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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que contar y contarlo" (Oscar Wilde). "Me he dedicado a investigar la vida y no sé por qué ni para qué existe" (Severo Ochoa).

jueves, 22 de noviembre de 2012

El ave moa y su extinción

Los moas (Orden Dinornithiformes) fueron un grupo de 9 especies de aves no voladoras (10 según algunas fuentes) que habitó Nueva Zelanda hasta (se supone) hace alrededor de 500 años. Pertenecían al grupo de las Ratites, al cual pertenecen por ejemplo el avestruz africano o el emú australiano. Los moas no poseían alas, al contrario que las aves no voladoras actuales, que como mínimo tienen vestigios.

El kiwi (pequeña ave no voladora de Nueva Zelanda) era considerado antiguamente el animal vivo más cercano genéticamente a los moas, sin embargo la cuestión no está del todo aclarada, ya que según un estudio de 2005 de Turvey et al., basado en comparaciones de ADN estarían más próximos al emú y al casuario, y según el trabajo publicado en 2010 por Phillips et al., los parientes más próximos de los moas serían los tinamús, un grupo de casi 50 especies de pequeñas aves voladoras sudamericanas.
Tanto la variación intraespecífica en el tamaño de los huesos entre los individuos de los periodos glaciales e interglaciales como el dimorfismo sexual evidente en varias especies, especialmente del género Dinornis, hacen complicada la clasificación y la separación entre especies en los moas.


Reconstrucción de la caza de Dinornis robustus por parte de los Maoríes. moahunters.org.nz.

Las 2 especies de mayor tamaño fueron Dinornis robustus (moa gigante de la isla sur) y Dinornis novaezealandiae (moa gigante de la isla norte). Se piensa que podían alcanzar hasta 3.7 metros de altura con el cuello estirado y unos 230 kg de peso. Sin embargo, no todas las especies alcanzaban estas proporciones ni mucho menos, y algunas de ellas eran de un tamaño bastante inferior a un ser humano adulto, como puede observarse en la siguiente figura:

Wikipedia.org.

Las 9 especies de moas reconocidas actualmente se engloban en tres familias diferentes:

1) Dinornithidae (Dinornis robustus y Dinornis novaezealandiae).

2) Megalapteryidae (Megalapteryx didinus).

3) Emeidae. Incluye las 6 especies restantes clasificadas en 4 géneros: Pachyornis (3 especies),
Anomalopteryx, Emeus y Euryapteryx.

Los moas eran animales herbívoros. Su dieta ha sido deducida principalmente de mollejas y heces fosilizadas (coprolitos), así como del estudio morfológico de su cráneo y pico, incluso del estudio de sus huesos mediante isótopos. Se alimentaban de un amplio rango de plantas, incluyendo diferentes partes de éstas, como las hojas o ramitas fibrosas de pequeños árboles y arbustos, además de frutos y semillas.

También los sonidos que los moas producían han podido ser deducidos de los restos fósiles. Su tráquea estaba formada por muchos anillos traqueales. Se sabe que al menos los géneros Euryapteryx y Emeus presentaban un alargamiento traqueal con una tráquea de hasta 1 metro que formaba un bucle dentro de la cavidad del cuerpo (Worthy & Holdaway, 2002). Esto está asociado con vocalizaciones profundas y resonantes que pueden viajar largas distancias y se da en algunos grupos de aves actuales, como cisnes, grullas o la gallina de Guinea.


Moas gigantes (Dinornis) en un cuadro de Heinrich Harder (s.XIX). Publicado en Shukernature.
Aunque alguna especie de moa habitaba tanto en la isla sur como en la isla norte de Nueva Zelanda, la mayoría de especies eran exclusivas de una de las 2 islas. Básicamente podemos hablar de 3 tipos de hábitats en los cuales se podían encontrar moas:

1) Bosques lluviosos con abundancia de hayas (Nothofagus). Anomalopteryx y Dinornis principalmente.

2) Bosque seco de matorral. Pachyornis, Euryapteryx, Emeus, Dinornis.

3) Hábitat subalpino. Pachyornis australis y Megalapteryx didinus.

