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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que contar y contarlo" (Oscar Wilde). "Me he dedicado a investigar la vida y no sé por qué ni para qué existe" (Severo Ochoa).

martes, 12 de marzo de 2019

El dragón de Komodo, una criatura más propia del pasado

El varano o dragón de Komodo (Varanus komodoensis) es el lagarto de mayor tamaño existente, a pesar de lo cual, pasó inadvertido para la ciencia hasta principios del siglo XX. Habita una serie de pequeñas islas al este de Java y de Bali llamadas islas menores de la Sonda -entre las cuales se halla Komodo- administradas por Indonesia. Komodo es una pequeña isla de roca volcánica y cubierta por densos bosques tropicales, con una extensión de 390 kilómetros cuadrados. Pocos científicos hubieran imaginado una población de lagartos gigantes viviendo en tan pequeño territorio.
Inicialmente la isla de Komodo estaba deshabitada, pero a comienzos del siglo XIX empezó a ser utilizada por el sultán de la vecina isla de Sumbawa para desterrar a convictos y oponentes políticos. A parte de esto, la isla era visitada de vez en cuando por cazadores y buscadores de perlas de otras partes de Indonesia. Dichos visitantes, comenzaron a hablar de una enorme criatura, una especie de monstruo con aspecto de cocodrilo pero habitante de tierra firme, al cual dieron el nombre de boeaja darat (cocodrilo de tierra). Estos testimonios enseguida atrajeron la atención de los científicos occidentales.

El dragón de Komodo, conocido como boeaja darat antes de su descripción científica (fuente).

Los rumores sobre la existencia de estos animales llegaron a oídos de Peter Ouwens, director del Museo Zoológico y Jardines Botánicos de Java, cerca de Jakarta, la actual capital de Indonesia. En 1910, Ouwens contactó con el gobernador de la isla de Flores, J.K.H. van Steyn van Hensbroek, quien era un entusiasta naturalista y que viajaría a Komodo en 1912 para recoger el mayor número posible de pruebas. Escuchó testimonios de varios buscadores de perlas y encontró una piel de uno de estos grandes lagartos en una choza, concluyendo que no se trataba de un cocodrilo, sino probablemente de una especie de varánido de gran tamaño. Incluso llegó a cazar un ejemplar, enviando su piel y una foto a Ouwens. Poco después, Ouwens mandaría a la isla a un trabajador del Museo Zoológico, el cual volvería a Java con cuatro especímenes vivos, uno de ellos adulto. Finalmente, en 1912, Ouwens haría la descripción científica de la nueva especie, basándose en gran parte en la información que le había sido proporcionada por van Steyn van Hensbroek acerca del comportamiento y el estilo de vida del animal.
A pesar de que el interés por el dragón de Komodo decayó en años posteriores a causa de la Primera Guerra Mundial, dicho interés revivió con la expedición realizada por W. Douglas Burden en 1926. Fue Burden quien acuñó el término "dragón" a finales de los años veinte para referirse al animal. Su expedición llegó incluso a inspirar la película King Kong. Burden llevaría al Zoo del Bronx (Nueva York) los primeros ejemplares vivos de la especie que serían expuestos fuera de Asia. Asimismo, tres de los animales capturados aún pueden verse disecados en el Museo Americano de Historia Natural.

Esta especie no sólo habita la isla de Komodo, también se encuentra en otras islas cercanas, como Rinca, Padar, Gili Motang, Gili Dasami y algunas zonas costeras de la isla de Flores (mucho mayor que las anteriores), todas ellas pertenecientes a las Sondas menores, en el archipiélago indonesio. Incluso podría habitar también la isla de Sumbawa (al oeste de Komodo), hecho sin confirmar.

Área de distribución del dragón de Komodo

Como se ha dicho, el varano de Komodo es el lagarto más grande del mundo, alcanzando más de tres metros de longitud y un peso en torno a 70 kg por término medio, llegando a registrarse hasta 165 kg. Aunque los machos tienden a un mayor tamaño que las hembras, no hay grandes diferencias morfológicas entre ambos sexos. Los juveniles son de color predominantemente verde pero con algunas partes negras y amarillas, mientras que los adultos tienen color más uniforme, variando este de marrón a rojo grisáceo. Su cuerpo está completamente cubierto por duras escamas. Las extremidades son fuertes. Poseen un cuello largo y la cola es grande y muy musculosa. El hocico es redondeado y el cráneo flexible, con dientes afilados y aserrados de hasta 2.5 cm de longitud. Su lengua bifurcada, larga y amarillenta recuerda mucho a la de las serpientes. Tienen una expectativa de vida de unos 50 años en la naturaleza, mientras que en cautividad no suele llegar a 10 años.

Juvenil de dragón de Komodo (fuente).

El varano de Komodo es un animal carnívoro. Se alimenta principalmente de carroña, aunque no es nada extraño verlos cazar activamente presas de diferentes tamaños, como peces, roedores, serpientes, aves, cabras, cerdos, ciervos, jabalíes, búfalos de agua...Incluso dragones de Komodo de menor tamaño. Los juveniles se alimentan de diferentes insectos, geckos, huevos, aves y de vez en cuando pequeños mamíferos. Los dragones tienden emboscadas a las presas de mayor tamaño y les asestan un  mordisco normalmente en las extremidades traseras. Después siguen al animal hasta que este cae al suelo.
Un estudio de 2009 liderado por Bryan G. Fry, encontró que estos animales poseen glándulas venenosas en su mandíbula inferior, lo cual fue descubierto mediante resonancia magnética de la cabeza. Se sabe que estas glándulas segregan varias proteínas tóxicas capaces de provocar en la presa la pérdida de consciencia, descenso de la presión sanguínea, parálisis muscular, hipotermia, efecto anticoagulante de la sangre...Bryan Fry pone en entredicho la creencia de que son las bacterias contenidas en la boca del dragón las que llevan a la muerte de su presa (debido a la infección que le causan). El científico estadounidense cree más bien que la víctima del ataque muere desangrada varias horas después de producirse la mordedura, debido a los diferentes efectos causados por el veneno (efecto anticoagulante, descenso de la tensión, parálisis...). Según este investigador, las bacterias que causan la infección del animal herido se encontrarían en las aguas cálidas y con heces estancadas en las que, siguiendo un instinto, se refugian las presas de los dragones después de ser mordidas. Por tanto, la fuente de la infección sería medioambiental y no tendría nada que ver con la saliva del varano. Ve erróneo el hecho de no haber examinado en detalle el contenido bacteriano de estas aguas, lo que en su opinión condujo siempre a la idea equivocada de que las bacterias encontradas en los tejidos de las presas proceden de la boca del dragón. Según Fry, se ha pasado por alto el hecho de que el dragón de Komodo no es natural de Indonesia, sino que es un lagarto australiano (se han encontrado en Australia fósiles muy similares al animal que datan de 3.8 millones de años). Y por otra parte, los búfalos de agua tampoco son naturales de las islas indonesias, sino una especie introducida hace unos pocos cientos de años. Por lo tanto, el encuentro entre las dos especies es un encuentro artificial, provocado por el hombre, sin una base evolutiva. Además, un estudio de 2013 sugirió que las bacterias presentes en la boca de los dragones eran ordinarias y similares a las que pueden encontrarse en la boca de otros carnívoros.
Sin embargo, otros investigadores opinan que "el descubrimiento de las glándulas del veneno ha llevado a infravalorar el papel de las secreciones orales de los reptiles y a una interpretación errónea de la evolución de estos animales". Algunos dudan incluso de que el veneno sea necesario para explicar los efectos de la mordedura del dragón y probablemente las proteínas tóxicas que contiene se destinen a otras funciones.
 Hoy en día tiende a considerarse que tanto el veneno como las bacterias contribuyen a matar a la presa, pero deben llevarse a cabo investigaciones más profundas para llegar a una conclusión definitiva.


