martes, 12 de marzo de 2019

El dragón de Komodo, una criatura más propia del pasado

El varano o dragón de Komodo (Varanus komodoensis) es el lagarto de mayor tamaño existente, a pesar de lo cual, pasó inadvertido para la ciencia hasta principios del siglo XX. Habita una serie de pequeñas islas al este de Java y de Bali llamadas islas menores de la Sonda -entre las cuales se halla Komodo- administradas por Indonesia. Komodo es una pequeña isla de roca volcánica y cubierta por densos bosques tropicales, con una extensión de 390 kilómetros cuadrados. Pocos científicos hubieran imaginado una población de lagartos gigantes viviendo en tan pequeño territorio.
Inicialmente la isla de Komodo estaba deshabitada, pero a comienzos del siglo XIX empezó a ser utilizada por el sultán de la vecina isla de Sumbawa para desterrar a convictos y oponentes políticos. A parte de esto, la isla era visitada de vez en cuando por cazadores y buscadores de perlas de otras partes de Indonesia. Dichos visitantes, comenzaron a hablar de una enorme criatura, una especie de monstruo con aspecto de cocodrilo pero habitante de tierra firme, al cual dieron el nombre de boeaja darat (cocodrilo de tierra). Estos testimonios enseguida atrajeron la atención de los científicos occidentales.

El dragón de Komodo, conocido como boeaja darat antes de su descripción científica (fuente).

Los rumores sobre la existencia de estos animales llegaron a oídos de Peter Ouwens, director del Museo Zoológico y Jardines Botánicos de Java, cerca de Jakarta, la actual capital de Indonesia. En 1910, Ouwens contactó con el gobernador de la isla de Flores, J.K.H. van Steyn van Hensbroek, quien era un entusiasta naturalista y que viajaría a Komodo en 1912 para recoger el mayor número posible de pruebas. Escuchó testimonios de varios buscadores de perlas y encontró una piel de uno de estos grandes lagartos en una choza, concluyendo que no se trataba de un cocodrilo, sino probablemente de una especie de varánido de gran tamaño. Incluso llegó a cazar un ejemplar, enviando su piel y una foto a Ouwens. Poco después, Ouwens mandaría a la isla a un trabajador del Museo Zoológico, el cual volvería a Java con cuatro especímenes vivos, uno de ellos adulto. Finalmente, en 1912, Ouwens haría la descripción científica de la nueva especie, basándose en gran parte en la información que le había sido proporcionada por van Steyn van Hensbroek acerca del comportamiento y el estilo de vida del animal.
A pesar de que el interés por el dragón de Komodo decayó en años posteriores a causa de la Primera Guerra Mundial, dicho interés revivió con la expedición realizada por W. Douglas Burden en 1926. Fue Burden quien acuñó el término "dragón" a finales de los años veinte para referirse al animal. Su expedición llegó incluso a inspirar la película King Kong. Burden llevaría al Zoo del Bronx (Nueva York) los primeros ejemplares vivos de la especie que serían expuestos fuera de Asia. Asimismo, tres de los animales capturados aún pueden verse disecados en el Museo Americano de Historia Natural.

Esta especie no sólo habita la isla de Komodo, también se encuentra en otras islas cercanas, como Rinca, Padar, Gili Motang, Gili Dasami y algunas zonas costeras de la isla de Flores (mucho mayor que las anteriores), todas ellas pertenecientes a las Sondas menores, en el archipiélago indonesio. Incluso podría habitar también la isla de Sumbawa (al oeste de Komodo), hecho sin confirmar.

Área de distribución del dragón de Komodo

Como se ha dicho, el varano de Komodo es el lagarto más grande del mundo, alcanzando más de tres metros de longitud y un peso en torno a 70 kg por término medio, llegando a registrarse hasta 165 kg. Aunque los machos tienden a un mayor tamaño que las hembras, no hay grandes diferencias morfológicas entre ambos sexos. Los juveniles son de color predominantemente verde pero con algunas partes negras y amarillas, mientras que los adultos tienen color más uniforme, variando este de marrón a rojo grisáceo. Su cuerpo está completamente cubierto por duras escamas. Las extremidades son fuertes. Poseen un cuello largo y la cola es grande y muy musculosa. El hocico es redondeado y el cráneo flexible, con dientes afilados y aserrados de hasta 2.5 cm de longitud. Su lengua bifurcada, larga y amarillenta recuerda mucho a la de las serpientes. Tienen una expectativa de vida de unos 50 años en la naturaleza, mientras que en cautividad no suele llegar a 10 años.

Juvenil de dragón de Komodo (fuente).

El varano de Komodo es un animal carnívoro. Se alimenta principalmente de carroña, aunque no es nada extraño verlos cazar activamente presas de diferentes tamaños, como peces, roedores, serpientes, aves, cabras, cerdos, ciervos, jabalíes, búfalos de agua...Incluso dragones de Komodo de menor tamaño. Los juveniles se alimentan de diferentes insectos, geckos, huevos, aves y de vez en cuando pequeños mamíferos. Los dragones tienden emboscadas a las presas de mayor tamaño y les asestan un  mordisco normalmente en las extremidades traseras. Después siguen al animal hasta que este cae al suelo.
Un estudio de 2009 liderado por Bryan G. Fry, encontró que estos animales poseen glándulas venenosas en su mandíbula inferior, lo cual fue descubierto mediante resonancia magnética de la cabeza. Se sabe que estas glándulas segregan varias proteínas tóxicas capaces de provocar en la presa la pérdida de consciencia, descenso de la presión sanguínea, parálisis muscular, hipotermia, efecto anticoagulante de la sangre...Bryan Fry pone en entredicho la creencia de que son las bacterias contenidas en la boca del dragón las que llevan a la muerte de su presa (debido a la infección que le causan). El científico estadounidense cree más bien que la víctima del ataque muere desangrada varias horas después de producirse la mordedura, debido a los diferentes efectos causados por el veneno (efecto anticoagulante, descenso de la tensión, parálisis...). Según este investigador, las bacterias que causan la infección del animal herido se encontrarían en las aguas cálidas y con heces estancadas en las que, siguiendo un instinto, se refugian las presas de los dragones después de ser mordidas. Por tanto, la fuente de la infección sería medioambiental y no tendría nada que ver con la saliva del varano. Ve erróneo el hecho de no haber examinado en detalle el contenido bacteriano de estas aguas, lo que en su opinión condujo siempre a la idea equivocada de que las bacterias encontradas en los tejidos de las presas proceden de la boca del dragón. Según Fry, se ha pasado por alto el hecho de que el dragón de Komodo no es natural de Indonesia, sino que es un lagarto australiano (se han encontrado en Australia fósiles muy similares al animal que datan de 3.8 millones de años). Y por otra parte, los búfalos de agua tampoco son naturales de las islas indonesias, sino una especie introducida hace unos pocos cientos de años. Por lo tanto, el encuentro entre las dos especies es un encuentro artificial, provocado por el hombre, sin una base evolutiva. Además, un estudio de 2013 sugirió que las bacterias presentes en la boca de los dragones eran ordinarias y similares a las que pueden encontrarse en la boca de otros carnívoros.
Sin embargo, otros investigadores opinan que "el descubrimiento de las glándulas del veneno ha llevado a infravalorar el papel de las secreciones orales de los reptiles y a una interpretación errónea de la evolución de estos animales". Algunos dudan incluso de que el veneno sea necesario para explicar los efectos de la mordedura del dragón y probablemente las proteínas tóxicas que contiene se destinen a otras funciones.
 Hoy en día tiende a considerarse que tanto el veneno como las bacterias contribuyen a matar a la presa, pero deben llevarse a cabo investigaciones más profundas para llegar a una conclusión definitiva.


Los varanos de Komodo son capaces de tragar grandes trozos de comida expandiendo su garganta y su flexible cráneo. En cada comida pueden llegar a ingerir hasta el 80% de su peso corporal. Luego se sitúan en un lugar soleado para acelerar la digestión. Los dragones adultos pueden mantenerse realizando tan solo una comida al mes, ya que estos animales tienen un metabolismo lento. Una vez terminan la digestión, regurgitan la llamada "pelota gástrica", formada por los dientes, cabellos y cuernos de la presa ingerida, cubiertos por una mucosidad maloliente segregada en el estómago del lagarto. Después de regurgitar estos restos, se limpian la cara frotándose contra el suelo o contra arbustos para eliminar el mal olor de la secreción.

Estos animales tienen un sentido de la vista pobre, siendo capaces de ver a distancias de no más de 300 metros. Asimismo, su sentido del oído es poco desarrollado. Sin embargo, poseen muy buen sentido del olfato. Utilizan su lengua para percibir los olores ayudándose del órgano de Jacobson. Pueden percibir el olor de la carroña a una distancia de 9.5 km.

Los varanos de Komodo viven en territorios de unos dos kilómetros cuadrados, que no defienden de competidores, por lo que es usual que estos territorios se solapen. Cuando encuentran comida, los machos de mayor tamaño son los primeros en comer, seguidos por machos más pequeños, hembras y finalmente los juveniles.
Excavan nidos en los que se refugian por la noche y cuando el día es muy caluroso. Los dragones adultos no sufren predación al estar en la cúspide de la cadena alimentaria de su ecosistema. Sin embargo, los juveniles son ocasionalmente depredados por adultos de su propia especie, algunos mamíferos y aves. Son de costumbres arbóreas hasta que adquieren el tamaño suficiente para evitar a sus depredadores.

Dragón de Komodo devorando una presa (fuente).


El dragón de Komodo y la partenogénesis


La forma habitual de reproducción de estos animales implica el apareamiento entre macho y hembra y la existencia de una fertilización del óvulo que dará lugar al nuevo individuo. Las hembras son fértiles a partir de los nueve años de vida aproximadamente y los machos a partir de los diez. El apareamiento ocurre entre Julio y Agosto y la puesta de los huevos se realiza en Septiembre, evitando así los meses más calurosos. Eclosionarán entre siete y ocho meses después, cuando han cesado las lluvias y los insectos son abundantes, en una madriguera excavada por la hembra o en un nido abandonado por otros animales. Estos reptiles no realizan ningún cuidado parental después de nacer las crías.

Sin embargo, en 2006, un descubrimiento sorprendió a la comunidad científica: las hembras de esta especie son capaces de reproducirse sin entrar en contacto con ningún macho. Este sorprendente hecho fue descubierto en animales cautivos en dos zoos ingleses. Una hembra del zoo de Chester que nunca había convivido con un macho, puso 11 huevos, de los que ocho contenían embriones en desarrollo. El otro caso se produjo en el zoo de Londres, donde una hembra que no había entrado en contacto con ningún macho durante dos años y medio hizo una puesta de 22 huevos, de los que cuatro contenían dragones en desarrollo. 
Inicialmente, los investigadores pensaron que los huevos fertilizados tenían padre, ya que algunos reptiles tienen la capacidad de retener el esperma en su interior durante años. Sin embargo, al realizar análisis genéticos se descartó esta posibilidad. 
Los dragones de Komodo tienen un sistema de determinación cromosómica del sexo distinto al de los humanos. En esta especie, el sexo heterogamético es la hembra (WZ), mientras que el macho es homogamético (ZZ). Este sistema también se da en aves, muchos insectos y otros lagartos. Cada óvulo de una hembra de varano de Komodo contiene un cromosoma Z o un cromosoma W. En la partenogénesis un óvulo se desarrolla sin previa fecundación por parte de un macho. No obstante, para generar un embrión viable, el material genético del óvulo debe duplicarse (pensemos que en la reproducción "normal" con fecundación la mitad del ADN del embrión lo aporta el óvulo y la otra mitad el espermatozoide). Por lo tanto, ¿quién aporta la otra mitad del material genético de estos embriones procedentes de óvulos sin fecundar? La otra mitad del ADN es aportada por un cuerpo polar, una especie de pequeño óvulo que se forma durante el proceso de ovogénesis y que contiene  en su interior una copia del ADN igual que la del óvulo. Normalmente los cuerpos polares degeneran y desaparecen, pero en el caso de la partenogénesis del dragón de Komodo hacen la función del esperma.
Todas las crías que nacen por partenogénesis en esta especie son machos, ya que los huevos con dotación genética WW no son viables. Mientras que la otra posibilidad son los huevos ZZ, que desarrollarán individuos de sexo masculino.
Se piensa que esta capacidad evolutiva de reproducirse de dos maneras diferentes, permitiría a estos animales colonizar nuevos territorios si, por ejemplo, una hembra es arrastrada a una isla vecina durante una tormenta.

Diferentes sellos postales con la imagen del dragón de Komodo (fuente).

El varano de Komodo se encuentra catalogado como especie vulnerable en la Lista Roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). En 1980 fue creado el Parque Nacional de Komodo para proteger a la especie. Abarca las islas de Komodo, Rinca y Padar, así como otras más pequeñas de la zona. Actualmente está considerado una de las siete maravillas naturales del mundo

Por último, resaltar que esta especie tiene para el hombre impactos tanto positivos (ecoturismo en su región de origen, atracción de visitas en zoológicos) como negativos (ataques a humanos y al ganado doméstico).


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