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sábado, 4 de enero de 2020

La salamandra ciega de Texas, habitante de la oscuridad perpetua


Inicialmente bautizada como Typhlomolge rathbuni y actualmente conocida con el nombre científico de Eurycea rathbuni, la salamandra ciega de Texas es un endemismo del sistema de cuevas subterráneas que forma el acuífero Edwards cerca de San Marcos, en la zona central de Texas (Estados Unidos). 

La especie fue descubierta en 1896, durante la construcción de un pozo de casi 60 metros de profundidad excavado justo donde hoy en día está el campus de la Universidad Estatal del Suroeste de Texas y que serviría para abastecer de agua el criadero federal de peces situado en la localidad de San Marcos (Condado de Hays), sobre el acuífero Edwards. La descripción original de la salamandra fue realizada por Leonhard Stejneger, quien fuera conservador de anfibios y reptiles en el Museo Nacional de Estados Unidos. En los años posteriores a su descubrimiento, el número de ejemplares observados disminuyó considerablemente año tras año y la especie fue cayendo en el olvido, hasta que en 1938 los espeleólogos Charles E. Mohr y Kenneth N. Dearolf decidieron explorar una de las cuevas del complejo subterráneo conocida como Ezell´s cave, en la cual habían sido avistados algunos individuos. Ambos hombres descendieron por la entrada de la cueva haciendo uso de una cuerda y llegaron a una laguna poco profunda tras recorrer estrechos pasadizos de unos treinta metros de longitud. Durante las primeras visitas a la cueva no encontraron ni rastro de la salamandra ciega. Sin embargo, no se irían de vacío, ya que consiguieron hacerse con ejemplares de una especie de platelminto y dos especies de crustáceos hasta ese momento desconocidas para la ciencia. Fue en su cuarto descenso a la cueva cuando los dos hombres capturaron un ejemplar de la salamandra ciega de Texas. Dicho ejemplar era uno de los de mayor tamaño observados hasta entonces. Fue depositado en un acuario y estudiado en detalle por el Dr. Carl H. Eigenmann
En las décadas siguientes, de nuevo pocos ejemplares salieron a la luz, hasta que a finales de los años 70 el profesor de Biología en la Universidad Estatal del Suroeste de Texas Glenn Longley, comenzó una campaña extensiva de captura mediante red de estos animales, de tal manera que durante la década de 1980 fueron atrapados numerosos individuos, incluyendo localizaciones del sistema subterráneo de cuevas en las que anteriormente no habían sido vistos.

Una salamandra ciega de Texas fotografiada por Ryan Hagerty / USFWS (fuente)
El hábitat de estas salamandras son diversas cavernas, cuevas, pozos y conductos subterráneos inundados por el agua en el área de la citada localidad de San Marcos. Han sido observadas ocasionalmente ascendiendo por la superficie de rocas o nadando en aguas abiertas. En algunas zonas solo se conocen individuos que han sido drenados en pozos artificiales. 

Como resultado de la adaptación a vivir en un ambiente acuático y carente de luz, estas salamandras muestran ciertos rasgos anatómicos peculiares. Por ejemplo, sus ojos se fueron haciendo más y más pequeños a lo largo de la evolución de la especie, de tal manera que son ojos vestigiales (no funcionales) y aparecen como dos pequeños puntos negros debajo de la piel. Los antepasados de estos animales vivían en superficie y poseían ojos bien desarrollados, pero los actuales descendientes de aquellos animales no necesitan el sentido de la vista para desenvolverse en unas cuevas a las que no llega la luz. Como contrapartida, han desarrollado otros sentidos y estrategias para sobrevivir en estos inhóspitos lugares: están dotadas de una especial habilidad para detectar cambios en las corrientes de agua, algo parecido a la línea lateral de los peces. De esta manera, pueden sentir la presencia de presas a su alrededor.
Poseen branquias externas (rasgo neoténico), lo que les permite pasar todo su tiempo en las aguas subterráneas, sin tener que salir a superficie en busca de oxígeno. Sus extremidades se han transformado para adaptarse a la vida en el agua. Son muy largas y delgadas, ya que el propio medio líquido ayuda a sostener el peso de su cuerpo. Además, su cola está aplanada lateralmente y recorrida por una pequeña aleta caudal que las ayuda a propulsarse por el agua. 
A la hora de cazar, suplen su falta de vista con estrategias que las ayudan a ocupar la cúspide de la pirámide alimentaria de su ecosistema. Se arrastran por el fondo de las cuevas moviendo su cabeza hacia delante y detrás. Cuando localizan una presa abren rápidamente la boca aspirándola. Sus numerosos y afilados dientes les ayudan a retener a los pequeños animales apresados evitando que se escapen.
Estos animales han desarrollado la capacidad de detectar sustancias químicas en las aguas que les ayudan a diferenciar entre congéneres machos y hembras en la época reproductora. 
Como resultado de la evolución en un entorno sin luz, las salamandras ciegas han perdido la pigmentación de su piel, mostrando una coloración muy pálida, blanquecina, a excepción de sus branquias, que son de un color más rojizo debido a la gran cantidad de sangre que circula por su interior. 
Los adultos miden aproximadamente entre 8 y 14 centímetros de longitud.