Se han encontrado varias huellas fosilizadas de moas a lo largo de la isla norte de Nueva Zelanda. Un análisis de la distancia entre las pisadas ha llevado a los expertos a determinar que estos animales se desplazaban caminando a velocidades de entre 3 y 5 km/h.

Pisadas de moa fosilizadas. Wikipedia.org.
También han sido encontradas plumas y tejidos blandos de estos animales como músculo y piel. La mayoría de estos restos fueron encontrados en la región semiárida de Otago Central, en la isla sur, la región más seca de Nueva Zelanda.

El análisis de los anillos de crecimiento presentes en el hueso cortical de los moas ha permitido deducir que eran aves con una estrategia reproductiva del tipo K. Esto significa que tenían una baja fecundidad y un periodo de maduración largo hasta alcanzar la talla adulta (nada menos que 10 años). Este periodo era igual para todas las especies, por lo que se deduce que los moas de mayor talla tenían tasas de crecimiento óseo aceleradas en los primeros años de su vida. Esta baja fecundidad fue uno de los factores que contribuyó a su extinción, debido a que las poblaciones de moas no tenían tiempo a reponerse después de los episodios de caza a los que eran sometidos por parte de los maoríes (nativos neozelandeses). Se conservan 36 huevos de moa enteros en colecciones de museos. Estos huevos varían de tamaño entre 120 y 240 milímetros.


Pie preservado de Megalapteryx. Wikipedia.org.



LA EXTINCIÓN DE LOS MOAS

Los primeros pobladores humanos de Nueva Zelanda (los maoríes) llegaron a las islas entre los años 800 y 1.300 después de Cristo procedentes de Polinesia oriental. Hasta entonces, el único predador de los moas era el águila de Haast (Harpagornis moorei), el águila de mayor tamaño jamás conocida. Sin embargo, los moas más grandes no tenían nada que temer. Los pobladores humanos no tardaron en reducir drásticamente la población de moas de las 2 islas, y se piensa que hacia 1.400 la mayoría de estas aves ya estaban extintas. Sin embargo, como suele ser habitual, es discutida la fecha de su extinción e incluso se habla de la supervivencia de moas muchos años más allá de su supuesta extinción. Por ejemplo, se dice que los maoríes aún cazaban moas en la década de 1770. En 1838 el autor israelí J.S. Polack recogió restos de moas en la isla sur que le llevaron a hablar en un libro sobre la existencia de "aves similares al avestruz" en aquella isla. A principios del siglo XIX marineros y cazadores de focas aseguraban que a lo largo de la bahía Cloudy podían verse aves gigantescas, que según ellos alcanzarían los 4 metros de altura. Incluso salió publicado el testimonio de uno de ellos en la revista New Zealand Magazine en 1850 que aseguraba haber recogido huesos de estas aves con restos de carne aún fresca adheridos. Algunos autores han especulado que unos pocos ejemplares de Megalapteryx didinus pueden haber sobrevivido en parajes recónditos de Nueva Zelanda hasta el siglo XVIII o incluso el XIX, pero este hecho no es aceptado por muchos expertos (Anderson, 1989).

Reconstrucción con gran realismo de la caza de moas por los maoríes:



Precisamente uno de los testimonios ahora mejor conocido sobre la posible supervivencia de Megalapteryx didinus a finales del siglo XIX en la isla sur fue dado a conocer por el prestigioso ornitólogo neozelandés Robert A. Falla en la obra "A new dictionary of birds" de 1964. Es el testimonio de Mrs Alice McKenzie, quien nació y pasó su infancia en la bahía Martins. Cuando tenía 7 años, hacia 1880, se encontraba sentada en una duna de arena costera frente al bosque mientras esperaba a su hermano, el cual estaba reuniendo el ganado. Pudo ver frente a ella un ave de color azul oscuro de unos 3,5 pies de altura, grandes ojos saltones, pico ancho y potentes piernas escamosas con 3 garras en cada pie. Hizo un intento de atraparlo pero él respondió amagando con atacarla, por lo que corrió en dirección a su casa. En 1889 ella y su hermano volvieron a ver al extraño ave. Cuando en 1948 fue redescubierto el "takahe" (Porphyrio mantelli), la señora McKenzie examinó un ejemplar, descartando la posibilidad de que aquel fuese el ave que ella había visto en 1880 y 1889 debido a que "su apariencia era totalmente diferente, especialmente en lo que concernía al color de sus patas".


