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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que contar y contarlo" (Oscar Wilde). "Me he dedicado a investigar la vida y no sé por qué ni para qué existe" (Severo Ochoa).
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jueves, 22 de noviembre de 2012

El ave moa y su extinción

Los moas (Orden Dinornithiformes) fueron un grupo de 9 especies de aves no voladoras (10 según algunas fuentes) que habitó Nueva Zelanda hasta (se supone) hace alrededor de 500 años. Pertenecían al grupo de las Ratites, al cual pertenecen por ejemplo el avestruz africano o el emú australiano. Los moas no poseían alas, al contrario que las aves no voladoras actuales, que como mínimo tienen vestigios.

El kiwi (pequeña ave no voladora de Nueva Zelanda) era considerado antiguamente el animal vivo más cercano genéticamente a los moas, sin embargo la cuestión no está del todo aclarada, ya que según un estudio de 2005 de Turvey et al., basado en comparaciones de ADN estarían más próximos al emú y al casuario, y según el trabajo publicado en 2010 por Phillips et al., los parientes más próximos de los moas serían los tinamús, un grupo de casi 50 especies de pequeñas aves voladoras sudamericanas.
Tanto la variación intraespecífica en el tamaño de los huesos entre los individuos de los periodos glaciales e interglaciales como el dimorfismo sexual evidente en varias especies, especialmente del género Dinornis, hacen complicada la clasificación y la separación entre especies en los moas.


Reconstrucción de la caza de Dinornis robustus por parte de los Maoríes. moahunters.org.nz.

Las 2 especies de mayor tamaño fueron Dinornis robustus (moa gigante de la isla sur) y Dinornis novaezealandiae (moa gigante de la isla norte). Se piensa que podían alcanzar hasta 3.7 metros de altura con el cuello estirado y unos 230 kg de peso. Sin embargo, no todas las especies alcanzaban estas proporciones ni mucho menos, y algunas de ellas eran de un tamaño bastante inferior a un ser humano adulto, como puede observarse en la siguiente figura:

Wikipedia.org.

Las 9 especies de moas reconocidas actualmente se engloban en tres familias diferentes:

1) Dinornithidae (Dinornis robustus y Dinornis novaezealandiae).

2) Megalapteryidae (Megalapteryx didinus).

3) Emeidae. Incluye las 6 especies restantes clasificadas en 4 géneros: Pachyornis (3 especies),
Anomalopteryx, Emeus y Euryapteryx.

Los moas eran animales herbívoros. Su dieta ha sido deducida principalmente de mollejas y heces fosilizadas (coprolitos), así como del estudio morfológico de su cráneo y pico, incluso del estudio de sus huesos mediante isótopos. Se alimentaban de un amplio rango de plantas, incluyendo diferentes partes de éstas, como las hojas o ramitas fibrosas de pequeños árboles y arbustos, además de frutos y semillas.

También los sonidos que los moas producían han podido ser deducidos de los restos fósiles. Su tráquea estaba formada por muchos anillos traqueales. Se sabe que al menos los géneros Euryapteryx y Emeus presentaban un alargamiento traqueal con una tráquea de hasta 1 metro que formaba un bucle dentro de la cavidad del cuerpo (Worthy & Holdaway, 2002). Esto está asociado con vocalizaciones profundas y resonantes que pueden viajar largas distancias y se da en algunos grupos de aves actuales, como cisnes, grullas o la gallina de Guinea.


Moas gigantes (Dinornis) en un cuadro de Heinrich Harder (s.XIX). Publicado en Shukernature.
Aunque alguna especie de moa habitaba tanto en la isla sur como en la isla norte de Nueva Zelanda, la mayoría de especies eran exclusivas de una de las 2 islas. Básicamente podemos hablar de 3 tipos de hábitats en los cuales se podían encontrar moas:

1) Bosques lluviosos con abundancia de hayas (Nothofagus). Anomalopteryx y Dinornis principalmente.

2) Bosque seco de matorral. Pachyornis, Euryapteryx, Emeus, Dinornis.

3) Hábitat subalpino. Pachyornis australis y Megalapteryx didinus.

Se han encontrado varias huellas fosilizadas de moas a lo largo de la isla norte de Nueva Zelanda. Un análisis de la distancia entre las pisadas ha llevado a los expertos a determinar que estos animales se desplazaban caminando a velocidades de entre 3 y 5 km/h.

Pisadas de moa fosilizadas. Wikipedia.org.
También han sido encontradas plumas y tejidos blandos de estos animales como músculo y piel. La mayoría de estos restos fueron encontrados en la región semiárida de Otago Central, en la isla sur, la región más seca de Nueva Zelanda.

El análisis de los anillos de crecimiento presentes en el hueso cortical de los moas ha permitido deducir que eran aves con una estrategia reproductiva del tipo K. Esto significa que tenían una baja fecundidad y un periodo de maduración largo hasta alcanzar la talla adulta (nada menos que 10 años). Este periodo era igual para todas las especies, por lo que se deduce que los moas de mayor talla tenían tasas de crecimiento óseo aceleradas en los primeros años de su vida. Esta baja fecundidad fue uno de los factores que contribuyó a su extinción, debido a que las poblaciones de moas no tenían tiempo a reponerse después de los episodios de caza a los que eran sometidos por parte de los maoríes (nativos neozelandeses). Se conservan 36 huevos de moa enteros en colecciones de museos. Estos huevos varían de tamaño entre 120 y 240 milímetros.


Pie preservado de Megalapteryx. Wikipedia.org.



LA EXTINCIÓN DE LOS MOAS

Los primeros pobladores humanos de Nueva Zelanda (los maoríes) llegaron a las islas entre los años 800 y 1.300 después de Cristo procedentes de Polinesia oriental. Hasta entonces, el único predador de los moas era el águila de Haast (Harpagornis moorei), el águila de mayor tamaño jamás conocida. Sin embargo, los moas más grandes no tenían nada que temer. Los pobladores humanos no tardaron en reducir drásticamente la población de moas de las 2 islas, y se piensa que hacia 1.400 la mayoría de estas aves ya estaban extintas. Sin embargo, como suele ser habitual, es discutida la fecha de su extinción e incluso se habla de la supervivencia de moas muchos años más allá de su supuesta extinción. Por ejemplo, se dice que los maoríes aún cazaban moas en la década de 1770. En 1838 el autor israelí J.S. Polack recogió restos de moas en la isla sur que le llevaron a hablar en un libro sobre la existencia de "aves similares al avestruz" en aquella isla. A principios del siglo XIX marineros y cazadores de focas aseguraban que a lo largo de la bahía Cloudy podían verse aves gigantescas, que según ellos alcanzarían los 4 metros de altura. Incluso salió publicado el testimonio de uno de ellos en la revista New Zealand Magazine en 1850 que aseguraba haber recogido huesos de estas aves con restos de carne aún fresca adheridos. Algunos autores han especulado que unos pocos ejemplares de Megalapteryx didinus pueden haber sobrevivido en parajes recónditos de Nueva Zelanda hasta el siglo XVIII o incluso el XIX, pero este hecho no es aceptado por muchos expertos (Anderson, 1989).

Reconstrucción con gran realismo de la caza de moas por los maoríes:



Precisamente uno de los testimonios ahora mejor conocido sobre la posible supervivencia de Megalapteryx didinus a finales del siglo XIX en la isla sur fue dado a conocer por el prestigioso ornitólogo neozelandés Robert A. Falla en la obra "A new dictionary of birds" de 1964. Es el testimonio de Mrs Alice McKenzie, quien nació y pasó su infancia en la bahía Martins. Cuando tenía 7 años, hacia 1880, se encontraba sentada en una duna de arena costera frente al bosque mientras esperaba a su hermano, el cual estaba reuniendo el ganado. Pudo ver frente a ella un ave de color azul oscuro de unos 3,5 pies de altura, grandes ojos saltones, pico ancho y potentes piernas escamosas con 3 garras en cada pie. Hizo un intento de atraparlo pero él respondió amagando con atacarla, por lo que corrió en dirección a su casa. En 1889 ella y su hermano volvieron a ver al extraño ave. Cuando en 1948 fue redescubierto el "takahe" (Porphyrio mantelli), la señora McKenzie examinó un ejemplar, descartando la posibilidad de que aquel fuese el ave que ella había visto en 1880 y 1889 debido a que "su apariencia era totalmente diferente, especialmente en lo que concernía al color de sus patas".


Megalapteryx didinus. Encyclopedia of life.


"Takahe". Mundoanimal.