Los varanos de Komodo son capaces de tragar grandes trozos de comida expandiendo su garganta y su flexible cráneo. En cada comida pueden llegar a ingerir hasta el 80% de su peso corporal. Luego se sitúan en un lugar soleado para acelerar la digestión. Los dragones adultos pueden mantenerse realizando tan solo una comida al mes, ya que estos animales tienen un metabolismo lento. Una vez terminan la digestión, regurgitan la llamada "pelota gástrica", formada por los dientes, cabellos y cuernos de la presa ingerida, cubiertos por una mucosidad maloliente segregada en el estómago del lagarto. Después de regurgitar estos restos, se limpian la cara frotándose contra el suelo o contra arbustos para eliminar el mal olor de la secreción.

Estos animales tienen un sentido de la vista pobre, siendo capaces de ver a distancias de no más de 300 metros. Asimismo, su sentido del oído es poco desarrollado. Sin embargo, poseen muy buen sentido del olfato. Utilizan su lengua para percibir los olores ayudándose del órgano de Jacobson. Pueden percibir el olor de la carroña a una distancia de 9.5 km.

Los varanos de Komodo viven en territorios de unos dos kilómetros cuadrados, que no defienden de competidores, por lo que es usual que estos territorios se solapen. Cuando encuentran comida, los machos de mayor tamaño son los primeros en comer, seguidos por machos más pequeños, hembras y finalmente los juveniles.
Excavan nidos en los que se refugian por la noche y cuando el día es muy caluroso. Los dragones adultos no sufren predación al estar en la cúspide de la cadena alimentaria de su ecosistema. Sin embargo, los juveniles son ocasionalmente depredados por adultos de su propia especie, algunos mamíferos y aves. Son de costumbres arbóreas hasta que adquieren el tamaño suficiente para evitar a sus depredadores.

Dragón de Komodo devorando una presa (fuente).


El dragón de Komodo y la partenogénesis


La forma habitual de reproducción de estos animales implica el apareamiento entre macho y hembra y la existencia de una fertilización del óvulo que dará lugar al nuevo individuo. Las hembras son fértiles a partir de los nueve años de vida aproximadamente y los machos a partir de los diez. El apareamiento ocurre entre Julio y Agosto y la puesta de los huevos se realiza en Septiembre, evitando así los meses más calurosos. Eclosionarán entre siete y ocho meses después, cuando han cesado las lluvias y los insectos son abundantes, en una madriguera excavada por la hembra o en un nido abandonado por otros animales. Estos reptiles no realizan ningún cuidado parental después de nacer las crías.

Sin embargo, en 2006, un descubrimiento sorprendió a la comunidad científica: las hembras de esta especie son capaces de reproducirse sin entrar en contacto con ningún macho. Este sorprendente hecho fue descubierto en animales cautivos en dos zoos ingleses. Una hembra del zoo de Chester que nunca había convivido con un macho, puso 11 huevos, de los que ocho contenían embriones en desarrollo. El otro caso se produjo en el zoo de Londres, donde una hembra que no había entrado en contacto con ningún macho durante dos años y medio hizo una puesta de 22 huevos, de los que cuatro contenían dragones en desarrollo. 
Inicialmente, los investigadores pensaron que los huevos fertilizados tenían padre, ya que algunos reptiles tienen la capacidad de retener el esperma en su interior durante años. Sin embargo, al realizar análisis genéticos se descartó esta posibilidad. 
Los dragones de Komodo tienen un sistema de determinación cromosómica del sexo distinto al de los humanos. En esta especie, el sexo heterogamético es la hembra (WZ), mientras que el macho es homogamético (ZZ). Este sistema también se da en aves, muchos insectos y otros lagartos. Cada óvulo de una hembra de varano de Komodo contiene un cromosoma Z o un cromosoma W. En la partenogénesis un óvulo se desarrolla sin previa fecundación por parte de un macho. No obstante, para generar un embrión viable, el material genético del óvulo debe duplicarse (pensemos que en la reproducción "normal" con fecundación la mitad del ADN del embrión lo aporta el óvulo y la otra mitad el espermatozoide). Por lo tanto, ¿quién aporta la otra mitad del material genético de estos embriones procedentes de óvulos sin fecundar? La otra mitad del ADN es aportada por un cuerpo polar, una especie de pequeño óvulo que se forma durante el proceso de ovogénesis y que contiene  en su interior una copia del ADN igual que la del óvulo. Normalmente los cuerpos polares degeneran y desaparecen, pero en el caso de la partenogénesis del dragón de Komodo hacen la función del esperma.
Todas las crías que nacen por partenogénesis en esta especie son machos, ya que los huevos con dotación genética WW no son viables. Mientras que la otra posibilidad son los huevos ZZ, que desarrollarán individuos de sexo masculino.
Se piensa que esta capacidad evolutiva de reproducirse de dos maneras diferentes, permitiría a estos animales colonizar nuevos territorios si, por ejemplo, una hembra es arrastrada a una isla vecina durante una tormenta.

Diferentes sellos postales con la imagen del dragón de Komodo (fuente).

El varano de Komodo se encuentra catalogado como especie vulnerable en la Lista Roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). En 1980 fue creado el Parque Nacional de Komodo para proteger a la especie. Abarca las islas de Komodo, Rinca y Padar, así como otras más pequeñas de la zona. Actualmente está considerado una de las siete maravillas naturales del mundo

Por último, resaltar que esta especie tiene para el hombre impactos tanto positivos (ecoturismo en su región de origen, atracción de visitas en zoológicos) como negativos (ataques a humanos y al ganado doméstico).


Más información sobre el dragón de Komodo:












jueves, 3 de enero de 2019

Saiga: el camino hacia la extinción

Bautizado con el nombre científico de Saiga tatarica (Linnaeus, 1776), el saiga es un ungulado de extraña apariencia debido a su poco usual nariz, larga y colgante. Dicha nariz es flexible, ayudando al animal a respirar aire limpio durante los polvorientos veranos y a calentar el aire durante los fríos inviernos de los lugares que habita.
A pesar de ser conocido habitualmente como antílope saiga, se piensa que estos animales son intermedios entre los antílopes y las ovejas. Su pelaje es corto y de color canela en el verano, mientras que se vuelve más blanco y alrededor de un 70% más grueso en invierno.
El vientre es de color claro a lo largo de todo el año. Sólo los machos poseen cuernos, con anillos más visibles en sus partes basales. A pesar de que poseen patas largas y delgadas, su tamaño es similar al de una oveja, con una longitud del cuerpo entre 108 y 150 centímetros, una altura en la espalda de aproximadamente entre 60 y 80 cm. y un peso que oscila en las hembras entre 20 y 40 kg. y en los machos entre 30 y 50 kg.


Macho de saiga con pelaje de verano (fuente)

Actualmente se reconoce una sola especie de saiga dividida en dos subespecies distintas: Saiga tatarica tatarica, a la que pertenecen la mayor parte de los individuos, y una subespecie más escasa, S. t. mongolica, endémica del oeste de Mongolia y que en 1946 había sido catalogada por Bannikov como una especie separada (Saiga mongolica) basándose en diferencias en medidas del cráneo, tamaño y forma de los cuernos y el color del pelaje. El propio Bannikov rectificó en 1954 considerando al saiga de Mongolia tan sólo una subespecie. Los estudios genéticos que se han llevado a cabo muestran pequeñas diferencias entre ambas variedades, lo que lleva a los expertos a considerar una única especie, aunque el debate al respecto no está del todo cerrado, ya que serían necesarios análisis genéticos que incluyan también ADN nuclear (no sólo ADN mitocondrial) y basados en un mayor número de muestras.

Los saigas habitan estepas secas y abiertas y semidesiertos. En el pasado su área de distribución se extendía desde Ucrania hasta el oeste de China, pero hoy en día ha quedado reducido. Desaparecieron de Ucrania en el siglo XVIII y de China a mediados del siglo XX. Hoy en día su rango se extiende desde la región rusa del Cáucaso hasta Mongolia. Existen cinco poblaciones del animal: una en Rusia, tres en Kazajistán y una en Mongolia. La población rusa vive en las estepas cercanas al Mar Caspio. La mayor población de la especie es la de Betpak-dala, que ocupa un extenso área en el centro de Kazajistán. La población del sur de Kazajistán acostumbra a entrar en territorio de Uzbekistán e incluso se adentra en Turkmenistán, aunque estos movimientos se han visto reducidos en los últimos años, en parte debido a la construcción de vallas fronterizas. En el oeste de Mongolia se encuentra la subespecie mongolica. Habitan desde altitudes inferiores al nivel del mar (en la cuenca del Caspio) hasta 1.600 metros en el oeste de Mongolia.

Área de distribución del saiga

Los saigas son animales nómadas que se mueven en grandes manadas entre los pastos de verano en las estepas y los pastos invernales de zonas desérticas más meridionales. La ruta migratoria comienza a finales de Noviembre, cuando los machos juntan un harén de unas pocas decenas de hembras, el cual defienden agresivamente. Durante la migración, los machos dedican poco tiempo a alimentarse y tienen lugar violentas batallas entre ellos que frecuentemente acaban con la muerte del animal. A finales de Abril se producirá la migración hacia los territorios del norte de nuevo. Las hembras dan a luz en esta época, normalmente a dos terneros, después de unos cinco meses de gestación. Cuando los terneros tienen unos pocos días de edad, el gran rebaño se rompe en grupos más pequeños para emprender la migración. Una vez alcanzados los territorios del norte, dichos grupos se desharán para volver a formarse de nuevo a finales del otoño. Son animales con una alta tasa de reproducción. Las hembras comienzan a criar antes del año de edad y los machos en su segundo año. Esto propicia que en años con un clima benigno, una población pueda incrementarse hasta en un 60%. Se alimentan de una amplia variedad de especies vegetales herbáceas y arbustos. Sus principales depredadores son los lobos.

Sello postal de Mongolia mostrando una imagen del saiga (fuente)

El número total de saigas fue estimado en unos 165.000 animales en Enero de 2018, de los cuales, alrededor de 124.000 serían individuos maduros. A pesar de ello, la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) considera a la especie en peligro crítico de extinción. Las poblaciones de este animal han sufrido abruptas variaciones a lo largo del tiempo (históricamente los rebaños han estado formados por millones de individuos), especialmente desde la desintegración de la Unión Soviética en 1991, cuando los cambios políticos y económicos que se produjeron llevaron a un debilitamiento de los sistemas de protección de la naturaleza y a una desaparición de fronteras que facilitó el comercio ilegal con los cuernos de los machos, apreciados en la medicina tradicional china como fuente de cura para diversos problemas, como los accidentes cerebrovasculares. Esta actividad dió lugar a manadas formadas por muchas más hembras que machos. También se les da caza por su carne. Otros problemas que afectan a la especie son la degradación de sus hábitats y la construcción de carreteras y canales.
Sin embargo, la mayor amenaza para los saigas la constituyen los diferentes episodios de muertes masivas que estos animales sufren cada cierto tiempo y que matan a miles de ejemplares. El más importante de estos episodios tuvo lugar muy recientemente, en Mayo de 2015, cuando más de 200.000 animales de la población kazaja de Betpak-dala perecieron súbitamente en apenas tres semanas, lo cual supuso la desaparición del 60% de la población mundial del animal.

Ejemplares de saiga muertos durante Mayo de 2015 en Kazajistán. (fuente)

Un estudio exhaustivo liderado por investigadores del Royal Veterinary College de Londres fue llevado a cabo para averiguar la causa de las muertes. En un artículo publicado en la revista Science Advanceslos científicos explicaron detalladamente todo el trabajo, tanto de campo como de laboratorio, llevado a cabo en aquellas fechas. Por ejemplo, observaron que los animales yacían muertos con una distancia entre ellos de unos 30-50 metros, lo cual indica que fallecían mientras estaban pastando. Justo antes de caer muertos, el comportamiento de los saigas sufría cambios, pasando de un estado normal a mostrar síntomas como depresión general, aletargamiento, debilidad en sus patas traseras, gruñidos, exceso de saliva alrededor de la boca, diarrea... La mayoría moría pocas horas después del comienzo de los signos clínicos. La epidemia sólo afectaba a los saigas, no se encontró alta mortalidad en otras especies salvajes ni en el ganado doméstico de la zona.
Los investigadores tomaron muestras de 32 animales muertos para realizar un análisis microbiológico y también practicaron necropsias a 10 saigas inmediatamente después de su fallecimiento, encontrando hemorragias en múltiples órganos internos. Basándose en la presentación clínica de la enfermedad y en los análisis microbiológicos de las muestras de tejidos, los científicos concluyeron que se trataba de septicemia hemorrágica causada por la bacteria Pasteurella multocida, una bacteria oportunista que vive en las vías respiratorias y el tracto gastrointestinal de muchas especies de mamíferos y aves. Esta bacteria casi siempre resulta inocua para los saigas, sin embargo, las elevadas temperaturas y humedad del ambiente combinadas pueden hacer que el microbio prolifere descontroladamente, causando una septicemia (infección generalizada) en los animales. Esto fue lo que sucedió en Mayo de 2015, así como en otros episodios de muerte masiva de la especie, los más importantes ocurridos en 1981 y 1988.

                                  

Actualmente los saigas cuentan con importantes medidas de conservación. La caza de estos animales está prohibida en todos los territorios que habita. La especie se halla incluida en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies en Peligro de Extinción (CITES), por lo que está prohibida cualquier acción comercial con el animal. Se planea proteger las áreas de cría y rutas de migración, así como endurecer las leyes contra la caza ilegal.

Más información sobre el antílope saiga:

http://wwf.panda.org/knowledge_hub/endangered_species/saiga_antelope/

https://www.iucnredlist.org/species/19832/50194357#taxonomy

http://www.arkive.org/saiga-antelope/saiga-tatarica/image-G6652.html

http://www.ultimateungulate.com/artiodactyla/saiga_tatarica.html

https://www.ecologiaverde.com/por-que-el-antilope-saiga-esta-en-peligro-de-extincion-1063.html

https://www.lavanguardia.com/natural/20180118/4498953200/bacteria-muerte-antilope-saiga-kazajistan.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Saiga_tatarica

http://www.rtve.es/alacarta/videos/el-planeta-azul/planeta-azul-milagro-saiga/3808174/

https://www.cms.int/es/news/signos-de-esperanza-para-el-ant%C3%ADlope-saiga-despu%C3%A9s-de-la-mortandad-masiva-de-2015



sábado, 10 de noviembre de 2018

El hiloquero, un gigante de los bosques africanos

El hiloquero, hilóquero o jabalí gigante de bosque (Hylochoerus meinertzhageni) es una de las especies de jabalí menos estudiadas, además de ser el último cerdo salvaje y uno de los últimos grandes mamíferos descritos por la ciencia en el continente africano.
Las primeras referencias que se tienen del animal datan de 1668, cuando el médico, historiador y geógrafo holandés Olfert Dapper hace referencia en una de sus obras a un cerdo negro exageradamente grande de Liberia, al que los nativos conocen con el nombre de couja quinta. Algo más de dos siglos después, el explorador y periodista británico Sir Henry Stanley, recopiló informes de un cerdo gigante, de más de 1.80 metros de longitud, que supuestamente habitaba las selvas del Ituri. Mientras, casi al mismo tiempo, llegaban rumores desde Kenia de una criatura similar. Dichos rumores llegaron a oídos de Richard Meinertzhagen, soldado y ornitólogo británico que en aquellos momentos (hacia 1903) se encontraba en el país africano. Como aficionado a la caza que era, Meinertzhagen decidió ir en busca del misterioso animal. En febrero de 1904 supo que una de estas criaturas había sido cazada por nativos de un pequeño pueblo del Monte Kenia. Sin embargo, al llegar al lugar, el cadáver ya había sido dañado. Aún así, Meinertzhagen pudo reconocer que se trataba de una forma de cerdo, aunque ninguno de los tipos conocidos por él. Poco después descubrió en otra localidad dos pieles, una de ellas en buen estado, decidiendo enviárselas a Olfield Thomas, un zoólogo experto en mamíferos del Museo Británico de Historia Natural.
En mayo de 1904 Meinertzhagen se hizo con otra piel del animal en una localidad cerca del Lago Victoria, además de dos esqueletos, uno de ellos en perfecto estado. No dudó en mandarle de nuevo estas pruebas a Thomas, esperando ansioso su respuesta. Las noticias que llegarían desde Londres serían aún mejores de lo esperado, ya que no sólo se trataba de una nueva especie, sino que además hubo de ser creado un nuevo género (Hylochoerus) para catalogar al animal. Thomas publicó la descripción oficial de la especie el 15 de noviembre de 1904, nombrándola Hylochoerus meinertzhageni en honor a su descubridor.