Megalapteryx didinus. Encyclopedia of life.


"Takahe". Mundoanimal.

Durante febrero y marzo de 1978 tuvo lugar una expedición en la isla sur de Nueva Zelanda liderada por Shoichi Hollie, biólogo japonés de la Universidad de Gunma. En la expedición se encontraban varios científicos importantes e incluso el director de un canal de televisión japonés. Iban "armados" con un sofisticado equipo que incluía una grabación de la reconstrucción de los gritos emitidos por los moas del género Megalapteryx mediante el análisis computerizado de la garganta de dichos animales. Desafortunadamente no obtuvieron ninguna réplica, por lo que consideraron que Megalapteryx se encuentra extinto. La misma opinión tiene Ron Scarlett, osteólogo del "Museo Canterbury" y que fue consultado por dicha expedición.


Reconstrucción artística del ataque de un Águila Haast a dos moas. Wikipedia.org.
Son muchos los testimonios de avistamientos de moas. En 2010 Bruce Spittle publicó su obra Moa sightings (Paua press), la cual consta de ¡más de 1.200 páginas! repartidas en 3 volúmenes diferentes. En ella se recogen y se explican al detalle 151 casos de supuestos avistamientos de moas con ilustraciones y mapas tanto a color como en blanco y negro. Es sin duda la obra más completa hasta el momento en este campo de estudio. El último de los avistamientos tratados en esta obra (el número 151) es el que tuvo lugar en 1993 a cargo de Paddy Freaney y sus 2 acompañantes en el "Craigieburn Forest Park". Spittle dedica a analizar este avistamiento la friolera de 283 páginas.



Noticia en prensa del avistamiento realizado por Paddy Freaney y sus acompañantes. Cryptomundo.com.

Tuvo lugar el 20 de enero de 1993. Paddy Freaney fue instructor del "Servicio Especial del Aire del Ejército Británico". Freaney y sus 2 acompañantes se encontraban haciendo senderismo por una zona bastante recóndita cuando se encontraron con el animal. Lo describieron como un ave con un cuerpo de aproximadamente 1 metro de alto y un cuello de 1 metro de longitud. La cabeza y el pico eran pequeños. Las plumas eran de color marrón-rojizo y gris. Tenía unas patas largas y gruesas cubiertas por plumas hasta casi la articulación de las rodillas, y los pies eran enormes. El gran animal desapareció en cuanto notó la presencia de los testigos. Freaney pudo tomar una foto del animal a unos 35-40 metros de distancia. Un grupo de procesado de imágenes del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la Universidad de Canterbury invirtió 3 días en analizar la imagen y llegaron a la conclusión de que se trataba de un gran ave. Por el contrario, Richard Holdaway, un antiguo estudiante de postgrado de Zoología en la Universidad de Canterbury, tras examinar la foto sacó la conclusión de que se trataba de un ciervo, ya que según él el cuello era demasiado grueso para tratarse de un ave y la fotografía mostraba principalmente la parte trasera de un ciervo. Otro experto en estos temas afirmó que lo que se veía en la foto era un emú, sin embargo esta hipótesis fue descartada debido a que todos los emús de Nueva Zelanda se encontraban en cautividad y las autoridades comprobaron que no se había producido la fuga de ningún ejemplar. Además había varias características que no encajaban con un emú, como el color del plumaje (demasiado oscuro), su mayor tamaño o que las plumas cubrían hasta las rodillas del animal, cosa que no se da en el emú.

Hubo quien intentó desacreditar a Freaney diciendo que sólo buscaba publicidad. Freaney rechazó enérgicamente estas insinuaciones manteniéndose en su convencimiento de que el animal que él y sus acompañantes habían observado durante más de 1 minuto era un moa. De hecho, parece ser que el gobierno de Nueva Zelanda se tomó muy en serio este incidente siguiendo a diario las evoluciones del mismo. Tras analizar la imagen llegaron a la conclusión de que no era una falsificación, ni una figura de cartón ni nada por el estilo.

Foto de un supuesto moa tomada por Paddy Freaney en 1993. Cryptomundo.com.

Meses después, dos excursionistas alemanes aseguraron haber visto un moa en la misma zona del avistamiento de Freaney dejando patente este hecho en un puesto de senderismo.

Algunos enlaces de interés sobre los moas:

Los moas en Wikipedia

Los moas en el blog de Karl Shuker

Encyclopedia of life

3 posibles tipos de moas supervivientes

Animales extintos por el hombre


miércoles, 14 de noviembre de 2012

El tigre de Bali

El tigre de Bali (Panthera tigris balica), Schwarz, 1912, fue la más pequeña de todas las subespecies de tigre y una de las 3 que habitó Indonesia, junto al ya extinto tigre de Java y al todavía existente - aunque en peligro crítico - tigre de Sumatra. Mazak y Groves clasificaron al tigre de Bali como una subespecie del tigre de Java -Panthera sondaica balica- pero esta clasificación no es aceptada unánimemente por los expertos y se tiende a usar la clasificación tradicional, la cual sitúa al tigre de Bali y al de Java como 2 subespecies más de Panthera tigris.

De las 3 subespecies extintas o supuestamente extintas de tigre, la subespecie de Bali fue casi con toda seguridad la primera en desaparecer. El último ejemplar visto fue una hembra cazada el 27 de septiembre de 1937 en Sumbar Kima, al oeste de Bali (Day, 1981). Sin embargo, es probable que algunos ejemplares hayan sobrevivido varias décadas más. Debido al pequeño tamaño de la isla de Bali seguramente la población de tigres nunca haya sido muy numerosa. El incremento de la población humana en Bali provocó una rápida deforestación de la isla y el aumento de las tierras dedicadas al cultivo. Se piensa que a principios del siglo XX tan sólo quedaban tigres de Bali en la parte montañosa más occidental de la isla. La densidad de sus presas decrecía en la medida en que los occidentales residentes en la vecina Java organizaban cacerías en Bali. En el periodo entre las dos guerras mundiales los tigres de Bali fueron cazados indiscriminadamente, y se piensa que cuando terminó la segunda gran guerra la subespecie ya estaba extinta. Durante los años 40 y 50 se tiene constancia de informes de avistamientos de tigres en la isla de Bali provenientes de testigos bastante fiables, como por ejemplo un trabajador de la Oficina Forestal Holandesa que afirmó haber visto un ejemplar en 1952. Continuaron apareciendo informes sobre rastros de los tigres esporádicamente hasta principios de la década de los 70, como el informe de unos trabajadores del Departamento Forestal Balinés en 1972. Hoy en día se considera que las áreas forestales de Bali son demasiado pequeñas para mantener una densidad de presas que haga posible la existencia de una población viable de tigres. Además no hay constancia de tigres de Bali en cautividad (Jackson & Nowell, 2008).

Situación de la isla de Bali. Creado por Peter Maas para la web "The Sixth Extintion".

Respecto a las características físicas de este tigre, como ya se ha dicho fue la subespecie de menor tamaño de todas las existentes. Los machos solían pesar entre 80 y 100 kg y las hembras entre 65 y 80, peso comparable al de un leopardo. Tenían aproximadamente la mitad del tamaño de un tigre siberiano. Era parecido físicamente a su pariente el también extinto tigre de Java, con un patrón de rayas más denso hacia los cuartos traseros que en la parte anterior del cuerpo y quizás un pelaje algo más oscuro. Sus rayas tendían a ramificarse y entre ellas aparecían a veces pequeñas manchas negras. El esqueleto del tigre de Bali podía ser distinguido de el de otras subespecies debido a diferencias en los dientes y el hueso nasal.

Dibujo de un tigre de Bali. Publicado en animalesextincion.es.

Sus presas principales eran el jabalí, varios tipos de ciervos como el muntjac indio, el gallo salvaje rojo, el lagarto monitor, monos y posiblemente el banteng, ahora también extinto en la isla de Bali. No contaba con predadores naturales, sólo el ser humano. Tenían un periodo de gestación de 14-15 semanas de promedio, tras el cual daban a luz a dos o tres cachorros en el parto.

Tigre cazado en Bali. Tigertribe.net.

Sólo se han conservado 8 esqueletos, 5 pieles y algunos huesos de este tigre en varias colecciones científicas repartidas por el Museo de Historia Natural de Leiden (Holanda), el Museo Senckenberg de Frankfurt (Alemania) en el cual por cierto se encuentra el holotipo del tigre de Bali, el "Naturkunde-Museum" de Stuttgart (Alemania), el Museo de Historia Natural de Londres y el Museo Zoológico Bogoriense de Bogor (Indonesia), el cual contiene la piel y el esqueleto de la hembra considerada el último ejemplar visto de esta subespecie y que fue cazada en Sumbar Kima en 1937 (Mazak et al., 1978).

Otro tigre de bali adulto cazado. Puede observarse el pequeño tamaño de esta subespecie en relación a otros tigres. The Sixth Extintion website.

Por último destacar como curiosidad que en 1941 fue establecido el Parque Nacional Bali Barat en el hábitat de este tigre, probablemente cuando ya se había extinguido.

Algunos enlaces de interés:

El tigre de Bali en "The Sixth Extintion website"

http://www.lions.org/types-of-tigers.html

Encyclopedia of Life

http://www.animalesextincion.es/articulo.php?id_noticia=156

El tigre de Bali en la Lista Roja de la IUCN

viernes, 9 de noviembre de 2012

El tigre del Caspio

Conocido como tigre del Caspio o tigre persa (Panthera tigris virgata), Illiger, 1815, está declarado extinto por la IUCN desde el año 2003. Era la subespecie más occidental de tigre, además de la tercera de mayor tamaño, después del tigre siberiano y el tigre de bengala. Los machos podían llegar a pesar 240 kg y medían entre 270 y 290 cm de longitud. Las hembras, como es habitual en el tigre, eran considerablemente más pequeñas. Los estudios muestran que la distribución del tigre del Caspio no era continua, sino a parches. Esta distribución estaba asociada a cursos de agua, cuencas de ríos y proximidades de lagos. Se podía encontrar a esta subespecie desde el este de Turquía hasta la provincia del Xinjiang (en el oeste de China), pasando por los países del Asia central, como Azerbaiján, norte de Irán, Afganistán, Turkmenistán, Kirguizistán...

Distribución del tigre del Caspio en 1900. Creado por Peter Maas para "The extintion website".

Hace escaso número de años fue llevado a cabo por parte de expertos de la Universidad de Oxford, el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos y la Universidad Hebrea de Jerusalén un estudio genético que demostró que el tigre del Caspio estaba muy cercano genéticamente al tigre siberiano. Extrajeron muestras de tejido de 23 especímenes de tigre del Caspio que se conservan en distintos museos de Eurasia. A partir de estas muestras secuenciaron al menos un segmento de 5 genes diferentes del ADN mitocondrial (el cual se hereda solamente por vía materna). Llegaron a la conclusión de que el tigre del Caspio y el tigre siberiano provienen de un antecesor común que hace menos de 10.000 años ocupaba un área desde Asia central hasta el este de China. Parece ser que más tarde se produjo la separación y el aislamiento debido a las actividades industriales humanas originándose las 2 subespecies.

En cuanto al aspecto de este tigre podemos destacar que su cuerpo era bastante alargado en comparación con otras subespecies. Poseía piernas fuertes con unas garras sorprendentemente grandes que le permitían recorrer grandes distancias. Al igual que el tigre de Java, tenía largos mechones de pelo en sus mejillas. Las rayas de su pelaje eran de un tono marrón o canela. En verano su pelaje tenía una densidad y longitud del pelo similar a la del tigre de Bengala, pero en invierno era más largo para soportar el frío de la región, más pálido y con menos patrones distintos. Presentaba una cola característica, bastante corta y alternando rayas blancas y pardo-amarillentas.


Tigre del Caspio en el zoo de Berlín en 1899 (color de la foto retocado). Publicada en Encyclopedia of life.
Cabe destacar que el tigre del Caspio, al contrario que sus parientes de otras subespecies, hacía migraciones siguiendo a sus presas, principalmente los cerdos salvajes y los cérvidos. Algunas de sus presas eran el camello bactriano, el corzo, el ciervo rojo caucásico, chacales, el gato de selva, langostas, el saiga, caballos salvajes, el asno salvaje de Mongolia, ovejas salvajes o el wapití de Manchuria.

El declive del tigre del Caspio comenzó con la colonización rusa del Turkestán a finales del siglo XIX. Entre las causas de su declive figuran la persecución por parte del gobierno ruso, el cual consideraba que los tigres eran una amenaza para los asentamientos humanos, la conversión de sus hábitats en tierra para cultivos como el algodón, el descenso de la población de cerdos salvajes, el uso de los cursos de agua como "autopistas" para la colonización... Hay mucha controversia acerca de la fecha de extinción de este tigre y nadie la conoce con exactitud (Nowell & Jackson, 1996). Incluso se ha llegado a decir que el tigre del Caspio nunca se ha extinguido, ya que una investigación genética sugiere que el tigre del Caspio y el tigre siberiano son la misma subespecie (Driscoll et al., 2009). A pesar de no haber acuerdo unánime, la fecha más extendida acerca de la extinción del tigre del Caspio es la parte final de los años 50 del siglo XX. Esta fecha aparece citada en la obra A field guide to the mammals of Iran, de H. Ziaie. Según E. Firouz en su obra A guide to the fauna of Iran, 1999, el último ejemplar fue cazado en 1947. Otros informes afirman que el último fue abatido en el norte de Irán en 1959 (Vuosalo, 1976). Hay quien asegura que los últimos ejemplares desaparecieron del oeste de China en la década de los 60 (Nowell y Jackson, 1996). Incluso se habla de la muerte documentada de un individuo en Turquía en febrero de 1970 (Üstay, 1990; Can, 2004). Más allá de esta fecha hay un informe que apunta a la captura de un ejemplar en el noreste de Afganistán en 1997, pero no es muy fiable y podría tratarse de un leopardo. No quedan en la actualidad ejemplares en cautividad (Nowell, 2003).

Tigre del Caspio cazado en Irán en los años 40. Publicado en globaltigerinitiative.org.

¿SIGUE VIVO EL TIGRE DEL CASPIO?

Nunca se han llegado a hacer grandes esfuerzos por proteger al tigre del Caspio, y los pocos que se han hecho llegaron demasiado tarde. En 1938 fue creada en Tayikistán la primera zona de protección de estos tigres, llamada "Tigrovaya Balka". Fue la última "fortaleza" para los tigres del Caspio en la Unión Soviética. El último tigre en la zona fue visto en 1958. Desde 1947 los tigres estuvieron protegidos legalmente en toda la URSS. En Irán no estuvieron protegidos hasta 1957. A principios de los años 70, biólogos del Departamento de Medio Ambiente de Irán buscaron pruebas de la existencia de tigres en las áreas boscosas deshabitadas del mar Caspio, pero no encontraron ninguna evidencia de su supervivencia.


Dibujo de unos tigres del Caspio. Wikipedia.org.

Mucho más reciente es el estudio llevado a cabo para revelar la presencia de grandes mamíferos y su distribución en la región sureste de Anatolia por parte de WWF Turquía (Can & Lise, 2004). En total se repartieron 450 cuestionarios en puestos militares de la región. Estos cuestionarios fueron rellenados por personal militar y habitantes de la zona. Retornaron a manos de WWF Turquía 428 de ellos, en los que se incluían cuestiones relativas a la presencia histórica del tigre en la zona. Más tarde, los resultados fueron usados para identificar las zonas en las que debería centrarse la investigación de campo (Can, 2004). Este estudio permitió recoger testimonios de gente que afirmaba haber encontrado señales de grandes felinos en la zona o había escuchado los rugidos de los tigres en diferentes zonas. Se dijo que hasta mediados de los años 80 existía un comercio de pieles de tigre en Iraq y entre 3 y 5 tigres eran cazados todos los años en aquella época para vender sus pieles después. Los autores Turan (1984) y Baytop (1974) confirman datos similares. Según estos datos, algunos autores piensan que debieron existir tigres del Caspio en libertad al menos hasta principios de los años 90, pero la falta de interés y los problemas de seguridad en la zona provocaron que no se llevasen a cabo estudios exhaustivos en el este de Turquía. Este estudio no prueba la supervivencia del tigre del Caspio pero aporta datos que hacen pensar que debería estudiarse la cuestión más a fondo.


Sello de Azerbaiyán con la imagen del tigre del Caspio. Encyclopedia of Life.

Tampoco se han llevado a cabo grandes esfuerzos por preservar la subespecie en cautividad. Hay pruebas gráficas de que existió un tigre del Caspio en el zoo de Berlín y de un cachorro que fue propiedad del príncipe afgano Ayoub Khan. Se conservan únicamente algunas pieles en museos de Londres, Irán, Siberia, Azerbaiján, Kazajistán, Moscú y San Petersburgo.

Debido a que la subespecie viviente más cercana genéticamente al tigre del Caspio es el tigre siberiano, se ha propuesto introducir especímenes de esta última subespecie en el delta del río Amu-Darya. Los estudios indican que se necesitaría un área de 5.000 kilómetros cuadrados para reintroducir una población viable de 100 tigres, sin embargo, parece ser que actualmente no hay disponible en la zona un área de ese tamaño y con la densidad de presas necesaria para mantener la población de tigres.

Algunos enlaces de interés:

En esta galería fotográfica de tigres pueden verse 2 fotos de una hembra de tigre del Caspio

El tigre del Caspio en la Lista Roja de la IUCN

El tigre del Caspio en Encyclopedia of Life

http://www.lions.org/types-of-tigers.html

http://www.lairweb.org.nz/tiger/caspian.html

El tigre del Caspio en Wikipedia

viernes, 2 de noviembre de 2012

El tigre de Java

El Tigre de Java (Panthera tigris sondaica), Temminck, 1844, es una de las 3 subespecies de tigre consideradas extintas actualmente. Cabe destacar que Mazak y Groves (2006) clasificaron al tigre de Java como la especie Panthera sondaica utilizando métodos craniométricos y fenéticos. Además llegaron a la conclusión de que el tigre de Sumatra también constituía una especie llamada Panthera sumatrae en base a sus grandes diferencias con su vecino, la subespecie de Indochina (Panthera tigris corbetti). Clasificaron al tigre de Bali como una subespecie del tigre de Java (Panthera sondaica balica). Sin embargo, por ahora la mayoría de expertos consideran que existe una única especie de tigre (Panthera tigris) diferenciada en 9 subespecies o razas geográficas, de las cuales sólo 6 conservan ejemplares actualmente.


Tigre de Java en el zoo de Londres. The Tiger-Club.com.

A pesar de las diferencias craniométricas y fenéticas encontradas por Mazak y Groves entre los tigres de Java y los de Sumatra, la verdad es que ambos tienen una apariencia similar. Una diferencia quizás era que el tigre de Java tenía más rayas y más oscuras que el de Sumatra y frecuentemente esas rayas se ramificaban en los flancos y parte trasera formando bucles. De hecho, el tigre de Java tenía más rayas que los demás tipos de tigres, superando algunos ejemplares el número de 100. Otra característica morfológica destacable de esta subespecie eran los largos bigotes de sus mejillas, de mayor longitud que los de la mayoría de las otras subespecies.
En cuanto a su tamaño, los tigres de Java eran una de las subespecies más pequeñas, alcanzando los machos un peso de entre 100 y 141 kg y aproximadamente 2,45 metros de longitud, mientras que las hembras eran más pequeñas, alcanzando un peso de entre 75 y 115 kg.

Tigre de Java en su hábitat natural fotografiado por Andries Hoogerwerf en 1938. Publicada en petermaas.nl.