La población total de estas salamandras se desconoce, ya que es muy difícil acceder a la profundidad de las cuevas que habita. La mayoría de animales se obtienen en los pozos artificiales al ser arrastrados por el agua. En los años posteriores a la construcción del pozo en San Marcos, solían emerger más de cien individuos por año, pero esta cifra enseguida decayó a unos pocos ejemplares anuales. Actualmente aún es bastante frecuente poder atraparlas mediante el uso de redes en alguno de los pozos excavados para extraer el agua del acuífero Edwards, aunque el número de capturas varía mucho entre un año y otro. El criadero federal de peces de San Marcos mantiene hoy día alrededor de 200 ejemplares, la mayoría de ellos capturados mediante red en alguno de los pozos cuando se encontraban en edad juvenil. Los animales en cautividad aseguran una reserva de efectivos en caso de ocurrir una catástrofe que acabase con la población en libertad de la especie.

No se conocen en profundidad los hábitos alimenticios de estos animales. Se supone que se alimentan de invertebrados acuáticos como anfípodos, caracoles de agua y el camarón tejano de cueva, especie típica del complejo de cuevas subterráneas del acuífero Edwards. Ocasionalmente han sido vistos individuos comiendo lombrices de tierra o intentando cazar insectos en la superficie de las aguas. No se sabe a ciencia cierta si tienen depredadores naturales.

Situación de la localidad de San Marcos (Hays County) en el acuífero Edwards, Texas central (fuente

La mayoría de datos que se conocen acerca de su reproducción han sido obtenidos a partir de salamandras en cautividad. Se sabe que las hembras maduran y se reproducen durante todo el año, sin responder a ciclos estacionales. Las hembras asumen un papel activo en estimular al macho a aparearse, realizando comportamientos como frotar su barbilla por la espalda del macho, arañarlo o abanicarlo con su cola. El macho deposita un espermatóforo en una roca y la hembra lo recoge con su cloaca. Posteriormente son depositados los huevos de los que eclosionarán las salamandras jóvenes.  Mediante su cría en cautividad se ha comprobado que la temperatura para que el desarrollo embrionario se lleve a cabo correctamente es de 20-21 grados centígrados. Temperaturas más bajas dieron lugar a malformaciones en los individuos en desarrollo. Estas temperaturas son muy similares a las de las aguas de las cuevas en que viven de forma natural, según han demostrado los muestreos llevados a cabo en determinadas zonas. 
Son animales neoténicos, por lo que el adulto retiene caracteres juveniles, como las branquias externas. No se conoce metamorfosis de manera natural en estos animales y los intentos de inducirla utilizando hormonas tiroideas dieron como resultado una metamorfosis parcial.
La longevidad máxima de las salamandras ciegas en la naturaleza no se conoce, pero en cautividad, el individuo más longevo del que se tiene constancia tenía 10 años y 4 meses, siguiendo vivo en el momento del registro.

Ejemplar de salamandra ciega de Texas a punto de cazar un camarón de cueva de Texas (Palaeomonetes antrorum). (Fuente)

Eurycea rathbuni se encuentra protegida tanto por las leyes de Texas como por las leyes federales de los Estados Unidos. Está catalogada como especie vulnerable por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). La mayor amenaza que se cierne sobre este animal es consecuencia del reducidísimo rango geográfico que ocupa, ya que la contaminación por las actividades humanas de las aguas del acuífero en el que vive podría reducir drásticamente la población total de estas salamandras. Al ser animales que se guían principalmente por la detección de sustancias químicas en el agua para su reproducción, los contaminantes químicos podrían interferir en un proceso vital tan importante para asegurar la continuidad de la especie. Otra amenaza provendría del descenso de los niveles de agua en el acuífero provocados por el bombeo para abastecer zonas residenciales y comerciales en desarrollo en la zona.
En 2013 fue aprobado un plan del Servicio de Vida Salvaje y Pesca de los Estados Unidos para restaurar el hábitat y minimizar los impactos negativos sobre esta y otras especies.


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