Vistas de página en total


"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que contar y contarlo" (Oscar Wilde). "Me he dedicado a investigar la vida y no sé por qué ni para qué existe" (Severo Ochoa).
Mostrando entradas con la etiqueta simios de Bili. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta simios de Bili. Mostrar todas las entradas

lunes, 11 de febrero de 2013

Los misteriosos simios de Bili

En la selva de Bili, localizada al este de la localidad de Bondo, en el norte de la República Democrática del Congo, existen unos extraños simios que siempre han levantado controversia entre la comunidad científica.

En 1898 un oficial de la armada belga regresó a casa con varios cráneos de gorila que había recogido en un área forestal a orillas del río Uele, en el norte de el Congo. Donó esos cráneos al Museo del Congo en Tervueren (Bélgica), los cuales fueron examinados por el conservador del museo, Henri Schouteden. Desde un primer momento le habían llamado la atención por sus diferencias anatómicas con otros cráneos de gorilas así como por su procedencia, aproximadamente a medio camino entre las zonas de distribución geográfica del gorila oriental (Gorilla beringei) y el gorila occidental (Gorilla gorilla), una región en la que en teoría no debería haber gorilas, de hecho nunca se ha recogido ningún testimonio de la presencia de estos animales en la zona hasta nuestros días. Por aquel entonces se reconocía la existencia de una única especie de gorilla (Gorilla gorilla) dividida en 2 subespecies, la oriental y la occidental. Schouteden decidió clasificar los cráneos como pertenecientes a una nueva subespecie: Gorilla gorilla uellensis. El primero en cuestionar esta clasificación fue el profesor Colin Groves, el cual afirmó después de examinar los cráneos en 1970 que eran indistinguibles de los del gorila occidental de tierras bajas. En 1996 el fotógrafo de la naturaleza y conservacionista Karl Ammann visitó la región con la intención de encontrar gorilas, pero lo que encontró fue un cráneo de las mismas dimensiones que el de un chimpancé pero con una cresta que recordaba al cráneo de un gorila. Asimismo recogió otra serie de pruebas de la presencia de estos grandes simios, como excrementos o unas huellas incluso más grandes que las de los gorilas. Ammann volvió a visitar la zona con un grupo de investigadores en el año 2000. No encontraron a los simios, pero encontraron una especie de nidos o refugios construídos en el suelo y que son más típicos de los gorilas que de los chimpancés. Por aquellos años varios investigadores de prestigio lanzaron su propia expedición a la zona en busca de "los simios de Bili". Tales investigadores incluían por ejemplo a la doctora Shelly Williams, del Instituto Jane Goodall de Maryland. El doctor Esteban Sarmiento, del Museo de Historia Natural de Nueva York. Christophe Boesch, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig...Y algunos otros científicos interesados en resolver el misterio.

Tanto el análisis de los pelos encontrados como las huellas indicaban que pertenecían a chimpancés de gran tamaño, y no a gorilas. Parecía tratarse de una población de chimpancés de un tamaño bastante mayor de lo habitual para esta especie (una fotografía de un cazador mostró un ejemplar de 1,80 metros de altura) y que además mostraban comportamientos parecidos a los de los gorilas.

Fotografía de un simio de Bili tomada en una expedición al África central en 1910/1911. Shukernature.com.

Los habitantes locales hablaban de dos grupos diferentes de estos simios: 1) los "bateadores de árboles", los cuales escalaban los árboles más altos para ponerse a salvo y morían fácilmente con el veneno de las flechas de los cazadores y 2) los "mataleones", que rara vez suben a los árboles, son más grandes y oscuros y no se ven afectados por el veneno con que los cazadores locales impregnan sus flechas. Este tipo combina su tamaño con una gran ferocidad, ya que se aseguraba que eran capaces de combatir a grandes felinos como leones y leopardos y de esta manera no necesitaban refugiarse en los árboles pudiendo mantenerse más tiempo recorriendo el suelo del bosque.

Dos cazadores locales muestran un chimpancé de Bili abatido. Factzoo.com.


La primera científica en encontrarse con estos grandes simios fue la doctora Shelly Williams, especialista en comportamiento de los primates. Ella y un grupo de investigadores estaban escuchando a una manada de estos simios que se encontraba a unos 10 metros de distancia cuando de repente uno de ellos salió de entre la maleza corriendo hacia ella y en el último momento decidió no atacarla y dar la vuelta, como si sólo fuese una advertencia. La doctora Williams llegó a afirmar que podría tratarse incluso de un híbrido entre el chimpancé y el gorila, no en vano, ambas especies son lo suficientemente parecidas a nivel genético como para engendrar descendencia viable. A pesar de esto no se conocen casos de hibridación entre estos 2 animales.

Imagen de un simio de Bili tomada por una cámara trampa (propiedad de Karl Ammann). Parascientifica.com.


La anatomía facial de los simios de Bili es más parecida a la de los chimpancés que a la de los gorilas, a pesar de que la cresta sagital encontrada en algunos cráneos recuerda al cráneo del gorila. Las muestras de pelo recogidas de los nidos a ras de suelo han demostrado contener un ADN mitocondrial similar al de los chimpancés y el análisis del contenido en fruta de los excrementos también apoya la hipótesis de que se trata de un chimpancé, a pesar de que los excrementos en sí son parecidos a los del gorila.

A mediados de 2006 British Science Weekly informó de una expedición llevada a cabo por Cleve Hicks y sus colegas de la Universidad de Amsterdam. La expedición había durado 1 año y en ella consiguieron observar a las criaturas durante un total de 20 horas. Hicks informó de que habían encontrado una gran comunidad de estos simios al noroeste de Bili. Este grupo mostraba la peculiaridad de que sus miembros no escapaban al ver a los humanos, sino que mostraban curiosidad por ellos rodeándolos y no se mostraban agresivos. El científico insistió en que no hay prácticamente evidencias de que sean más agresivos que otros chimpancés.

Las muestras de ADN recuperado de los excrementos de estos animales en la expedición de Hicks sirvieron para clasificarlos dentro de la subespecie oriental del chimpancé común (Pan troglodytes schweinfurthii), Giglioli,1872. No obstante, la existencia de esta subespecie está puesta en entredicho por algunos autores. Algunos consideran que es la misma que la subespecie central (P.t.troglodytes) basándose en estudios de ADN mitocondrial (Gonder et al., 2006). Otros autores piensan que las diferencias entre poblaciones de chimpancés son demasiado pequeñas como para hablar de subespecies diferentes, basándose para tal afirmación en análisis del ADN nuclear así como en las diferencias anatómicas y comportamentales encontradas (Fischer et al., 2006).

En este vídeo de una entrevista en el canal CNN a Shelly Williams (sin audio) pueden verse algunas imágenes de estos animales.



Presumiblemente, el aislamiento de sus poblaciones y la falta de contacto con los demás miembros de su misma subespecie han hecho que los chimpancés de Bili adquiriesen unas características anatómicas y de comportamiento considerablemente diferentes a sus congéneres, originándose sin embargo muy pocos cambios a nivel genético.

Algunos enlaces relacionados:

http://www.factzoo.com/mammals/bili-ape-chimpanzee-or-gorila.html

Noticia en "El Mundo.es" del hallazgo de un híbrido entre gorila y chimpancé

http://otrafrontera.blogspot.com.es/2011/12/nuevos-simios-africanos.html

http://edition.cnn.com/2003/TECH/science/08/08/coolsc.mysteryape/

http://karlammann.com/bondo.html

Misteriosos simios gigantes

http://en.wikipedia.org/wiki/Bondo,_Democratic_Republic_of_the_Congo

http://karlshuker.blogspot.com.es/2013/02/the-bili-bondo-apes-unmasking-congos.html