Imagen de un hiloquero macho (fuente).

Se trata de la especie de cerdo salvaje de mayor tamaño. La longitud de la cabeza y el cuerpo varía entre 130 y 210 centímetros. La altura es de aproximadamente un metro, oscilando su peso entre 100 y 275 kilos. Los machos son siempre más grandes que las hembras y los animales de las poblaciones del este de África son de mayor tamaño que los de las poblaciones occidentales. El color del adulto es negro o marrón muy oscuro. Es característica la melena que se prolonga a lo largo de la línea media de la espalda, formada por cerdas mayores de 17 centímetros que se erizan cuando el animal se siente amenazado. El disco nasal es excepcionalmente grande (hasta 16 cm en diámetro) y los machos desarrollan prominentes abultamientos debajo de sus ojos que contienen glándulas odoríferas. Ambos sexos poseen caninos largos y afilados, aunque los de los machos son de mayor longitud. Tienen una cabeza enorme y ancha, con orejas grandes y puntiagudas. Las pezuñas son grandes y redondeadas y la cola es delgada y aplanada en su extremo.


Ejemplares de hilóquero en un parque zoológico (fuente).

El jabalí gigante es una especie africana. Se encuentra distribuido en varias poblaciones dispersas a lo largo del centro del continente, desde Guinea en el oeste, hasta Kenia y Etiopía (probablemente también Tanzania) en el este. Se han reconocido tres subespecies: la más occidental (Hylochoerus m. ivoriensis) abarca desde Guinea hasta el sur de Ghana. La subespecie central (H. m. rimator) se extiende desde el sur de Nigeria hasta el este de la República Democrática del Congo. La subespecie más oriental (H. m. meinertzhageni) se distribuye en varios parches desde el este de la República Democrática del Congo hasta la zona del Valle del Rift en el este del continente. Algunos expertos han sugerido que las tres subespecies deben ser elevadas al rango de especie, considerando a la subespecie oriental como el verdadero jabalí gigante de bosque. Sin embargo, son necesarios más estudios genéticos y morfométricos para poder zanjar definitivamente la clasificación taxonómica de este animal, especialmente en lo que se refiere a las fragmentadas poblaciones del este.

Rango de distribución del jabalí gigante de bosque (fuente).

Dentro de su área de distribución estos animales habitan una gran variedad de tipos de bosques, como  bosques montanos, bosques subalpinos, bosques de bambú, bosques de tierras bajas y pantanos, sabanas boscosas o matorrales post-cultivo. Es frecuente que se alimenten en claros abiertos en la espesura o incluso en praderas. Muestran preferencia por una fuente de agua permanente y un denso sotobosque con amplia diversidad de especies vegetales. Se les puede encontrar desde el nivel del mar hasta altitudes de 3.800 metros.
Forman grupos familiares de entre 6 y 14 animales, normalmente con al menos un macho adulto, varias hembras y varias crías. Se trata de una especie muy tímida, razón por la que se tienen pocos datos de su biología en gran parte de su área de distribución. Son animales activos durante el día (frecuentemente con un descanso a mediodía), excepto cuando las temperaturas son altas y en áreas donde son cazados, casos en que la mayor parte de su actividad se concentra entre el atardecer y la media noche. Crean una red de caminos y túneles que conectan sus áreas de descanso, letrinas, fuentes de agua y de sal, baños de barro y áreas de alimentación. Sus territorios abarcan entre 10 y 20 kilómetros cuadrados y recorren entre 8 y 10 kilómetros al día, alternando la alimentación con el descanso durante este periodo. Emiten gruñidos para comunicarse y mantener la coherencia del grupo. En época de reproducción los machos pelean por las hembras cargando uno contra el otro al estilo de los muflones, chocando con sus cabezas. Se alimentan principalmente de hierba, pero también de hojas, frutos, huevos e incluso carroña. Sus principales depredadores son las hienas manchadas, los leones y los leopardos. Los adultos frecuentemente rodean a los jabatos para defenderlos.

Sello postal de Ghana con la imagen del hilóquero (fuente).

Tras alcanzar la madurez sexual a los 18 meses de edad, la reproducción de estos cerdos salvajes puede producirse en cualquier época del año, pero tiende a haber un pico en el número de nacimientos al comienzo de las estaciones lluviosas. Las hembras gestantes se aíslan del grupo y construyen grandes nidos con hierba y ramas de árboles en los que parirán entre dos y cuatro crías después de 151 días de gestación (se han registrado hasta once nacimientos por camada). Los jabatos son de color marrón-amarillento pálido al nacer, con rayas en los flancos en el caso de las poblaciones occidentales, tornando a color marrón oscuro a las diez semanas. Escasamente una semana después del nacimiento, la madre retorna al grupo acompañada de los jóvenes.

A pesar de que se sabe que las poblaciones de estos animales están decreciendo y localmente se han extinguido en algunas zonas de Guinea, Uganda y Etiopía, por el momento no se encuentran en peligro y han sido catalogados por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) en la categoría de "least concern" (preocupación menor). Estos jabalíes son muy vulnerables a la deforestación y en menor medida a la caza para el consumo de su carne o el tráfico con el marfil de sus colmillos. Distintas enfermedades y parásitos también pueden suponer una amenaza, aunque su efecto sobre las poblaciones de la especie no se conoce bien.




Como aspectos negativos para los humanos, puede destacarse que esta especie puede ser portadora de la peste porcina africana, transmitida por una garrapata y letal para los cerdos domésticos. También pueden portar el protozoo causante de la enfermedad del sueño en el ganado y en humanos, que es transmitido por la mosca tse tse. Asimismo son transmisores de la peste bovina y frecuentemente son acusados de dañar los cultivos en las plantaciones.


Más información sobre el jabalí gigante de bosque:

https://www.iucnredlist.org/species/41769/100471546

https://blog.nationalgeographic.org/2013/11/06/exclusive-video-worlds-biggest-pig-revealed/

Vídeo de dos jabalíes gigantes luchando en los Montes Aberdares

https://www.researchgate.net/publication/273777048_Hylochoerus_meinertzhageni_-_Forest_Hog

Galería de fotos de la especie

https://news.nationalgeographic.com/2018/06/giant-forest-hogs-animals-uganda-pigs/

https://animaldiversity.org/accounts/Hylochoerus_meinertzhageni/#economic_importance_positive

http://www.ultimateungulate.com/artiodactyla/hylochoerus_meinertzhageni.html

http://elelur.com/mammals/giant-forest-hog.html

https://en.wikipedia.org/wiki/Giant_forest_hog


lunes, 13 de agosto de 2018

La vaquita, un cetáceo al borde de la extinción

La vaquita o marsopa del Golfo de California (Phocoena sinus) no solo es el cetáceo de menor tamaño existente, sino también el más amenazado del mundo, siempre con el permiso del baiji, que probablemente se encuentre ya extinto.

La historia de esta especie comienza el 18 de marzo de 1950, cuando un cráneo blanqueado por el sol es arrastrado hasta una playa en Punta San Felipe (Golfo de California) y recogido por el experto en cetáceos Kenneth Norris, de la Univesidad de California. En principio Norris pensó que se trataba del cráneo de un ejemplar de pequeño tamaño de la marsopa común (Phocoena phocoena). En los años posteriores fueron encontrados unos pocos cráneos más de este tipo en diversos puntos del Golfo de California. El examen detallado de estos cráneos permitió hallar diferencias morfológicas suficientes entre éstos y los especímenes de marsopa común como para considerar que nos hallábamos ante una especie diferente. En 1958, Kenneth Norris y su colega en la Universidad de Cornell William McFarland bautizaron al nuevo animal con el nombre de Phocoena sinus.

