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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que contar y contarlo" (Oscar Wilde). "Me he dedicado a investigar la vida y no sé por qué ni para qué existe" (Severo Ochoa).

lunes, 30 de julio de 2018

El lobo etíope, un cánido en peligro de extinción

También conocido como lobo abisinio, chacal del Semién, zorro del Semién, o caberú, el lobo etíope (Canis simensis) es la especie de cánido más amenazada del mundo, estimándose en la actualidad una población total de entre 300 y 500 individuos, con unos 200 adultos reproductores.
Las primeras noticias sobre la existencia de la especie se deben al naturalista y explorador alemán Eduard Rüppell, quien encontró al animal en 1835 en uno de sus viajes a Etiopía, por aquel entonces conocida como Abisinia. Rüppell envió un ejemplar al Museo Británico y pasaría mucho tiempo hasta que volvieron a tenerse noticias del cánido en Europa.

Ejemplar de lobo etíope (fuente)

Se trata de una especie endémica de las altiplanicies etíopes, donde vive confinada en siete sistemas montañosos aislados, entre los 3.000 y los 4.500 metros de altitud aproximadamente. Al norte del Gran Valle del Rift se le encuentra en varios sistemas montañosos, especialmente en las Montañas Simien. Al sureste del Rift africano se encuentra principalmente en las Montañas Arsi y el Parque Nacional de las Montañas Bale, donde habita la mayor población de la especie (con alrededor de 200 individuos). Viven en diferentes hábitats Afroalpinos, pero prefieren las áreas abiertas de herbáceas de escasa longitud y pastizales donde los roedores (su principal presa) son más abundantes, ya sean llanuras o zonas de pendientes suaves.

Área de distribución del lobo abisinio.

Su aspecto es similar al de un coyote, tanto en forma como en tamaño. Tiene extremidades característicamente largas y un hocico también largo y puntiagudo. El pelaje es de color rojizo o marrón anaranjado, con manchas blanquecinas en las partes inferiores del cuerpo y extremidades, la garganta, la cara y el interior de las orejas. Dos collares de color rojo ladrillo rodean el cuello. La parte terminal de la cola es de color negro. Las hembras se vuelven más amarillentas durante la época de cría y los juveniles tienen un pelaje gris carbón.
La longitud del cuerpo oscila entre 84 y 100 centímetros, con una altura en los hombros de hasta 62 centímetros y entre 11 y 20 kg de peso. Los machos son un 20% más grandes que las hembras. Los dientes son pequeños y ampliamente espaciados, lo que permite a estos animales manejar las pequeñas presas de las que se alimentan. Poseen grandes orejas que les ayudan a disipar mejor el calor.

Viven en grupos formados por entre 3 y 13 adultos, siendo animales altamente territoriales, por lo que marcan sus territorios con el olor de su orina y heces y sonidos que pueden ser escuchados a 5 kilómetros de distancia. Sin embargo, tienden a alimentarse individualmente. Existen fuertes vínculos sociales entre los miembros de un mismo grupo, que se saludan efusivamente. Los machos rara vez abandonan su grupo, pero las hembras frecuentemente buscan oportunidades de reproducción en otras manadas tratando así de evitar la consanguinidad. Dentro de un grupo, tan sólo la pareja dominante tiene derecho a reproducirse, ayudando los demás miembros al cuidado de la prole. Algunas hembras subordinadas llegan incluso a amamantar a los cachorros. Fuera de su grupo de origen todos los lobos tienen derecho a reproducirse con miembros de otros grupos.

Sello postal de Etiopía mostrando un lobo etíope (fuente).

El lobo etíope es principalmente diurno, aunque puede tener más actividad crepuscular o nocturna en caso de verse amenazado por la presencia humana. De hecho, el animal está siendo desplazado en parte de su rango de distribución por la presión de los cultivos agrícolas. Como ya se ha apuntado, sus presas favoritas son los roedores, especialmente la rata topo gigante (Tachyoryctes macrocephalus), que compone hasta un 40% de su dieta. También se alimenta de liebres y carroña. Prefieren cazar en solitario presas de pequeño tamaño y en raras ocasiones se les ve juntarse en grupo para dar caza a cabras domésticas o pequeños antílopes.
Se ha observado un curioso comportamiento en relación con la alimentación de estos animales. Un estudio de campo ha descubierto que los lobos etíopes han acostumbrado a las manadas de gelada (Theropitecus gelada) a su presencia, dejando pasar la oportunidad de capturar a los juveniles de estos parientes cercanos de los babuinos con el fin de ser más eficientes en la caza de roedores. Los gelada viven en grandes manadas de 200 a 1.000 animales y se alimentan de plantas herbáceas. Los investigadores vieron que la probabilidad de éxito de los lobos que cazaban "infiltrados" entre las manadas de monos se incrementaba notablemente, desde un 25% de intentos con éxito en los lobos que cazan por su cuenta, hasta un 66.7% de casos exitosos en los lobos que cazan dentro de las manadas de geladas. Se piensa que de alguna manera la presencia de la manada de monos facilitaría el encuentro de los lobos con los roedores, ya sea por el efecto de los gelada sobre la vegetación, que provocaría la salida de los roedores de sus madrigueras, o bien porque los monos crean una interferencia visual y sonora que hace más difícil para los roedores detectar a sus depredadores.


Son varias las amenazas que se ciernen sobre una ya de por sí diezmada especie. La pérdida de su hábitat natural relacionada con una agricultura de subsistencia está provocando que el lobo etíope se vea obligado a migrar a zonas cada vez más elevadas. La presencia de explotaciones ganaderas y la construcción de carreteras también contribuyen a la destrucción de su hábitat.
Otra de las amenazas para la especie es la hibridación con los perros domésticos, que pone en peligro su integridad genética.
En el pasado eran perseguidos por los ganaderos, que consideraban a estos animales una especie peligrosa para el ganado. Hoy en día no hay muchos problemas en este sentido, ya que en muy pocas ocasiones atacan a los animales domésticos.
Por último, hay que recalcar el peligro que tienen para estos lobos enfermedades como la rabia. El profesor de la Universidad de Oxford Claudio Sillero y su equipo del "Ethiopian Wolf Project" han identificado cuatro brotes principales de rabia en los Montes Bale, donde vive la mayor población del animal: en 1991, en 2003, en 2008 y en 2014. Con cada uno de estos brotes la población sufrió un declive de hasta el 75%. Debido a las dificultades que presentaba el uso de una vacuna de la rabia inyectable en los lobos, los investigadores comenzaron a experimentar con una vacuna oral, impregnando carne e intestinos de cabra que serían ingeridos por los animales. Comprobaron que el 86% de los lobos que ingirieron la vacuna resultaron eficazmente inmunizados contra esta enfermedad vírica. Además se ha llevado a cabo una campaña de vacunación y esterilización de los perros domésticos y sus híbridos en la zona de los Montes Bale.

Por todas estas razones, el lobo etíope está catalogado como especie en peligro de extinción por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). La especie cuenta con una total protección por parte de las autoridades etíopes desde 1974. Matar a uno de estos animales puede suponer una condena superior a dos años de cárcel. Actualmente está en marcha en Etiopía el Programa de Conservación del Lobo Etíope, bajo la dirección del profesor Claudio Sillero, Jorgelina Marino y Eric Bedin.


Más información sobre el lobo etíope:

Vídeo sobre el programa de conservación explicado por sus directores

http://www.iucnredlist.org/details/full/3748/0

http://www.arkive.org/ethiopian-wolf/canis-simensis/

http://www.animalesextincion.es/articulo.php?id_noticia=000216&titulo=Lobo_etiope_(Canis_simensis)

https://es.wikipedia.org/wiki/Canis_simensis

https://www.loboswiki.com/lobo-etiope

https://www.wolfworlds.com/es/lobo-etiope/

https://www.sciencedaily.com/releases/2015/06/150622085224.htm

https://www.ecured.cu/Lobo_et%C3%ADope

https://animaldiversity.org/accounts/Canis_simensis/



domingo, 8 de julio de 2018

El dingiso, reciente descubrimiento en Nueva Guinea

El dingiso (Dendrolagus mbaiso) es una especie de canguro arborícola que permaneció oculta para la ciencia nada menos que hasta 1994. Se trata de un animal endémico de la isla de Nueva Guinea, en la que habita las Montañas Sudirman, cadena montañosa perteneciente a la provincia indonesia de Papúa (antigua Irian Jaya). Quizás la principal razón del descubrimiento tan tardío de esta especie sea lo impenetrable de su hábitat: densos bosques en las montañas (entre 2.700 y 3.500 metros de altitud), frecuentemente envueltos en una espesa niebla, condiciones que disuadieron durante mucho tiempo a las expediciones occidentales a aventurarse en dichos territorios. Difíciles condiciones a las que hay que sumar la prohibición a equipos científicos extranjeros de explorar la provincia en detalle por parte de las autoridades indonesias hasta tiempos bastante recientes.

El dingiso es un animal con una longitud del cuerpo aproximadamente entre 50 y 80 cm., provisto de una larga cola de la que se sirve para escalar y agarrarse cuando salta de árbol en árbol. Sus extremidades traseras están bien desarrolladas y las plantas de los pies, poseen almohadillas cubiertas por una piel rugosa que, junto con las uñas curvadas, proporcionan un buen agarre en los troncos y ramas de los árboles. Su pelaje tiene un característico color negro con marcas blancas en abdomen, pecho y cara. Aunque primariamente habitan los árboles, también se sienten cómodos en el suelo del bosque, en el que se mueven mediante pequeños saltos. Se sabe que son activos tanto durante el día como durante la noche, alimentándose de hojas y frutos. Al igual que otros canguros, dan a luz a crías diminutas y muy poco desarrolladas, las cuales trepan por el pelaje de su madre hasta introducirse en la bolsa, donde permanecerán nutriéndose de leche varios meses en un entorno protector, ya que por ejemplo son incapaces de regular su temperatura corporal.

