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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que contar y contarlo" (Oscar Wilde). "Me he dedicado a investigar la vida y no sé por qué ni para qué existe" (Severo Ochoa).
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jueves, 25 de julio de 2019

El oso negro asiático y el tráfico ilegal de especies

El oso negro asiático (Ursus thibetanus) es un úrsido de tamaño medio conocido por diferentes nombres comunes: oso tibetano, oso del Himalaya, oso de collar u oso de luna. Inicialmente fue bautizado como Selenarctos thibetanus (oso de luna tibetano), debido a la mancha de color crema en forma de cuarto creciente que exhibe en el pecho. Sin embargo, estudios posteriores demostraron su estrecho parentesco con el oso negro americano, del cual supuestamente divergió hace tres millones de años y con el cual comparte un ancestro común europeo, por lo que pasó a clasificarse dentro del género Ursus, junto al oso pardo, el oso polar y el ya citado oso negro americano. 
Su aspecto es similar al de algunas especies de oso prehistóricas. Algunos expertos piensan que es el ancestro del que derivaron las demás especies actuales de osos (excepto el panda gigante y el oso de anteojos) aunque no hay unanimidad a este respecto.

El peso de los machos oscila entre 60 y 200 kg, mientras las hembras suelen pesar entre 40 y 125 kg, llegando excepcionalmente a 140. La longitud de la cabeza a la cola varía dependiendo del ejemplar entre 120 y 180 cm, con una altura en posición cuadrúpeda entre 70 cm y un metro. La cola es corta, entre seis y diez centímetros aproximadamente, apenas visible bajo el pelaje. La cabeza es grande y redondeada, mientras que los ojos son pequeños. Las orejas son también grandes, de contorno circular y se disponen bastante separadas en la cabeza. La apariencia general es la de un oso pesado, con extremidades gruesas y fuertes y unas garras afiladas. El pelaje, de color negro, es más largo en la zona del cuello, formando una especie de melena. Es característica la mancha color crema en forma de V (cuarto creciente) que tienen en el pecho. El hocico es largo y estrecho y de color más claro que el resto del cuerpo. Se conocen algunos ejemplares con una coloración del pelaje marrón, aunque son muy escasos. Incluso han sido descubiertos unos pocos individuos con un pelaje rubio o mezcla de rubio y negro.

Ejemplar de oso negro asiático en el Zoo Aquarium de Madrid (fuente).

Se han encontrado restos fósiles de esta especie en diversos lugares de Europa, como los Montes Urales, Alemania o Francia. Sin embargo, en tiempos históricos el animal solo se encuentra en el continente asiático. Está ampliamente distribuido por dicho continente, abarcando su rango de distribución dieciocho estados diferentes. El límite occidental de su área geográfica se sitúa en el extremo sudoriental de Irán, donde existe una pequeña población probablemente conectada con otra población que habita el sur de Pakistán. También se encuentran poblaciones en las regiones montañosas del norte de Pakistán y de Afganistán. Más hacia el este, la especie se distribuye por la región del Himalaya, atravesando el norte de India y los estados de Nepal y Bután. Se encuentra en gran parte del sudeste asiático, llegando por el sur hasta Tailandia, Laos, Camboya y Vietnam. No hay registros históricos de la presencia de estos osos en Malasia. Más hacia el norte, también en el extremo oriental de Asia, encontramos a esta especie en buena parte del territorio chino, sobre todo en las áreas centrales y sudorientales del país, como por ejemplo el Tíbet (por ello que también sea conocido como oso tibetano u oso negro del Tíbet). Existen algunas poblaciones más pequeñas en el este del país, así como en su extremo norte, extremo oriental de Siberia y en la península de Corea. Habita asimismo las islas de Honshu y Shikoku en el sur de Japón, además de Taiwan y Hainan.
Se reconocen siete subespecies distintas, siendo U. thibetanus thibetanus la subespecie más abundante.