Las marsopas son un grupo de cetáceos parecidos a los delfines, pero difieren de éstos en su cuerpo más robusto, en que carecen de un pico alargado y poseen unos dientes con una forma distintiva. Como ya se ha indicado, la vaquita es el cetáceo de menor tamaño, alcanzando el macho una longitud de unos 135 cm., y la hembra alrededor de 140 cm., con un peso que ronda los 55 kilogramos. El animal muestra un color gris oscuro en el dorso, con flancos más pálidos mezclándose con el color blanco de su parte ventral. Son característicos los anillos negros alrededor de su boca y ojos. Su aleta dorsal es proporcionalmente más alta que la de otras marsopas y tiene una forma aproximadamente triangular, ligeramente curvada hacia atrás. Además, los ejemplares jóvenes pueden diferenciarse por una mancha blanca en esta aleta. Las aletas pectorales también son bastante largas en proporción a la longitud del animal. Se piensa que tanto el pequeño tamaño corporal de la vaquita como la longitud de sus aletas pueden ser adaptaciones de estos animales a las altas temperaturas que alcanzan durante el verano las aguas en las que viven, sirviéndoles para disipar el calor.

Ejemplar de vaquita marina (fuente).

Poco se sabe acerca de la biología de estos cetáceos, debido principalmente a su escaso número y a que son una especie muy tímida y elusiva. Cuando suben a la superficie para respirar no acostumbran a  hacer saltos fuera del agua y tratan de evitar las embarcaciones. Suelen vivir en pequeños grupos de animales, formados por 1 a 3 individuos, muchas veces una madre con su cría, aunque se han visto grupos de 8-10 individuos que incluso podrían juntarse con otros grupos durante breves periodos de tiempo.
Se estima que alcanzan la madurez sexual entre los 3 y los 6 años de edad. Dan a luz cada dos años, al contrario que la mayoría de las demás especies de marsopas, que se reproducen anualmente. La mayoría de partos (compuestos por una sola cría) tienen lugar en el mes de marzo, después de una gestación de 11 meses. La longevidad de estos animales es de unos 20 años, habiendo alcanzado el individuo más longevo registrado los 21 años de edad.
Las vaquitas son depredadores generalistas, alimentándose de una amplia variedad de peces teleósteos y calamares. También se han encontrado restos de cangrejos en los contenidos estomacales de algunos individuos. Al igual que otros cetáceos, estos animales producen pulsos de alta frecuencia que les ayudan tanto a cazar por ecolocalización como a comunicarse con otros miembros de su especie. Sin embargo, se piensa que también son capaces de oír sonidos emitidos por sus presas y ayudarse de ellos para darles caza. Sus principales depredadores son los grandes tiburones y las orcas.

El área de distribución de esta especie es muy reducida. Se piensa que representa una población relicta de una especie ancestral emparentada con la marsopa de Burmeister, que cruzó el ecuador desde el hemisferio sur durante el Pleistoceno (hace a lo sumo 2.5 millones de años). Los análisis genéticos también revelan su relación con la marsopa de anteojos.
Es un animal endémico de la parte más septentrional del Golfo de California (México). La zona de mayor concentración de individuos de la especie hoy en día son los alrededores del afloramiento granítico de Rocas Consag, unos 40 km. al noreste de la localidad de San Felipe, en Baja California. El área total de distribución abarca unos 3.000 kilómetros cuadrados.

Mapa de distribución de la marsopa del Golfo de California

Ningún mamífero marino ocupa un área de distribución tan poco extensa como la vaquita, un espacio equivalente a menos de una cuarta parte del área metropolitana de Los Ángeles. Por otra parte, la mayor extensión de su territorio coincide con la Reserva de la Biosfera del Golfo Superior de California y Delta del Río Colorado, uno de los ecosistemas marinos más extraordinarios del planeta, con una alta diversidad de especies de macroinvertebrados, peces, aves, reptiles marinos y mamíferos marinos.

Vaquita capturada con redes de pesca (fuente). 

La especie está declarada en peligro crítico de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), con un declive poblacional que parece imparable. La abundancia histórica de esta marsopa no es conocida, pero las pruebas genéticas indican que nunca tuvo una población muy elevada. La primera estimación exhaustiva del animal se llevó a cabo en 1997, mediante un proyecto de colaboración entre México y Estados Unidos. Se muestreó todo su rango geográfico y se determinó que había un total de 567 individuos. En 2008, una nueva estimación cifró la población en 245 ejemplares, asumiendo lógicamente que no todos ellos eran adultos que pudieran contribuir a la recuperación de la especie mediante la reproducción. El número de estos animales continuó en caída libre durante los siguientes años, de tal manera que en el censo realizado en 2015, fueron contados 59 individuos, situando a la especie al borde de la extinción. Basándose en el monitoreo acústico llevado a cabo en 2015 y 2016 y en los datos de abundancia obtenidos en 2015, se estimó que en noviembre de 2016 quedaban 30 ejemplares vivos. Taylor y colaboradores (2016) han calculado una probabilidad de extinción mayor del 50% en tan sólo 10 años, lo cual representa una única generación para estos cetáceos.




La mayor amenaza para la supervivencia de la vaquita la constituyen las redes de pesca de distintos tamaños utilizadas en la zona para capturar camarones y diversas especies de peces. En un estudio realizado en 1993, basándose en los testimonios de observadores y en entrevistas con los pescadores locales, se determinó que dicho año, 78 vaquitas habían fallecido como consecuencia de su captura accidental con redes de pesca, lo cual representa un número superior a lo que sería sostenible para esta especie. Se han estudiado otros factores que potencialmente pudieran repercutir en la población de vaquitas, como la alteración de su hábitat provocada por la construcción de presas en el Río Colorado, la exposición a pesticidas u otros contaminantes y la pérdida de variabilidad genética por endogamia, pero parece que ninguna de estas variables tiene la capacidad de afectar significativamente a esta marsopa.
Las exploraciones mediante monitoreo acústico de los últimos años demuestran que la población está en rápido declive, agravado por el aumento de las embarcaciones de pesca (llamadas pangas) en la zona.

Sello postal de México con la imagen de la vaquita (fuente).

En 1997 fue creado el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA), el cual ha emitido diferentes informes en los que establece recomendaciones para la protección de la especie, como la prohibición de las grandes redes de enmalle en todo el área de distribución del animal y mejorar la reglamentación pesquera en todo el norte del Golfo de California.
En diciembre de 2005 fue declarado por las autoridades mexicanas el Refugio Vaquita en la zona donde se habían producido el 80% de los avistamientos del animal hasta esa fecha. Recientemente se ha anunciado una ampliación de dicha área protegida, desde 1200 hasta más de 1800 kilómetros cuadrados.

Tanto el gobierno de México como el de Estados Unidos han incluido a la vaquita en sus listados oficiales de especies amenazadas. Además, está catalogada en el Apéndice I de la Convención Internacional sobre el Comercio de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).


Más información sobre la vaquita marina:

Reportaje de Al Jazeera sobre la vaquita (en inglés)

http://www.iucnredlist.org/details/full/17028/0

http://www.arkive.org/vaquita/phocoena-sinus/

https://animaldiversity.org/accounts/Phocoena_sinus/

https://swfsc.noaa.gov/uploadedFiles/VaquitaFactSheet.Version3a.pdf

https://www.mmc.gov/priority-topics/species-of-concern/vaquita/

http://www.animalesextincion.es/articulo.php?id_noticia=195

http://www.pbs.org/wnet/nature/blog/featured-creature-vaquita/


Más información sobre Kenneth Norris:

https://en.wikipedia.org/wiki/Kenneth_S._Norris

https://www.nytimes.com/1998/08/23/us/kenneth-norris-95-pioneer-in-study-of-marine-mammals.html



lunes, 30 de julio de 2018

El lobo etíope, un cánido en peligro de extinción

También conocido como lobo abisinio, chacal del Semién, zorro del Semién, o caberú, el lobo etíope (Canis simensis) es la especie de cánido más amenazada del mundo, estimándose en la actualidad una población total de entre 300 y 500 individuos, con unos 200 adultos reproductores.
Las primeras noticias sobre la existencia de la especie se deben al naturalista y explorador alemán Eduard Rüppell, quien encontró al animal en 1835 en uno de sus viajes a Etiopía, por aquel entonces conocida como Abisinia. Rüppell envió un ejemplar al Museo Británico y pasaría mucho tiempo hasta que volvieron a tenerse noticias del cánido en Europa.

Ejemplar de lobo etíope (fuente)

Se trata de una especie endémica de las altiplanicies etíopes, donde vive confinada en siete sistemas montañosos aislados, entre los 3.000 y los 4.500 metros de altitud aproximadamente. Al norte del Gran Valle del Rift se le encuentra en varios sistemas montañosos, especialmente en las Montañas Simien. Al sureste del Rift africano se encuentra principalmente en las Montañas Arsi y el Parque Nacional de las Montañas Bale, donde habita la mayor población de la especie (con alrededor de 200 individuos). Viven en diferentes hábitats Afroalpinos, pero prefieren las áreas abiertas de herbáceas de escasa longitud y pastizales donde los roedores (su principal presa) son más abundantes, ya sean llanuras o zonas de pendientes suaves.

Área de distribución del lobo abisinio.

Su aspecto es similar al de un coyote, tanto en forma como en tamaño. Tiene extremidades característicamente largas y un hocico también largo y puntiagudo. El pelaje es de color rojizo o marrón anaranjado, con manchas blanquecinas en las partes inferiores del cuerpo y extremidades, la garganta, la cara y el interior de las orejas. Dos collares de color rojo ladrillo rodean el cuello. La parte terminal de la cola es de color negro. Las hembras se vuelven más amarillentas durante la época de cría y los juveniles tienen un pelaje gris carbón.
La longitud del cuerpo oscila entre 84 y 100 centímetros, con una altura en los hombros de hasta 62 centímetros y entre 11 y 20 kg de peso. Los machos son un 20% más grandes que las hembras. Los dientes son pequeños y ampliamente espaciados, lo que permite a estos animales manejar las pequeñas presas de las que se alimentan. Poseen grandes orejas que les ayudan a disipar mejor el calor.

Viven en grupos formados por entre 3 y 13 adultos, siendo animales altamente territoriales, por lo que marcan sus territorios con el olor de su orina y heces y sonidos que pueden ser escuchados a 5 kilómetros de distancia. Sin embargo, tienden a alimentarse individualmente. Existen fuertes vínculos sociales entre los miembros de un mismo grupo, que se saludan efusivamente. Los machos rara vez abandonan su grupo, pero las hembras frecuentemente buscan oportunidades de reproducción en otras manadas tratando así de evitar la consanguinidad. Dentro de un grupo, tan sólo la pareja dominante tiene derecho a reproducirse, ayudando los demás miembros al cuidado de la prole. Algunas hembras subordinadas llegan incluso a amamantar a los cachorros. Fuera de su grupo de origen todos los lobos tienen derecho a reproducirse con miembros de otros grupos.

Sello postal de Etiopía mostrando un lobo etíope (fuente).

El lobo etíope es principalmente diurno, aunque puede tener más actividad crepuscular o nocturna en caso de verse amenazado por la presencia humana. De hecho, el animal está siendo desplazado en parte de su rango de distribución por la presión de los cultivos agrícolas. Como ya se ha apuntado, sus presas favoritas son los roedores, especialmente la rata topo gigante (Tachyoryctes macrocephalus), que compone hasta un 40% de su dieta. También se alimenta de liebres y carroña. Prefieren cazar en solitario presas de pequeño tamaño y en raras ocasiones se les ve juntarse en grupo para dar caza a cabras domésticas o pequeños antílopes.
Se ha observado un curioso comportamiento en relación con la alimentación de estos animales. Un estudio de campo ha descubierto que los lobos etíopes han acostumbrado a las manadas de gelada (Theropitecus gelada) a su presencia, dejando pasar la oportunidad de capturar a los juveniles de estos parientes cercanos de los babuinos con el fin de ser más eficientes en la caza de roedores. Los gelada viven en grandes manadas de 200 a 1.000 animales y se alimentan de plantas herbáceas. Los investigadores vieron que la probabilidad de éxito de los lobos que cazaban "infiltrados" entre las manadas de monos se incrementaba notablemente, desde un 25% de intentos con éxito en los lobos que cazan por su cuenta, hasta un 66.7% de casos exitosos en los lobos que cazan dentro de las manadas de geladas. Se piensa que de alguna manera la presencia de la manada de monos facilitaría el encuentro de los lobos con los roedores, ya sea por el efecto de los gelada sobre la vegetación, que provocaría la salida de los roedores de sus madrigueras, o bien porque los monos crean una interferencia visual y sonora que hace más difícil para los roedores detectar a sus depredadores.


Son varias las amenazas que se ciernen sobre una ya de por sí diezmada especie. La pérdida de su hábitat natural relacionada con una agricultura de subsistencia está provocando que el lobo etíope se vea obligado a migrar a zonas cada vez más elevadas. La presencia de explotaciones ganaderas y la construcción de carreteras también contribuyen a la destrucción de su hábitat.
Otra de las amenazas para la especie es la hibridación con los perros domésticos, que pone en peligro su integridad genética.
En el pasado eran perseguidos por los ganaderos, que consideraban a estos animales una especie peligrosa para el ganado. Hoy en día no hay muchos problemas en este sentido, ya que en muy pocas ocasiones atacan a los animales domésticos.
Por último, hay que recalcar el peligro que tienen para estos lobos enfermedades como la rabia. El profesor de la Universidad de Oxford Claudio Sillero y su equipo del "Ethiopian Wolf Project" han identificado cuatro brotes principales de rabia en los Montes Bale, donde vive la mayor población del animal: en 1991, en 2003, en 2008 y en 2014. Con cada uno de estos brotes la población sufrió un declive de hasta el 75%. Debido a las dificultades que presentaba el uso de una vacuna de la rabia inyectable en los lobos, los investigadores comenzaron a experimentar con una vacuna oral, impregnando carne e intestinos de cabra que serían ingeridos por los animales. Comprobaron que el 86% de los lobos que ingirieron la vacuna resultaron eficazmente inmunizados contra esta enfermedad vírica. Además se ha llevado a cabo una campaña de vacunación y esterilización de los perros domésticos y sus híbridos en la zona de los Montes Bale.

Por todas estas razones, el lobo etíope está catalogado como especie en peligro de extinción por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). La especie cuenta con una total protección por parte de las autoridades etíopes desde 1974. Matar a uno de estos animales puede suponer una condena superior a dos años de cárcel. Actualmente está en marcha en Etiopía el Programa de Conservación del Lobo Etíope, bajo la dirección del profesor Claudio Sillero, Jorgelina Marino y Eric Bedin.


Más información sobre el lobo etíope:

Vídeo sobre el programa de conservación explicado por sus directores

http://www.iucnredlist.org/details/full/3748/0

http://www.arkive.org/ethiopian-wolf/canis-simensis/

http://www.animalesextincion.es/articulo.php?id_noticia=000216&titulo=Lobo_etiope_(Canis_simensis)

https://es.wikipedia.org/wiki/Canis_simensis

https://www.loboswiki.com/lobo-etiope

https://www.wolfworlds.com/es/lobo-etiope/

https://www.sciencedaily.com/releases/2015/06/150622085224.htm

https://www.ecured.cu/Lobo_et%C3%ADope

https://animaldiversity.org/accounts/Canis_simensis/



domingo, 8 de julio de 2018

El dingiso, reciente descubrimiento en Nueva Guinea

El dingiso (Dendrolagus mbaiso) es una especie de canguro arborícola que permaneció oculta para la ciencia nada menos que hasta 1994. Se trata de un animal endémico de la isla de Nueva Guinea, en la que habita las Montañas Sudirman, cadena montañosa perteneciente a la provincia indonesia de Papúa (antigua Irian Jaya). Quizás la principal razón del descubrimiento tan tardío de esta especie sea lo impenetrable de su hábitat: densos bosques en las montañas (entre 2.700 y 3.500 metros de altitud), frecuentemente envueltos en una espesa niebla, condiciones que disuadieron durante mucho tiempo a las expediciones occidentales a aventurarse en dichos territorios. Difíciles condiciones a las que hay que sumar la prohibición a equipos científicos extranjeros de explorar la provincia en detalle por parte de las autoridades indonesias hasta tiempos bastante recientes.

El dingiso es un animal con una longitud del cuerpo aproximadamente entre 50 y 80 cm., provisto de una larga cola de la que se sirve para escalar y agarrarse cuando salta de árbol en árbol. Sus extremidades traseras están bien desarrolladas y las plantas de los pies, poseen almohadillas cubiertas por una piel rugosa que, junto con las uñas curvadas, proporcionan un buen agarre en los troncos y ramas de los árboles. Su pelaje tiene un característico color negro con marcas blancas en abdomen, pecho y cara. Aunque primariamente habitan los árboles, también se sienten cómodos en el suelo del bosque, en el que se mueven mediante pequeños saltos. Se sabe que son activos tanto durante el día como durante la noche, alimentándose de hojas y frutos. Al igual que otros canguros, dan a luz a crías diminutas y muy poco desarrolladas, las cuales trepan por el pelaje de su madre hasta introducirse en la bolsa, donde permanecerán nutriéndose de leche varios meses en un entorno protector, ya que por ejemplo son incapaces de regular su temperatura corporal.

Imagen relacionada
Ejemplar de dingiso. (fuente).

 La historia del dingiso comienza en 1990, cuando, en su visita a las Montañas Sudirman, el fotógrafo de vida salvaje Gerald Cubitt, se encontró con un cazador de la tribu Dani, quien quiso venderle un joven ejemplar de canguro arborícola. Gerald no aceptó la oferta, pero tomó varias fotos del animal. Cuando regresó al Reino Unido y trató de identificar al animal, no logró relacionarlo con ninguna especie conocida.
Aquel mismo año, el hueso mandibular de un animal desconocido fue entregado por miembros de la tribu Lani al zoólogo Tim Flannery, quien más tarde sería director del Museo de Australia del Sur, en su visita a las Montañas Sudirman. Flannery no logró identificar la especie a la que pertenecía. En aquel mismo viaje, el zoólogo australiano adquirió un sombrero de la tribu Lani cubierto por un pelaje negro con manchas blancas.
Flannery quedó intrigado por aquellos restos de un animal desconocido, así como por las fotos tomadas por Cubitt, hasta que en la primavera de 1994 tuvo la oportunidad de viajar de nuevo a las Montañas Sudirman, gracias a una invitación para hablar sobre vida salvaje a los habitantes de una localidad llamada Tembagapura. Cuando llegó, lo primero que hizo fue mostrar las fotos del misterioso animal a miembros de las tribus locales Moni y Dani, preguntándoles si conocían aquella criatura, a lo cual ellos respondieron afirmativamente. Los Dani llamaban al animal nemenaki y lo cazaban por su carne. Los Moni se referían a él como dingiso, término que significa "gran animal de caza negro" y nunca lo cazaban, pues era importante dentro de sus creencias, ya que según ellos era el ancestro del que derivaba su pueblo. 
Provisto de esta información, lo que ahora deseaba Flannery era encontrar un ejemplar vivo de lo que parecía evidente que era una especie en aquel momento desconocida por la ciencia occidental. Por ello, salió en expedición junto a miembros de las tribus locales a tratar de localizar algún ejemplar. Tras varios intentos fallidos, finalmente, a finales de Mayo, un cazador Dani del equipo de Flannery, encontró varios trozos del pelaje y los huesos de dos ejemplares que habían sido devorados por algún depredador. Pocos días después, otro cazador Dani retornó al campamento con un dingiso muerto en sus hombros.
 A finales de Octubre de aquel mismo año (1994), Flannery tuvo la ocasión de contemplar su primer ejemplar vivo del animal en la localidad de Tembagapura, cuando un joven macho fue descubierto escondido en una caseta de maquinaria de una mina abandonada. Flannery filmó al animal y después lo liberó de nuevo en el bosque. 

Miembro de una tribu de Nueva Guinea con un dingiso a hombros (fuente).

En 1995, Flannery describió formalmente la especie bautizándola con el nombre científico de Dendrolagus mbaiso, que significa "el canguro arborícola prohibido", haciendo referencia al rechazo de los Moni a cazar esta especie debido a sus creencias. En esta descripción también participaron Boeadi Bapak, biólogo indonesio del Museo de Zoología de Bogor y Alexandra Szalay, antropóloga de la Universidad de Sidney, quienes fueron los acompañantes de Flannery el año precedente en su búsqueda del dingiso.

El dingiso está clasificado desde 2010 como especie en peligro de extinción por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). Se piensa que su población ha sufrido un declive mayor del 50% durante los últimos 30 años debido a las actividades humanas (agricultura y caza). El cambio climático también está relacionado con el retroceso de la especie, ya que está propiciando diferentes prácticas agrícolas en el territorio de estos animales. Hay grandes diferencias en la densidad de población de esta especie a lo largo de su territorio. Es un animal común en la parte occidental de las Montañas Sudirman, donde habita la tribu Moni. En esta zona también se aprecia un nivel de confianza mucho mayor del dingiso hacia los humanos, permitiendo incluso ser cogido en brazos. Es en la parte oriental del sistema montañoso donde las poblaciones de la especie están sufriendo un mayor declive, ya que en esta zona el animal no es respetado por las creencias tradicionales de las tribus locales, como los Dani. Además se observa que en estos lugares el dingiso es mucho más tímido y huidizo.


Actualmente, no se está llevando a cabo ninguna medida de conservación específica para el dingiso. Sin embargo, organizaciones conservacionistas como WWF, trabajan en la protección de la fauna de Nueva Guinea promoviendo un uso responsable de los recursos forestales y tratando de ayudar a los gobiernos locales en una mejora de la gestión de las áreas protegidas, ya que las autoridades indonesias no cuentan con recursos suficientes para hacer frente a los problemas que presenta la conservación de la naturaleza.


Más información sobre el dingiso:









Más información sobre Tim Flannery:


        

viernes, 22 de septiembre de 2017

Un búfalo filipino en miniatura

El tamaraw, conocido en español como búfalo de Mindoro o tamarao (Bubalus mindorensis, Heude, 1888), es un búfalo endémico de la isla filipina del mismo nombre. Se trata del mamífero terrestre de mayor tamaño nativo de las Filipinas, además de ser uno de los animales más escasos y menos conocidos del mundo. Su aspecto recuerda al del búfalo asiático de agua (Bubalus arnee) en muchos aspectos, excepto en el tamaño, mucho más reducido. De hecho, los análisis de ADN muestran una relación muy estrecha entre ambas especies, tanto que el tamaraw llegó a ser considerado una subespecie del búfalo de agua por algunos autores. Asimismo, muestra gran parecido con el anoa de montaña (Bubalus quarlesi) y el anoa de tierras bajas (Bubalus depressicornis), dos bóvidos nativos de Indonesia y considerados miniaturas del búfalo de agua. Tampoco debe ser confundido con el carabao (Bubalus bubalis carabanesis), una forma doméstica del búfalo de agua criada en las Filipinas.

Macho adulto de tamaraw en el Parque Nacional Mount Iglit-Baco, en la provincia de Mindoro Occidental (Filipinas). Fotografía de Gregg Yan (2012). Wikimedia Commons.

Su pequeño tamaño y sus cuernos rectos son las dos principales características que llevaron a los expertos a dar al tamaraw la categoría de especie, diferenciándolo así de su pariente el búfalo asiático de agua. Llega a alcanzar poco más de 1 metro de altura. La longitud de la cabeza y el cuerpo es de aproximadamente 220 centímetros, a los que hay que sumar 60 centímetros de cola. El peso ha sido medido sólo para las hembras, oscilando entre 180 y 300 kilogramos. La forma de los cuernos puede ser usada para distinguir los sexos. Los cuernos de los machos son más gruesos, más largos, más planos y más cercanos entre sí que los de las hembras. Además, también pueden usarse para determinar la edad de los individuos, ya que crecen a mayor ritmo que las orejas y se van separando en la base a medida que el animal madura. Tanto en machos como en hembras los cuernos crecen en "V", en contraposición a la forma de "C" en arco de los cuernos del búfalo de agua.
El pelaje del adulto es de color marrón oscuro o negro grisáceo. Pueden diferenciarse por el color los juveniles, cuyo pelaje es pardo-rojizo, con las patas de color marrón oscuro y una línea dorsal negra. Esta coloración cambia a una especie de color pizarra entre los 3 y los 4 años de edad, alcanzándose la coloración adulta a los 5 años. En la mayoría de individuos el pelaje color pizarra se oscurece, tan sólo algunas hembras adultas son más bien de color marrón. Unas marcas blancas están presentes encima de las pezuñas y en el interior de la parte baja de las extremidades anteriores. Asimismo, la mayoría de individuos presentan unas líneas de color blanco-grisáceo que van desde la esquina interior de los ojos hacia los cuernos. Algunos ejemplares pueden tener marcas blanquecinas en ambos lados de la mandíbula inferior. También puede existir una mancha blanca en la garganta.
El dimorfismo sexual es poco evidente en esta especie. Los caracteres que permiten distinguir entre machos y hembras son muy escasos, reduciéndose a las pequeñas diferencias en los cuernos, el pelaje marrón oscuro de algunas hembras adultas o el cuello más grueso en los machos que en las hembras.

Búfalo de Mindoro pastando en el Parque Nacional Mount Iglit-Baco. Fotografía de Gregg Yan (fuente).

La isla de Mindoro ocupa un área de 9.735 kilómetros cuadrados. Antiguamente, el tamaraw estaba ampliamente extendido por su territorio, pero hoy en día se encuentra únicamente en el interior montañoso de la isla, ocupando un territorio de entre 100 y 300 kilómetros cuadrados en el Parque Nacional Mount Iglit-Baco -el área protegida más grande de Mindoro, en el centro de la isla-, el Monte Aruyan -en el Municipio de Sablayan- y en el Santuario de Vida Natural del Monte Calavite -en el extremo norte de la isla-. Por tanto la especie se distribuye en tres subpoblaciones que habitan la Provincia de Mindoro Occidental. Se sospecha además que existen unos pocos grupos aislados de animales fuera de estas tres subpoblaciones. En tiempos prehistóricos el tamaraw se distribuía por otras islas de Filipinas, existiendo registros en la isla de Luzón que datan del Pleistoceno.

Área de distribución del búfalo de Mindoro

La especie se encuentra "En Peligro Crítico de Extinción" según la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), debido al hecho de que en la actualidad existen menos de 250 individuos maduros y se estima que la población siga en retroceso durante sus tres próximas generaciones. Además, se cree que más del 90% del total de estos animales se encuentran en la subpoblación del Parque Nacional Mount Iglit-Baco. Las otras dos subpoblaciones albergan cada una alrededor de tan solo 20 animales.
En 1900, la población total de tamaraw se estimaba en unos 10.000 animales. En 1987 se estima que quedaban tan sólo unos 370, mientras la población total a día de hoy se sospecha que está en torno a 300 individuos -alrededor de 400 según las estimaciones más optimistas-.

Sello postal de Filipinas haciendo referencia al programa "Salvar al tamaraw" de la Far Eastern University de Manila, que pretende doblar el número de ejemplares de la especie para 2020 (fuente)

Antiguamente podía encontrarse al tamaraw desde el nivel del mar hasta altitudes superiores a 1.800 metros, habitando pastizales, claros del bosque, selvas de bambú, valles pantanosos y bosques de baja a media elevación. Actualmente la especie se encuentra confinada en áreas muy reducidas, por encima de los 200 metros de altitud. Es más frecuente encontrarlo en bosques secundarios y en mosaicos de bosque / pastizal. Los bosques de dipterocarpaceas originales de la región se encuentran sólo como restos a lo largo de las crestas calizas, donde están protegidos del fuego. La alimentación de estos animales se compone de varias especies de herbáceas y brotes tiernos de bambú.
El tamaraw ha pasado de ser un animal diurno a ser principalmente nocturno, debido a la invasión de su territorio por parte de los humanos y las consecuentes molestias generadas a la especie. Tiene por costumbre descansar entre hierbas altas o en la profundidad del bosque. Al igual que otros búfalos, le gusta revolcarse en el fango, más durante el día que durante la noche y principalmente durante la estación lluviosa.
Es un animal más solitario que otros bóvidos, especialmente los machos adultos, los cuales nunca se asocian entre ellos, tan solo con hembras durante un breve tiempo en el periodo reproductor. Se ha sugerido que esta naturaleza solitaria puede suponer una adaptación al medio boscoso, donde los grandes grupos pueden suponer un problema. Hipótesis que es reforzada por el hecho de que en determinadas zonas del Parque Nacional Mount Iglit-Baco, el tamaraw puede ser visto formando grandes grupos, debido a la relativa protección que les ofrece el entorno. Además, muestran más actividad diurna en estas zonas.

El periodo de gestación dura de 276 a 315 días, después de los cuales, nace un solo ternero. No está del todo aclarado la época en la que estos animales dan a luz. El periodo óptimo para ello sería durante la estación lluviosa de Mindoro -de Junio a Noviembre-, cuando más abunda su alimento. Sin embargo, en la zona del Monte Iglit, los informes sobre recién nacidos y animales jóvenes se restringían a los meses de Diciembre y Enero durante las observaciones realizadas en 1966. Los animales jóvenes permanecen con sus madres bastante tiempo, hasta los 2-4 años de edad. El intervalo entre parto y parto es de 2 años. La longevidad del tamaraw en la naturaleza se estima entre 20 y 25 años.



Durante el siglo XX la principal amenaza para el tamaraw fue la pérdida de territorio debido a las prácticas ganaderas y agrícolas de los seres humanos. Una amenaza derivada de la ganadería es la posible transmisión de enfermedades infecciosas a estos animales desde el ganado doméstico. Históricamente el tamaraw fue cazado tanto como trofeo de caza como para consumo de los habitantes locales, contribuyendo estas actividades a un declive importante de su población. Desde la Segunda Guerra Mundial, el incremento de la población humana, la tala de bosques, la ganadería y la extensión del uso de armas de fuego en la isla de Mindoro, han tenido un gran impacto en el número de estos animales. A partir de los años 80, la caza deportiva se ha reducido mucho debido al declive de su población y a una vigilancia y concienciación más intensas después de la creación de las zonas protegidas en su área de distribución. Actualmente, la principal amenaza para el búfalo de Mindoro es la falta de opciones que tienen estos animales a la hora de dispersarse y extender su rango de distribución, debido a la presión de las poblaciones humanas. La caza tradicional por parte de los indígenas locales supone un problema, incluso si el tamaraw no es un objetivo, ya que pueden caer presa de trampas dirigidas a otras especies. También la caza furtiva sigue amenazando hoy en día a esta especie.

El tamaraw está listado en el Apéndice I de CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres). La especie recibe protección total por parte del gobierno filipino. A pesar de ello, el programa para su cría en cautividad no ha tenido éxito. De los veintiún individuos capturados a principios de los años 80, tan sólo quedaban nueve en 1997. En 2015, un único ejemplar sobrevivía en cautividad. Una mala gestión del recinto que albergaba a estos animales ha sido la principal causa del fracaso de este programa. Es necesario realizar estudios adicionales para determinar si existen animales fuera de los tres núcleos de población conocidos.


Más información sobre el búfalo de Mindoro:

http://www.feu.edu.ph/manila/index.php/support-a-cause/tamaraw-times-two-by-2020/save-the-tamaraw/

https://www.youtube.com/watch?v=NHt3mS_ELGk

http://animaldiversity.org/accounts/Bubalus_mindorensis/

http://www.wildcattleconservation.org/SpeciesFactSheets/bubalus-mindorensis.htm

http://www.ultimateungulate.com/artiodactyla/bubalus_mindorensisfull.html

http://www.iucnredlist.org/details/full/3127/0

https://www.youtube.com/watch?v=AYWdnp1rKaU

https://www.youtube.com/watch?v=U9VIOMFt3rk

https://es.wikipedia.org/wiki/Bubalus_mindorensis

http://www.arkive.org/tamaraw/bubalus-mindorensis/