Imagen relacionada
Ejemplar de dingiso. (fuente).

 La historia del dingiso comienza en 1990, cuando, en su visita a las Montañas Sudirman, el fotógrafo de vida salvaje Gerald Cubitt, se encontró con un cazador de la tribu Dani, quien quiso venderle un joven ejemplar de canguro arborícola. Gerald no aceptó la oferta, pero tomó varias fotos del animal. Cuando regresó al Reino Unido y trató de identificar al animal, no logró relacionarlo con ninguna especie conocida.
Aquel mismo año, el hueso mandibular de un animal desconocido fue entregado por miembros de la tribu Lani al zoólogo Tim Flannery, quien más tarde sería director del Museo de Australia del Sur, en su visita a las Montañas Sudirman. Flannery no logró identificar la especie a la que pertenecía. En aquel mismo viaje, el zoólogo australiano adquirió un sombrero de la tribu Lani cubierto por un pelaje negro con manchas blancas.
Flannery quedó intrigado por aquellos restos de un animal desconocido, así como por las fotos tomadas por Cubitt, hasta que en la primavera de 1994 tuvo la oportunidad de viajar de nuevo a las Montañas Sudirman, gracias a una invitación para hablar sobre vida salvaje a los habitantes de una localidad llamada Tembagapura. Cuando llegó, lo primero que hizo fue mostrar las fotos del misterioso animal a miembros de las tribus locales Moni y Dani, preguntándoles si conocían aquella criatura, a lo cual ellos respondieron afirmativamente. Los Dani llamaban al animal nemenaki y lo cazaban por su carne. Los Moni se referían a él como dingiso, término que significa "gran animal de caza negro" y nunca lo cazaban, pues era importante dentro de sus creencias, ya que según ellos era el ancestro del que derivaba su pueblo. 
Provisto de esta información, lo que ahora deseaba Flannery era encontrar un ejemplar vivo de lo que parecía evidente que era una especie en aquel momento desconocida por la ciencia occidental. Por ello, salió en expedición junto a miembros de las tribus locales a tratar de localizar algún ejemplar. Tras varios intentos fallidos, finalmente, a finales de Mayo, un cazador Dani del equipo de Flannery, encontró varios trozos del pelaje y los huesos de dos ejemplares que habían sido devorados por algún depredador. Pocos días después, otro cazador Dani retornó al campamento con un dingiso muerto en sus hombros.
 A finales de Octubre de aquel mismo año (1994), Flannery tuvo la ocasión de contemplar su primer ejemplar vivo del animal en la localidad de Tembagapura, cuando un joven macho fue descubierto escondido en una caseta de maquinaria de una mina abandonada. Flannery filmó al animal y después lo liberó de nuevo en el bosque. 

Miembro de una tribu de Nueva Guinea con un dingiso a hombros (fuente).

En 1995, Flannery describió formalmente la especie bautizándola con el nombre científico de Dendrolagus mbaiso, que significa "el canguro arborícola prohibido", haciendo referencia al rechazo de los Moni a cazar esta especie debido a sus creencias. En esta descripción también participaron Boeadi Bapak, biólogo indonesio del Museo de Zoología de Bogor y Alexandra Szalay, antropóloga de la Universidad de Sidney, quienes fueron los acompañantes de Flannery el año precedente en su búsqueda del dingiso.

El dingiso está clasificado desde 2010 como especie en peligro de extinción por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). Se piensa que su población ha sufrido un declive mayor del 50% durante los últimos 30 años debido a las actividades humanas (agricultura y caza). El cambio climático también está relacionado con el retroceso de la especie, ya que está propiciando diferentes prácticas agrícolas en el territorio de estos animales. Hay grandes diferencias en la densidad de población de esta especie a lo largo de su territorio. Es un animal común en la parte occidental de las Montañas Sudirman, donde habita la tribu Moni. En esta zona también se aprecia un nivel de confianza mucho mayor del dingiso hacia los humanos, permitiendo incluso ser cogido en brazos. Es en la parte oriental del sistema montañoso donde las poblaciones de la especie están sufriendo un mayor declive, ya que en esta zona el animal no es respetado por las creencias tradicionales de las tribus locales, como los Dani. Además se observa que en estos lugares el dingiso es mucho más tímido y huidizo.


Actualmente, no se está llevando a cabo ninguna medida de conservación específica para el dingiso. Sin embargo, organizaciones conservacionistas como WWF, trabajan en la protección de la fauna de Nueva Guinea promoviendo un uso responsable de los recursos forestales y tratando de ayudar a los gobiernos locales en una mejora de la gestión de las áreas protegidas, ya que las autoridades indonesias no cuentan con recursos suficientes para hacer frente a los problemas que presenta la conservación de la naturaleza.


Más información sobre el dingiso:









Más información sobre Tim Flannery: