reconocieron inmediatamente a los animales, quienes asustados por los humanos, se escondieron rápidamente en la espesura del bosque. Investigaciones posteriores dieron a conocer que los nativos hacían una clara distinción entre simba (león) y marozi (león moteado de montaña). Afirmaban que los leones nunca subían a tales alturas, sin embargo las altas montañas eran el hábitat del marozi.

HIPÓTESIS SOBRE EL MAROZI

1) Híbrido entre especies. Los casos de hibridación entre un león y un leopardo están bien documentados en cautividad, y la descendencia muestra unos rasgos que encajan bastante bien con el aspecto que debe tener un marozi. Sin embargo, no se ha documentado el cruzamiento entre estos animales en estado salvaje, donde se supone que sería mucho más difícil debido a varias razones, como el diferente estilo de vida de ambas especies.

Aspecto de un leopon (híbrido entre leopardo y león). Foto de Kent Gavin (Shukernature.com).

2) Aberración genética. El aspecto del marozi puede ser el resultado de la expansión de un gen recesivo en una población de leones como consecuencia de una elevada tasa de endogamia. Esta mutación haría que los leones retuviesen sus manchas en la edad adulta y sería causa también del menor tamaño de los individuos. Sin embargo, esto no explicaría su preferencia por el bosque en lugar de sabana, ni las elevadas altitudes en las que habita.
Robert Foran, en un artículo publicado en "The Field" en 1950, sugiere que podría tratarse de ejemplares de león somalí (Panthera leo somalica), una variedad de león más pequeña, más pálida y con melena más escasa que otros leones africanos, que habrían establecido una población en la región de Los Aberdares (Kenia) y entre los cuales habría algunos individuos aberrantes que retendrían una piel moteada en la edad adulta.
Según el zoólogo Karl Shuker, se trata de la evolución de una versión de montaña del león, especialmente adaptado a vivir en los bosques, en los cuales su pelaje moteado, menor talla y la casi ausencia de melena en el macho, serían caracteres favorables para tener éxito en la caza en dicho tipo de hábitat.

3) Individuos subadultos. Parece no ser una hipótesis muy consistente, debido a que se han encontrado ejemplares de edad adulta que retenían su pelaje moteado.

4) Un nuevo taxón. El criptozoólogo belga Bernard Heuvelmans, propuso en 1955 que el marozi era una nueva especie, a la que bautizó con el nombre de Leo maculatus.


Otra imagen de un leopon (Messybeast.com).
Actualmente el marozi es poco recordado y puede que no haya sobrevivido más allá de la mitad del siglo XX, ya que desde los años 40-50 de dicho siglo los informes sobre avistamientos son prácticamente inexistentes.


Más información sobre el marozi:

Vídeo sobre el marozi (youtube)

http://messybeast.com/genetics/lions-spotted.htm

Híbridos entre especies de felinos

http://www.lairweb.org.nz/tiger/marozi.html

El marozi y otros felinos misteriosos en el blog de Karl Shuker

Híbridos entre leopardos y leones


sábado, 20 de agosto de 2016

El descubrimiento de dos nuevos pecaríes

Los pecaríes son mamíferos artiodáctilos de aspecto muy similar a los jabalíes, que habitan las zonas tropicales del continente americano. Son animales de tamaño mediano: suelen medir entre 90 y 130 cm de longitud y pueden llegar a pesar unos 40 kg. Una diferencia notable con los jabalíes y cerdos domésticos es que éstos tienen colmillos largos y curvados que sobresalen de su boca, mientras los colmillos de los pecaríes son cortos, rectos y no sobresalen de la boca del animal.

A principios de los años 70 del siglo XX eran conocidas por la ciencia tan solo dos especies de estos animales. Entre 1972 y 1975, un equipo encabezado por Ralph Wetzel, profesor de la Universidad de Connecticut, realizó extensos estudios de campo en la región semiárida de Gran Chaco, abarcando diferentes zonas de Argentina, Paraguay y Bolivia. Durante esta expedición, los investigadores se percataron de que los habitantes locales conocían tres tipos diferentes de pecarí: el pecarí labiado (Tayassu pecari), el pecarí de collar (Pecari tajacu) y además hablaban de una tercera forma, de mayor tamaño y de grandes orejas, al que se referían como tagua, pagua o curéburo (cerdo-burro). Wetzel fue provisto por los cazadores locales de cráneos de los tres tipos de pecarí, y tras compararlos entre sí, llegó a la conclusión de que el animal de mayor tamaño y con orejas de burro del que hablaban los nativos era en realidad una tercera especie de pecarí no catalogada por la ciencia.

De vuelta a la Universidad de Connecticut, Wetzel se dio cuenta de que el pecarí de orejas grandes que acababa de descubrir en el Chaco, en realidad no era del todo desconocido para la ciencia. Al comparar su cráneo con los de una especie fósil de pecarí conocida como Platygonus wagneri, se percató de que eran el mismo animal. El primer fósil de Platygonus wagneri fue descubierto en 1930, y desde entonces se encontraron muchos más ejemplares de esta especie, pero ninguno de ellos posterior al Pleistoceno (hace entre dos millones y diez mil años), por lo que se pensaba que la especie era una de las muchas que no habían sobrevivido a la Edad de Hielo. Además, Wetzel creyó conveniente incluir a la especie en un nuevo género, renombrándola en 1975 como Catagonus wagneri, hoy en día conocida comúnmente como pecarí del Chaco o tagua.

Pecarí del Chaco Catagonus wagneri en el zoo Beardsley (Bridgeport, Connecticut). Foto de James Dowling-Healey/Animal Diversity Web.
Es una especie activa durante el día, cuando se alimenta de cactus, frutos, raíces y plantas herbáceas. Suelen lamer suelos ricos en sales minerales para obtener calcio y magnesio. Viven en pequeños grupos de 2 a 10 individuos, formados normalmente por 4 ó 5 adultos acompañados por juveniles. Son animales territoriales, viven en áreas que pueden superar las 1.100 hectáreas y que marcan con sus glándulas odoríferas. Las hembras producen descendencia como muy pronto a los 2 años de edad. Tienen una camada al año, compuesta por 1 a 4 crías, que nacen bien desarrolladas y son capaces de correr a las pocas horas de su nacimiento. Se piensa que su longevidad puede superar los 9 años.

Actualmente esta especie se encuentra en peligro de extinción según la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). Sus mayores amenazas son la destrucción de su hábitat y la caza por parte de los nativos de la zona para alimentarse de su carne y obtener su pelaje. La organización Wildlife Conservation International inició en 1983, bajo la dirección del zoólogo Andrew Taber, un proyecto para intentar frenar el declive de la especie, así como para salvaguardar la ecología de la región del Gran Chaco.

Sello postal de la República de Argentina con la imagen del pecarí del Chaco (fuente)

Durante el año 2000, el cinematógrafo alemán de vida salvaje Lothar Frenz y el biólogo holandés especialista en mamíferos Marc van Roosmalen, se encontraban realizando una expedición en la región amazónica del río Aripuana, cuando observaron como los integrantes de una tribu local cazaban y comían lo que parecía un pecarí de un tamaño superior a lo común. Los dos hombres pudieron rescatar algunos restos del animal, que fueron enviados a analizar genéticamente. En 2003, van Roosmalen consiguió filmar imágenes de tres individuos de esta especie. Después de la comparación de secuencias tanto de DNA mitocondrial como de DNA nuclear con el pecarí de collar (Pecari tajacu), se llegó a la conclusión de que los restos recogidos por Frenz y van Roosmalen pertenecían a una nueva especie que habría divergido del pecarí de collar hace entre 1 y 1.2 millones de años. En un artículo publicado en 2007, van Roosmalen y coautores nombraron formalmente la nueva especie como Pecari maximus, al tratarse de la especie conocida de pecarí de mayor tamaño. Sin embargo, en 2011, un equipo de científicos liderado por Jaime Góngora analizó diferentes tipos de pruebas sobre la nueva especie de pecarí. Compararon tanto caracteres anatómicos como secuencias de DNA, llegando a la conclusión de que no había razones suficientes para hablar de una nueva especie. Por esta razón, la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), decidió eliminar de su lista de especies a Pecari maximus, pasando a considerarla una variante de la ya conocida Pecari tajacu.

Pareja de pecaríes de collar Pecari tajacu. (C) Jeff Whitlock / Encyclopedia of Life
Muchos zoólogos actuales no están convencidos de la validez como especie del pecarí gigante, y tiende a pensarse que más bien representa una variante local del pecarí de collar con un tamaño mayor de lo habitual.


Más información sobre el pecarí del chaco:

http://www.arkive.org/chacoan-peccary/catagonus-wagneri/#text=Biology

http://www.iucnredlist.org/details/4015/0

http://library.sandiegozoo.org/factsheets/chacoan_peccary/peccary.htm

http://www.edgeofexistence.org/mammals/species_info.php?id=67

http://www.ultimateungulate.com/Artiodactyla/Catagonus_wagneri.html

http://animaldiversity.org/accounts/Catagonus_wagneri/

Más información sobre Ralph Wetzel:

http://biodiversity.uconn.edu/wetzel-biography/

Más información sobre el Dr. Marc van Roosmalen:

http://www.marcvanroosmalen.com/

https://en.wikipedia.org/wiki/Marc_van_Roosmalen


sábado, 16 de julio de 2016

El redescubrimiento del ibis gigante

El ibis gigante (Thaumatibis gigantea), Oustalet, 1877, es la especie de ibis más grande del mundo. Se trata del ave nacional de Camboya, además de ser una especie extremadamente rara: instituciones como The Zoological Society of London o la Universidad de Yale la catalogaron en 2014 como la especie de ave en mayor peligro de extinción. Su área de distribución se extendía históricamente por Tailandia, Laos, Vietnam y Camboya, aunque solo era considerada una especie común en parte de este último país. Después de los años 60 del siglo XX hubo un largo periodo sin ningún avistamiento en el que fue considerado posiblemente extinto, hasta que en 1993 la especie fue redescubierta en Laos. Poco después de este avistamiento, una diminuta población reproductora de estos animales fue hallada en los remotos bosques de dipterocarpáceas del norte de Camboya, cerca de la frontera con Laos.

Ibis gigante Thaumatibis gigantea (fuente)
Los adultos de ibis gigante alcanzan una longitud del pico a la cola de hasta 106 cm, con una altura en la vertical de hasta 1 metro y un peso de unos 4.2 kilogramos. El plumaje es pardo-grisáceo oscuro con la cabeza y parte superior del cuello desnudos. Hay bandas oscuras en la parte posterior de la cabeza y la zona de los hombros, además de en la punta de las alas. Destaca su pico curvado y largo, de un color marrón-amarillento. Los ojos son de color rojo oscuro. Los juveniles tienen plumas cortas de color negro en la parte posterior de la cabeza bajando hasta el cuello, el pico es más corto que en el adulto y los ojos son de color marrón. Es característica su potente llamada, que repite frecuentemente al amanecer y al atardecer.

Los ibis gigantes pueden ser animales solitarios, aunque también se reúnen en parejas o en pequeños grupos. Habita los bosques abiertos de dipterocarpáceas de tierras bajas, predominantemente de hoja caduca, alimentándose en humedales (más abundantes durante la estación lluviosa) o en pastizales. Su dieta incluye gran cantidad de invertebrados, crustáceos, anguilas, pequeños anfibios, reptiles y semillas. Con frecuencia se alimenta en el barro blando que rodea a las piscinas estacionales. Anida en los árboles. Las hembras casi siempre ponen dos huevos por puesta en la estación húmeda. Las piscinas y los pastizales inundados estacionalmente con abundancia de lombrices parecen tener gran importancia en la época de cría, de junio a septiembre. No parece hacer grandes migraciones, pero se mueve en respuesta a perturbaciones locales y variaciones estacionales de las áreas inundadas.

El rango de distribución de esta especie abarca principalmente el norte y este de Camboya, con unos pocos individuos pertenecientes a esa misma población en el extremo sur de Laos. También han sido avistados recientemente ejemplares en el Parque Nacional Yok Don, en el extremo oeste de Vietnam, muy cerca de la frontera con Camboya. Antiguamente su rango de distribución se extendía también por el sur de Vietnam y parte de Tailandia, país este último en el que no quedan ejemplares a día de hoy.

Área de distribución del ibis gigante

La especie se encuentra "en peligro crítico de extinción" según la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). En 2014 fue llevada a cabo una estimación a nivel global del número de individuos que sobreviven, basada en nuevos datos recogidos y en la opinión de expertos. La población global fue estimada en un número mínimo de 194 individuos maduros, lo cual equivale a un total de aproximadamente 290 individuos. Las áreas de mayor densidad poblacional se encuentran en las llanuras del norte de Camboya, como el bosque protegido de Preah Vihear y el santuario de vida salvaje de Kulen Promtep. 


Ibis gigante en vuelo. Foto de Ashish John/WCS.
A pesar de que aún se conserva buena parte del hábitat adecuado para la supervivencia de la especie, la deforestación y el drenaje de humedales para la agricultura han disminuido las áreas habitables por estos animales. La conversión de tierras para usos agroindustriales como caucho, yuca, pasta de madera o plantaciones de teca, ha hecho desaparecer grandes áreas de bosque de tierras bajas.  La caza y la recolección de huevos parecen ser amenazas importantes en la actualidad. La población humana está aumentando en general dentro del rango de distribución del ibis gigante, lo que lleva a un aumento de las infraestructuras que contribuyen a la pérdida de los bosques. La frecuencia de quema de los bosques de dipterocarpáceas va en aumento, lo que lleva a una disminución en los recursos alimenticios para la especie. Las especies de árboles óptimas para anidar son utilizadas en muchos casos para usos comerciales de la madera, con lo que estas aves deben usar otros árboles menos adecuados para la construcción de sus nidos. Además, la depredación de los nidos por parte de depredadores como la civeta común de la palma (Paradoxurus hermaphroditus) o la marta de garganta amarilla (Martes flavigula) parecen limitar su éxito reproductor.


La caza del ibis gigante fue prohibida en Camboya en 1994. Además, en 2015 fue publicado un Plan Nacional de Acción para trabajar en la supervivencia de esta especie. Dicho Plan tiene como objetivo que en un plazo de 10 años (para 2025) la población de ibis gigante se haga estable o incluso aumente, y la especie habite una red de espacios protegidos adecuadamente. Ya se encuentran en marcha acciones para proteger tanto los lugares de cría como los de alimentación de la especie por parte del gobierno de Camboya, con la colaboración de organizaciones como BirdLife International o Wildlife Conservation Society.

Más información sobre Thaumatibis gigantea:

http://www.iucnredlist.org/details/full/22697536/0

http://eol.org/data_objects/32098398

http://www.arkive.org/giant-ibis/thaumatibis-gigantea/

Galería de vídeos

http://www.birdlife.org/datazone/speciesfactsheet.php?id=3800

http://www.edgeofexistence.org/birds/species_info.php?id=1919

http://asia.nikkei.com/Life-Arts/Life/Can-the-world-s-rarest-bird-be-saved