Durante febrero y marzo de 1978 tuvo lugar una expedición en la isla sur de Nueva Zelanda liderada por Shoichi Hollie, biólogo japonés de la Universidad de Gunma. En la expedición se encontraban varios científicos importantes e incluso el director de un canal de televisión japonés. Iban "armados" con un sofisticado equipo que incluía una grabación de la reconstrucción de los gritos emitidos por los moas del género Megalapteryx mediante el análisis computerizado de la garganta de dichos animales. Desafortunadamente no obtuvieron ninguna réplica, por lo que consideraron que Megalapteryx se encuentra extinto. La misma opinión tiene Ron Scarlett, osteólogo del "Museo Canterbury" y que fue consultado por dicha expedición.


Reconstrucción artística del ataque de un Águila Haast a dos moas. Wikipedia.org.
Son muchos los testimonios de avistamientos de moas. En 2010 Bruce Spittle publicó su obra Moa sightings (Paua press), la cual consta de ¡más de 1.200 páginas! repartidas en 3 volúmenes diferentes. En ella se recogen y se explican al detalle 151 casos de supuestos avistamientos de moas con ilustraciones y mapas tanto a color como en blanco y negro. Es sin duda la obra más completa hasta el momento en este campo de estudio. El último de los avistamientos tratados en esta obra (el número 151) es el que tuvo lugar en 1993 a cargo de Paddy Freaney y sus 2 acompañantes en el "Craigieburn Forest Park". Spittle dedica a analizar este avistamiento la friolera de 283 páginas.



Noticia en prensa del avistamiento realizado por Paddy Freaney y sus acompañantes. Cryptomundo.com.

Tuvo lugar el 20 de enero de 1993. Paddy Freaney fue instructor del "Servicio Especial del Aire del Ejército Británico". Freaney y sus 2 acompañantes se encontraban haciendo senderismo por una zona bastante recóndita cuando se encontraron con el animal. Lo describieron como un ave con un cuerpo de aproximadamente 1 metro de alto y un cuello de 1 metro de longitud. La cabeza y el pico eran pequeños. Las plumas eran de color marrón-rojizo y gris. Tenía unas patas largas y gruesas cubiertas por plumas hasta casi la articulación de las rodillas, y los pies eran enormes. El gran animal desapareció en cuanto notó la presencia de los testigos. Freaney pudo tomar una foto del animal a unos 35-40 metros de distancia. Un grupo de procesado de imágenes del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la Universidad de Canterbury invirtió 3 días en analizar la imagen y llegaron a la conclusión de que se trataba de un gran ave. Por el contrario, Richard Holdaway, un antiguo estudiante de postgrado de Zoología en la Universidad de Canterbury, tras examinar la foto sacó la conclusión de que se trataba de un ciervo, ya que según él el cuello era demasiado grueso para tratarse de un ave y la fotografía mostraba principalmente la parte trasera de un ciervo. Otro experto en estos temas afirmó que lo que se veía en la foto era un emú, sin embargo esta hipótesis fue descartada debido a que todos los emús de Nueva Zelanda se encontraban en cautividad y las autoridades comprobaron que no se había producido la fuga de ningún ejemplar. Además había varias características que no encajaban con un emú, como el color del plumaje (demasiado oscuro), su mayor tamaño o que las plumas cubrían hasta las rodillas del animal, cosa que no se da en el emú.

Hubo quien intentó desacreditar a Freaney diciendo que sólo buscaba publicidad. Freaney rechazó enérgicamente estas insinuaciones manteniéndose en su convencimiento de que el animal que él y sus acompañantes habían observado durante más de 1 minuto era un moa. De hecho, parece ser que el gobierno de Nueva Zelanda se tomó muy en serio este incidente siguiendo a diario las evoluciones del mismo. Tras analizar la imagen llegaron a la conclusión de que no era una falsificación, ni una figura de cartón ni nada por el estilo.

Foto de un supuesto moa tomada por Paddy Freaney en 1993. Cryptomundo.com.

Meses después, dos excursionistas alemanes aseguraron haber visto un moa en la misma zona del avistamiento de Freaney dejando patente este hecho en un puesto de senderismo.

Algunos enlaces de interés sobre los moas:

Los moas en Wikipedia

Los moas en el blog de Karl Shuker

Encyclopedia of life

3 posibles tipos de moas supervivientes

Animales extintos por el hombre