Su área de distribución se solapa en muchas zonas con la de otras especies de osos, especialmente en grandes zonas del extremo sureste del continente y en menor medida en el noreste de India, donde coincide con el oso malayo. Otras zonas de su área de distribución se solapan con zonas habitadas por el oso pardo, el oso bezudo o incluso el panda gigante.
El oso negro asiático habita una amplia variedad de áreas boscosas, desde el nivel del mar hasta los 4.300 metros de altitud. Con poca frecuencia se adentran en praderas alpinas desarboladas para alimentarse. Parece ser que estos osos se mueven entre diferentes altitudes siguiendo las variaciones estacionales en la abundancia de alimento, tendiendo a vivir a mayor altitud en verano que en invierno. La extensión del territorio ocupado por cada oso es variable en función de la disponibilidad de alimento: a mayor cantidad de alimento, menor es la extensión del área que ocupan.
La dieta de estos osos, al igual que la de la mayoría de los miembros de su familia, es omnívora. En regiones con grandes cambios estacionales de clima su dieta varía de una estación a otra, pasando de brotes y hojas de vegetación suculenta a frutos, insectos, corteza de árboles... En las regiones tropicales y subtropicales la fruta está disponible todo el año, por lo que constituye el pilar fundamental de su alimentación en estas zonas. En algunos lugares se alimentan frecuentemente de plantaciones y cultivos, como los campos de maíz y de avena y huertos de frutales. El área más seca habitada por estos osos es la zona sureste de Irán y Pakistán, donde la vegetación es escasa. En estos lugares, la especie ha adoptado unos hábitos más nocturnos que los del resto de sus congéneres, refugiándose durante el día del calor y de los encuentros con humanos en cuevas y saliendo por la noche a alimentarse en zonas ribereñas y arboledas abandonadas de palmera datilera y bosques silvestres de olivos y pistachos. La carne de otros animales también forma parte de su dieta, suponiendo un porcentaje que varía entre las distintas poblaciones. Entre sus presas se incluyen algunos mamíferos ungulados, ganado doméstico, invertebrados e insectos como las hormigas y las abejas. Han sido documentados casos de predación sobre búfalos o de aprovechamiento de los restos de presas cazadas por tigres. En este último caso, a veces estos osos se convierten en presas del tigre siberiano.

Sellos postales de Pakistán con la imagen del oso tibetano (fuente).

En las partes más septentrionales de su rango de distribución, o bien en zonas elevadas, en las que la fuente de alimentación queda cubierta por la nieve en invierno, el oso tibetano hiberna, con la excepción de las hembras gestantes, ya que dan a luz en los meses de invierno. Entran en sus guaridas entre octubre y diciembre y las abandonan entre marzo y mayo. Estas guaridas pueden ser de diferentes tipos: grietas en las rocas, agujeros en troncos de árboles, espacios bajo árboles caídos, cavidades bajo las raíces... En aquellos lugares donde hay disponibilidad de alimento a lo largo de todo el año, no se produce hibernación. Diferentes autores discuten sobre la naturaleza de la hibernación de estos osos, ya que no hay un periodo uniforme para todos, algunos individuos parece ser que hibernan durante todo el invierno, mientras otros solo hibernan durante los periodos más duros de la estación. La temperatura de su cuerpo no decae substancialmente durante este periodo. Además, pueden despertar con facilidad, por lo que hay autores que no lo consideran una verdadera hibernación. Sin embargo, su pulso decae al menos un 50% y no excretan urea ni productos sólidos en todo este tiempo, sino que los transforman en proteínas.

Estos osos tienen muy desarrollados los sentidos de la vista, el oído y el olfato. Usan estos tres sentidos para comunicarse con miembros de su especie, mediante la emisión de distintos sonidos, la realización de gestos y movimientos de dominio o subordinación que son percibidos visualmente por sus congéneres, orinando, frotándose contra árboles para impregnar su olor...

Se tiene poca información acerca de la reproducción de esta especie. La mayor parte de datos han sido extraídos de las observaciones en zoos. La época reproductora exacta es diferente en las distintas poblaciones del animal, pero generalmente el apareamiento tiene lugar en verano para después dar a luz en los meses de invierno (entre noviembre y marzo). Se piensa que pueden tener implantación retardada, es decir, el óvulo fecundado no se implantaría inmediatamente en la pared uterina, sino que pasaría un tiempo hasta el comienzo de su desarrollo. Se estima que el desarrollo podría iniciarse unos dos meses después de la fecundación, pero no se tiene claro si este fenómeno ocurre siempre o solo bajo determinadas circunstancias. La edad a la que estos animales se reproducen por primera vez es a los cuatro o cinco años. Cada camada está compuesta por uno o dos oseznos que permanecerán con su madre durante dos o tres años.
Han sido identificados híbridos de U. thibetanus con otras especies de osos, tanto en la naturaleza como en parques zoológicos. En 2005 un osezno macho de aspecto poco usual fue rescatado en un bosque de la provincia de Preah Vihear (Camboya) y llevado a un zoo del mismo país un tiempo después. Compartía características morfológicas del oso negro asiático y del oso malayo. Por ejemplo, exhibía en el pecho una mancha similar a la del primero, mientras que sus caninos y su pecho eran parecidos a los del segundo. El rostro era una mezcla de características de los dos. Los análisis genéticos demostraron que su ADN mitocondrial pertenecía a un oso malayo, mientras que su ADN nuclear era una mezcla del de ambas especies. Por tanto, era un híbrido entre un macho de oso negro asiático y una hembra de oso malayo. Tenía que tratarse de un híbrido natural, ya que no había zoos o colecciones privadas de las que se pudiera haber escapado un animal con estas características.
Asimismo, un zoo de Venezuela mantuvo desde 1964 juntos en el mismo cercado a un macho de oso de anteojos y una hembra de oso negro asiático, produciendo esta pareja varios descendientes a partir de 1975. También hay un informe de un híbrido entre oso negro asiático y oso pardo rescatado de una "granja de bilis" china en 2010.

Brandy, una hembra de oso tibetano rescatada de una plantación de aceite de palma en 1999. Es portadora de una mutación que hace que su pelaje sea rubio en lugar de negro (fuente).

El oso tibetano es una especie seriamente amenazada por los humanos. La pérdida de hábitat debido a la deforestación, la expansión de la agricultura, las redes de comunicaciones y las presas, junto con su caza indiscriminada para comerciar con su piel, sus garras y sobre todo su bilis, son las mayores amenazas sobre esta especie.
Como resultado de la deforestación, la diversidad de hábitats apropiados para estos osos está disminuyendo, lo cual tiene un impacto en el aislamiento de las distintas poblaciones del animal. Se sabe que incluso poblaciones cercanas geográficamente entre sí están aumentando su distanciamiento genético a raíz de la desaparición de hábitats que provoca una evolución separada entre poblaciones.
Como consecuencia de la expansión de los campos de cultivo y de la invasión de las áreas ocupadas por los osos, los conflictos entre los humanos y estos animales van en aumento. En un estudio realizado en el parque nacional de Dachigam (India), se evaluaron los distintos tipos de interacción entre estos osos y el ser humano mediante 227 entrevistas con habitantes locales entre los años 2007 y 2009. Tres tipos distintos de interacción fueron detectados: depredación sobre cultivos, ataques a humanos y depredación sobre el ganado. La más común fue la depredación sobre cultivos (el 85% de los encuestados afirmaron haberla sufrido). Este tipo de interacción tenía su auge en los meses de verano (junio a septiembre). Se informó de 19 ataques de estos animales a humanos, teniendo lugar la mayor parte de ellos en horas crepusculares. La depredación sobre el ganado fue la menos común de las interacciones estudiadas, con siete casos reportados en los que murieron 28 cabezas de ganado, atacadas principalmente en sus refugios nocturnos. Por lo tanto, los conflictos entre humanos y osos son frecuentes al menos en algunas zonas habitadas por estos últimos.


La caza destinada al comercio con distintas partes de estos osos supone la tercera gran amenaza para la especie. En algunos países es consumida como alimento su carne, sus órganos e incluso sus garras. La caza ilegal de estos osos tiene un efecto especialmente negativo cuando se combina con la deforestación de sus hábitats, ya que los cazadores furtivos consiguen acceder más fácilmente a los animales, que muchas veces se ven confinados en espacios reducidos. Los furtivos tienen especial interés en la vesícula biliar y las garras de los osos, que se han convertido en un caro manjar en varios países en los últimos tiempos. La bilis es usada en la medicina tradicional china, ya que supuestamente cura distintas enfermedades. Las granjas de osos para la extracción de su bilis han proliferado en los países de extremo oriente desde la prohibición de su caza en los años 80 del siglo XX. Se estima que alrededor de 12.000 osos son criados en estas granjas en territorio de China, Corea del sur, Laos, Vietnam y Myanmar. La especie usada para tal fin es mayoritariamente el oso negro asiático, seguida del oso malayo y el oso pardo en menor medida. La única especie de oso asiática que no se encuentra en estas granjas es el oso panda, ya que no produce ursodiol, un ácido biliar supuestamente eficaz para combatir afecciones como la formación de cálculos biliares entre otras cosas. 
Los osos son mantenidos en estas granjas en unas jaulas en las que casi no tienen libertad de movimiento en algunos casos durante más de 30 años. Las técnicas para la extracción de la bilis son bastante agresivas, provocando un gran estrés en los osos, que presentan elevadas tasas de mortalidad debido al estrés y a las infecciones. Muchos osos se ven obligados a vivir con un catéter conectado de continuo a su vesícula.

Osos tibetanos en actitud agresiva (fuente).

El oso negro asiático se encuentra clasificado en la categoría de "vulnerable" por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). Sus poblaciones están decreciendo debido a la presión del ser humano sobre la especie, a pesar de las medidas de protección que algunos países de su área de distribución han adoptado.


Más información sobre el oso tibetano: