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jueves, 3 de enero de 2019

Saiga: el camino hacia la extinción

Bautizado con el nombre científico de Saiga tatarica (Linnaeus, 1776), el saiga es un ungulado de extraña apariencia debido a su poco usual nariz, larga y colgante. Dicha nariz es flexible, ayudando al animal a respirar aire limpio durante los polvorientos veranos y a calentar el aire durante los fríos inviernos de los lugares que habita.
A pesar de ser conocido habitualmente como antílope saiga, se piensa que estos animales son intermedios entre los antílopes y las ovejas. Su pelaje es corto y de color canela en el verano, mientras que se vuelve más blanco y alrededor de un 70% más grueso en invierno.
El vientre es de color claro a lo largo de todo el año. Sólo los machos poseen cuernos, con anillos más visibles en sus partes basales. A pesar de que poseen patas largas y delgadas, su tamaño es similar al de una oveja, con una longitud del cuerpo entre 108 y 150 centímetros, una altura en la espalda de aproximadamente entre 60 y 80 cm. y un peso que oscila en las hembras entre 20 y 40 kg. y en los machos entre 30 y 50 kg.


Macho de saiga con pelaje de verano (fuente)

Actualmente se reconoce una sola especie de saiga dividida en dos subespecies distintas: Saiga tatarica tatarica, a la que pertenecen la mayor parte de los individuos, y una subespecie más escasa, S. t. mongolica, endémica del oeste de Mongolia y que en 1946 había sido catalogada por Bannikov como una especie separada (Saiga mongolica) basándose en diferencias en medidas del cráneo, tamaño y forma de los cuernos y el color del pelaje. El propio Bannikov rectificó en 1954 considerando al saiga de Mongolia tan sólo una subespecie. Los estudios genéticos que se han llevado a cabo muestran pequeñas diferencias entre ambas variedades, lo que lleva a los expertos a considerar una única especie, aunque el debate al respecto no está del todo cerrado, ya que serían necesarios análisis genéticos que incluyan también ADN nuclear (no sólo ADN mitocondrial) y basados en un mayor número de muestras.

Los saigas habitan estepas secas y abiertas y semidesiertos. En el pasado su área de distribución se extendía desde Ucrania hasta el oeste de China, pero hoy en día ha quedado reducido. Desaparecieron de Ucrania en el siglo XVIII y de China a mediados del siglo XX. Hoy en día su rango se extiende desde la región rusa del Cáucaso hasta Mongolia. Existen cinco poblaciones del animal: una en Rusia, tres en Kazajistán y una en Mongolia. La población rusa vive en las estepas cercanas al Mar Caspio. La mayor población de la especie es la de Betpak-dala, que ocupa un extenso área en el centro de Kazajistán. La población del sur de Kazajistán acostumbra a entrar en territorio de Uzbekistán e incluso se adentra en Turkmenistán, aunque estos movimientos se han visto reducidos en los últimos años, en parte debido a la construcción de vallas fronterizas. En el oeste de Mongolia se encuentra la subespecie mongolica. Habitan desde altitudes inferiores al nivel del mar (en la cuenca del Caspio) hasta 1.600 metros en el oeste de Mongolia.

Área de distribución del saiga

Los saigas son animales nómadas que se mueven en grandes manadas entre los pastos de verano en las estepas y los pastos invernales de zonas desérticas más meridionales. La ruta migratoria comienza a finales de Noviembre, cuando los machos juntan un harén de unas pocas decenas de hembras, el cual defienden agresivamente. Durante la migración, los machos dedican poco tiempo a alimentarse y tienen lugar violentas batallas entre ellos que frecuentemente acaban con la muerte del animal. A finales de Abril se producirá la migración hacia los territorios del norte de nuevo. Las hembras dan a luz en esta época, normalmente a dos terneros, después de unos cinco meses de gestación. Cuando los terneros tienen unos pocos días de edad, el gran rebaño se rompe en grupos más pequeños para emprender la migración. Una vez alcanzados los territorios del norte, dichos grupos se desharán para volver a formarse de nuevo a finales del otoño. Son animales con una alta tasa de reproducción. Las hembras comienzan a criar antes del año de edad y los machos en su segundo año. Esto propicia que en años con un clima benigno, una población pueda incrementarse hasta en un 60%. Se alimentan de una amplia variedad de especies vegetales herbáceas y arbustos. Sus principales depredadores son los lobos.

Sello postal de Mongolia mostrando una imagen del saiga (fuente)

El número total de saigas fue estimado en unos 165.000 animales en Enero de 2018, de los cuales, alrededor de 124.000 serían individuos maduros. A pesar de ello, la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) considera a la especie en peligro crítico de extinción. Las poblaciones de este animal han sufrido abruptas variaciones a lo largo del tiempo (históricamente los rebaños han estado formados por millones de individuos), especialmente desde la desintegración de la Unión Soviética en 1991, cuando los cambios políticos y económicos que se produjeron llevaron a un debilitamiento de los sistemas de protección de la naturaleza y a una desaparición de fronteras que facilitó el comercio ilegal con los cuernos de los machos, apreciados en la medicina tradicional china como fuente de cura para diversos problemas, como los accidentes cerebrovasculares. Esta actividad dió lugar a manadas formadas por muchas más hembras que machos. También se les da caza por su carne. Otros problemas que afectan a la especie son la degradación de sus hábitats y la construcción de carreteras y canales.
Sin embargo, la mayor amenaza para los saigas la constituyen los diferentes episodios de muertes masivas que estos animales sufren cada cierto tiempo y que matan a miles de ejemplares. El más importante de estos episodios tuvo lugar muy recientemente, en Mayo de 2015, cuando más de 200.000 animales de la población kazaja de Betpak-dala perecieron súbitamente en apenas tres semanas, lo cual supuso la desaparición del 60% de la población mundial del animal.

Ejemplares de saiga muertos durante Mayo de 2015 en Kazajistán. (fuente)

Un estudio exhaustivo liderado por investigadores del Royal Veterinary College de Londres fue llevado a cabo para averiguar la causa de las muertes. En un artículo publicado en la revista Science Advanceslos científicos explicaron detalladamente todo el trabajo, tanto de campo como de laboratorio, llevado a cabo en aquellas fechas. Por ejemplo, observaron que los animales yacían muertos con una distancia entre ellos de unos 30-50 metros, lo cual indica que fallecían mientras estaban pastando. Justo antes de caer muertos, el comportamiento de los saigas sufría cambios, pasando de un estado normal a mostrar síntomas como depresión general, aletargamiento, debilidad en sus patas traseras, gruñidos, exceso de saliva alrededor de la boca, diarrea... La mayoría moría pocas horas después del comienzo de los signos clínicos. La epidemia sólo afectaba a los saigas, no se encontró alta mortalidad en otras especies salvajes ni en el ganado doméstico de la zona.
Los investigadores tomaron muestras de 32 animales muertos para realizar un análisis microbiológico y también practicaron necropsias a 10 saigas inmediatamente después de su fallecimiento, encontrando hemorragias en múltiples órganos internos. Basándose en la presentación clínica de la enfermedad y en los análisis microbiológicos de las muestras de tejidos, los científicos concluyeron que se trataba de septicemia hemorrágica causada por la bacteria Pasteurella multocida, una bacteria oportunista que vive en las vías respiratorias y el tracto gastrointestinal de muchas especies de mamíferos y aves. Esta bacteria casi siempre resulta inocua para los saigas, sin embargo, las elevadas temperaturas y humedad del ambiente combinadas pueden hacer que el microbio prolifere descontroladamente, causando una septicemia (infección generalizada) en los animales. Esto fue lo que sucedió en Mayo de 2015, así como en otros episodios de muerte masiva de la especie, los más importantes ocurridos en 1981 y 1988.

                                  

Actualmente los saigas cuentan con importantes medidas de conservación. La caza de estos animales está prohibida en todos los territorios que habita. La especie se halla incluida en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies en Peligro de Extinción (CITES), por lo que está prohibida cualquier acción comercial con el animal. Se planea proteger las áreas de cría y rutas de migración, así como endurecer las leyes contra la caza ilegal.

Más información sobre el antílope saiga:

http://wwf.panda.org/knowledge_hub/endangered_species/saiga_antelope/

https://www.iucnredlist.org/species/19832/50194357#taxonomy

http://www.arkive.org/saiga-antelope/saiga-tatarica/image-G6652.html

http://www.ultimateungulate.com/artiodactyla/saiga_tatarica.html

https://www.ecologiaverde.com/por-que-el-antilope-saiga-esta-en-peligro-de-extincion-1063.html

https://www.lavanguardia.com/natural/20180118/4498953200/bacteria-muerte-antilope-saiga-kazajistan.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Saiga_tatarica

http://www.rtve.es/alacarta/videos/el-planeta-azul/planeta-azul-milagro-saiga/3808174/

https://www.cms.int/es/news/signos-de-esperanza-para-el-ant%C3%ADlope-saiga-despu%C3%A9s-de-la-mortandad-masiva-de-2015