La extinción del tigre de Java está íntimamente ligada al aumento de la población humana en la isla del mismo nombre. La isla de Java pertenece a Indonesia y es la isla más poblada del mundo con 124 millones de personas en una superficie de 132.000 kilómetros cuadrados. A principios del siglo XIX estos tigres eran considerados poco menos que una plaga en algunos lugares de la isla. El rápido incremento en población que sufrió Java provocó que se perdiese gran parte del hábitat de esta especie, ya que los bosques eran transformados en tierras de cultivo y la densidad de presas de los tigres disminuía drásticamente. Las presas favoritas del tigre de Java eran el ciervo rusa (Cervus timorensis), el banteng (Bos javanicus) y cerdos salvajes. Además cazaba diversas aves acuáticas y algunos reptiles. Con el aumento de la población de humanos en la isla el tigre de Java fue poco a poco restringido a espacios cada vez más pequeños y tuvo que competir por las presas con los leopardos y los perros salvajes. Hacia 1940 ya se encontraba relegado a bosques de montaña remotos. Se calcula que a mediados de los años 50 quedaban sólo entre 20 y 25 tigres en toda la isla. El último reducto en el que existieron tigres de Java fue el Parque Nacional Meru Betiri, en el este de la isla. En 1972 se estima que quedaban entre 7 y 12 ejemplares de la especie. Un censo de 1979 encontró señales de tan sólo tres individuos en la zona, aunque Seidensticker (1987) considera que el tigre de Java ya se había extinguido a mediados de los años 70. Según algunas fuentes el último ejemplar fue visto en 1976. En todo caso, después de 1979 no han sido encontradas pruebas que nos permitan afirmar con rotundidad que el tigre de Java sigue existiendo. Además no hay ejemplares en cautividad según Seidensticker. Algunas fuentes apuntan a que la especie pudo sobrevivir hasta los años 80.


Macho de tigre de java cazado durante la época colonial. Fuente: kidsanimalsfacts.com

POSIBLES AVISTAMIENTOS

Como suele ser habitual en estos casos, aún hoy en día existen entusiastas que opinan que el tigre de Java sigue vagando por la extensa isla. Desde su supuesta extinción allá por los años 70-80 del siglo XX, no han sido pocos los testimonios de lugareños que afirman haber visto a los tigres o bien rastros dejados por estos. Incluso se ha llegado a afirmar que unos cachorros del tigre de Java fueron vendidos en 1995 en el mercado de Malang, la segunda ciudad más grande de la provincia de Java Oriental. Por supuesto afirmaciones como esta deben ser tomadas con mucha cautela, ya que si hubieran podido ser probadas como rotundamente ciertas por la ciencia occidental seguramente no se hablaría hoy en día del tigre de Java como un animal extinto, y lo cierto es que no es así. Mientras no se demuestre lo contrario el tigre de Java se considera extinto oficialmente desde 1994. Algunos de los supuestos avistamientos son atribuídos a confusiones con leopardos.

Desde 2008 hasta la actualidad han surgido testimonios de encuentros o de rastros dejados por los tigres. Desde el cuerpo sin vida de una excursionista encontrado en el Parque Nacional de Monte Merbabu hasta el avistamiento de una tigresa con 2 cachorros en las cercanías del monte Lawu. Una de las últimas noticias tuvo lugar en diciembre de 2011, cuando varios guardas del Parque Nacional de Meru Betiri (en el este de Java) encontraron huellas, excrementos y marcas de garras en los árboles que se atribuyen a un gran felino. El hallazgo hizo que las autoridades indonesias pusieran en marcha una campaña consistente en instalar una serie de cámaras permanentes en puntos estratégicos del Parque para intentar resolver el enigma de si el tigre de Java sigue existiendo o no. En el siguiente enlace puede leerse la noticia (en inglés):

Posibles rastros del tigre de Java en 2011 (The Jakarta Globe)

De momento, los únicos vestigios que sabemos seguro que se conservan del tigre de Java son varias pieles en el Museo de Historia Natural de Leiden (Holanda) y en el Museo Wiesbaden (Alemania), además de un esqueleto y diez cráneos en el primero de los museos citados.


Tigre de Java. Publicada en animalesextincion.es.



Algunos links de interés: